Soy adiestrador y esto es lo que tienes que hacer con tu perro cuando llegas a casa
Cuando esté calmado, puedes ofrecerle un saludo afectuoso
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El momento en que llegas a casa es crucial para la relación con tu perro. Más allá de la emoción de reencontrarse contigo, es un momentos cargado de significado para tu mascota, ya que refuerza vínculos, establece normas de convivencia y satisface necesidades básicas. En este contexto, es de especial interés conocer qué hacer al llegar a casa para garantizar el bienestar físico y emocional de tu perro. Lo normal es que el animal salte, ladre o se muestre ansioso. Sin embargo, responder con la misma excitación puede intensificar este comportamiento y generar un círculo de hiperactividad. Por lo tanto, la mejor manera de actuar es mantener la calma.
Los adiestradores caninos recomiendan esperar unos minutos antes de saludar al perro para que pueda recuperar la tranquilidad. Cuando esté calmado, puedes ofrecerle un saludo afectuoso, pero controlado para reforzar la idea de que la calma es la conducta adecuada para que le prestes atención. Una vez llegado este punto, es importante que le observes para asegurarte de que se encuentra bien. Comprueba si presenta algún signo de malestar físico o cambios de comportamiento que puedan indicar ansiedad o estrés. Es muy fácil identificar si está relajado gracias al lenguaje corporal: orejas en posición neutral, cola baja o moviéndose suavemente y un cuerpo relajado.
¿Qué debes hacer con tu perro al llegar a casa?
El momento de llegar a casa no es solo un instante de alegría para tu perro, sino una oportunidad para reforzar su bienestar físico y emocional. Al actuar con calma, cubrir sus necesidades básicas y dedicarle atención de calidad, no sólo tendrás un perro más feliz, sino que también fortalecerás un vínculo inquebrantable.
Paseo y juegos
Una de las primeras cosas que debes hacer es permitir que tu perro haga sus necesidades. Aunque tenga acceso a un patio o a un jardín, un breve paseo es ideal, ya que además de hacer sus necesidades, puede explorar y socializar. Después del paseo, asegúrate de que tenga agua limpia y fresca a su disposición, especialmente durante los meses de verano.
Aunque el ayuda a liberar energía, muchos perros necesitan actividades extra, especialmente aquellos de razas activas como los Border Collie o los Labrador Retriever. En este caso, los adiestradores recomiendan combinarlos con actividades que también estimulen su mente. Juegos como buscar premios escondidos o resolver rompecabezas son divertidos y, al mismo tiempo, desarrollan su capacidad cognitiva y lo mantienen concentrado.
Por otro lado, los perros mayores o aquellos de razas menos activas pueden beneficiarse de ejercicios suaves. Es importante adaptar las actividades a las capacidades físicas de cada perro para evitar lesiones o agotamiento excesivo. Una vez satisfechas sus necesidades de ejercicio, es fundamental garantizar un espacio cómodo y tranquilo para que descanse.
Socialización
Dedicar tiempo de calidad a tu perro es esencial. Más allá de cubrir sus necesidades básicas, es importante estar presente, interactuar y mostrarle atención genuina. Esto significa observar su lenguaje corporal y su comportamiento y responder a sus necesidades con empatía.
Si tu perro ha estado solo gran parte del día, al llegar a casa puedes aprovechar para trabajar en su socialización. Llevarlo a un parque para que interactúe con otros perros o personas es una buena manera de fomentar sus habilidades sociales.
Alimentación
Si la hora de tu llegada a casa coincide con su comida, es importante que este momento sea tranquilo y disciplinado. Antes de servir su comida, asegúrate de que esté calmado, sentado o esperando pacientemente. Este tipo de conducta refuerza normas básicas de convivencia y previene comportamientos como saltar o ladrar por impaciencia.
Adiestramiento
La llegada a casa también es un buen momento para dedicar unos minutos al adiestramiento. Practicar órdenes básicas como «siéntate», «quieto» o «ven» no solo refuerza la obediencia, sino que fortalece el vínculo entre ambos. Estas sesiones deben ser cortas, positivas y divertidas, utilizando premios y elogios para motivar al perro.
En definitiva, cuidar de un perro requiere dedicación, paciencia y responsabilidad, ya que ellos dependen completamente de nosotros para satisfacer sus necesidades físicas, emocionales y sociales. Sin embargo, esta inversión de tiempo y esfuerzo se traduce en el bienestar del animal, así como en una experiencia profundamente enriquecedora para los cuidadores. Un perro es mucho más que una mascota: es un compañero fiel, un miembro de la familia y, muchas veces, un apoyo emocional invaluable.
La relación con un perro es única porque se basa en el lenguaje universal del cariño y la lealtad. Desde el momento en que cruzas la puerta de casa, su entusiasmo y alegría se vuelven un recordatorio de la pureza del amor incondicional. Además, el vínculo que se construye con un perro reduce el estrés, fomenta la actividad física y fortalece el sentido de responsabilidad. Por todo esto, el esfuerzo que exige su cuidado vale mucho más de lo que podríamos imaginar.