Comunicado de la Guardia Civil a todos los que tienen perro por lo que está pasando: «Cuidado si paseas…»


En los últimos años, la presencia de mascotas en los hogares españoles ha crecido de manera significativa. Nuestros amigos de cuatro patas forman parte esencial de la vida familiar, y su bienestar es una prioridad para cualquier amante de los animales. Sin embargo, durante el paseo, lo que puede parecer un momento de tranquilidad y conexión con la naturaleza, también puede esconder amenazas inesperadas. Una de ellas, y especialmente preocupante en primavera, es la aparición de la oruga procesionaria, un insecto que, pese a su pequeño tamaño, puede poner en grave peligro la salud de nuestras mascotas.
La Guardia Civil ha lanzado un aviso urgente a todos los dueños de perros en España, alertando sobre los riesgos que conlleva el contacto con estas orugas. Este insecto, que se suele versen zonas con pinos, tiene una característica especialmente peligrosa: su cuerpo está cubierto por diminutos pelos urticantes que, al entrar en contacto con la piel o mucosas de los animales (e incluso personas), pueden causar reacciones alérgicas de gravedad. El problema se agrava porque los perros, movidos por la curiosidad, tienden a olfatear o incluso intentar morder a estos insectos que se desplazan en fila sobre el suelo.
Alerta por la oruga procesionaria del pino
La oruga procesionaria del pino, cuyo nombre científico es Thaumetopea pityocampa, aparece sobre todo en los meses de primavera, aunque su presencia puede comenzar a notarse desde finales del invierno. Su ciclo biológico incluye una etapa larvaria en la que bajan de los árboles y se trasladan en fila hacia el suelo para enterrarse y formar crisálidas.
Es justo en ese trayecto terrestre donde el peligro se multiplica, ya que es más fácil que los animales las encuentren. Estos insectos son muy urticantes, y además sus pelos pueden desprenderse y flotar en el aire, representando un riesgo adicional incluso sin contacto directo.
Cuando un perro entra en contacto con una oruga procesionaria, los efectos pueden ser inmediatos y alarmantes. Entre los síntomas más comunes se encuentran la inflamación en la zona afectada (generalmente hocico, lengua o patas), salivación excesiva, nerviosismo, dificultad para respirar y, en los casos más graves, necrosis de la lengua o tejidos bucales. Incluso se han registrado casos de perros que han perdido parte de la lengua tras una reacción grave o que han fallecido por complicaciones respiratorias.
Ante cualquier sospecha de contacto con estos insectos, los expertos recomiendan actuar con rapidez. Lo primero es evitar que el perro se lama o rasque la zona afectada, ya que eso podría empeorar la reacción.
A continuación, se debe enjuagar cuidadosamente la zona con agua tibia (nunca frotar, para no romper los pelos urticantes y diseminarlos aún más) y llevar de inmediato al animal a un centro veterinario. Cuanto antes reciba atención profesional, mayores serán las posibilidades de que se recupere sin secuelas.
Medidas preventivas
La prevención es, sin duda, la mejor herramienta para proteger a nuestras mascotas. Durante los meses de riesgo, es preferible evitar paseos por zonas con muchos pinos, especialmente si se observan bolsas blancas colgando de los árboles, que son indicativo de la presencia de nidos de orugas procesionarias. Si no se puede evitar pasear por estas zonas, conviene mantener a los perros atados y bajo supervisión constante para impedir que se acerquen al suelo o huelan elementos sospechosos.
Desde la Guardia Civil insisten en la importancia de estar informados y actuar con responsabilidad. De hecho, a través de sus redes sociales y comunicados oficiales, han reiterado el mensaje: «Ten cuidado si paseas con tu perro y ves una oruga procesionaria». Esta advertencia no sólo busca concienciar a los dueños, sino también fomentar una actitud más atenta y preventiva en los entornos naturales.
Cabe recordar que no se debe intentar eliminar las orugas procesionarias por cuenta propia, ya que manipularlas sin el equipo adecuado puede resultar peligroso. Si se detecta una infestación en una zona frecuentada por personas o animales, lo más recomendable es avisar al ayuntamiento o al servicio de control de plagas para que se encarguen de la situación con los protocolos adecuados.
La salud de nuestras mascotas depende en gran parte de nuestra atención y cuidado diario. Un simple paseo puede convertirse en una situación de emergencia si no estamos atentos a nuestro entorno. No se trata de vivir con miedo, sino de conocer los riesgos y saber cómo actuar.
En conclusión, el mensaje es claro: informarse, prevenir y actuar rápidamente si ocurre un incidente. Las advertencias de la Guardia Civil no deben tomarse a la ligera, y como responsables del bienestar de nuestros perros, tenemos la obligación de protegerlos. Una acción tan sencilla como cambiar la ruta del paseo o mantener la correa puesta puede marcar la diferencia entre un día tranquilo y una visita de urgencia al veterinario. Cuidar de nuestros animales es cuidar de nuestra familia.