La espera para enterrar a los fallecidos en Madrid vuelve a «tiempos habituales» de un día

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Vista de un entierro en un cementerio de Valencia. (Foto: EFE)

Uno de los dramas más dolorosos que el coronavirus ha dejado en España es la espera de los familiares para poder enterrar a sus muertos. El dolor que se siente cuando la despedida pública no llega se suma al de muchos familiares que no pudieron celebrar un velatorio o un funeral en digna memoria del familiar que les había dejado. Ahora los servicios funerarios madrileños, la comunidad que más ha sufrido la espera para despedir a los fallecidos, vuelven a «tiempos habituales» de un día. Durante las últimas semanas el tiempo de espera se alargaba en torno a los tres o cuatro días.

Y es que el número de fallecidos en la ciudad de Madrid está acercándose «a las cifras habituales en estas fechas», aunque «todavía sigue por encima de la media». La funeraria municipal va adaptándose a esta nueva situación «adecuando los medios materiales y humanos a la misma, manteniendo el servicio en base a la demanda requerida».

Pese a que la Empresa Servicios Funerarios de Madrid no tuvo demasiados problemas con las inhumaciones (entierros), sí lo tuvo con las cremaciones, por lo que se firmaron acuerdos para incinerar fuera de la capital por la elevada demanda, «pero en estos momentos ya no es necesario».

En la misma línea, Parcesa ha informado de que «después de varias semanas en las que las funerarias de la Comunidad de Madrid se han visto desbordadas por el incremento de fallecidos debido al Covid-19, las unidades de cremación con las que se cuenta en Madrid capital y en el resto de la Comunidad, permiten atender a las familias sin retrasos en la realización de incineraciones».

Las instalaciones existentes en Madrid y las que tiene esta empresa funeraria en la Comunidad de Madrid (el Tanatorio Parcesa La Paz de Alcobendas, el Tanatorio Parcesa M40 y el Tanatorio Parcesa Villalba) están en condiciones de proporcionar a los allegados del fallecido «una despedida digna en el plazo de 24-48 horas».

Una vez superada la saturación que han sufrido las empresas funerarias en las últimas fechas, se vuelve a estar en condiciones de prestar sus servicios dentro de los plazos habituales, que en ningún caso deberían superar las 48 horas.

Tal y como marcan las autoridades sanitarias, se están realizando entierros en sepulturas y nichos con un máximo de tres acompañantes para evitar acumulaciones y garantizar unas condiciones seguras en el último homenaje. Igualmente, hasta tres miembros de cada familia pueden acudir a ver el comienzo de la cremación. El dolor continúa pero la espera para la necesaria, aunque incompleta, despedida se reduce.

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