Adiós a esta discoteca de Madrid: es la favorita de los famosos y echa el cierre
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Madrid es una ciudad que nunca duerme, y su vida nocturna ha sido durante décadas uno de sus grandes sellos de identidad. Desde los bares castizos hasta los locales más exclusivos, la capital siempre ha tenido una oferta de ocio para todos los gustos. Entre ellos, Opium Madrid ha brillado con luz propia. Ésta famosa discoteca, situada en pleno corazón de Chamberí, en la calle José Abascal, ha sido punto de encuentro de famosos, futbolistas, influencers y empresarios en Madrid durante años.
Su nombre era sinónimo de lujo, exclusividad y noches interminables. Sin embargo, lo que hasta hace poco era una referencia absoluta en la noche madrileña está a punto de desaparecer tal y como lo conocíamos. Opium, conocido por muchos como la discoteca favorita de los futbolistas, vive hoy una etapa incierta que podría culminar con su cierre o una transformación radical. Una noticia que ha sorprendido a sus clientes más fieles y que confirma que ni los templos del ocio están a salvo del paso del tiempo, los cambios de tendencias y, sobre todo, de las consecuencias de una gestión complicada y llena de altibajos.
La discoteca más famosa de Madrid cierra sus puertas
La sala de fiestas, que durante años fue uno de los lugares más codiciados para vivir la noche madrileña, atraviesa actualmente uno de sus peores momentos. A pesar de su fama y su clientela de alto nivel adquisitivo, Opium no ha conseguido sostener el ritmo en los últimos tiempos. El Grupo Costa Este, propietario del local, ha confirmado que su gestión ha llegado a un punto crítico. Los altos costes de mantenimiento, junto a una caída progresiva en la afluencia del público, han sido algunos de los detonantes que empujan a un cambio de dirección inminente.
A lo largo de los últimos años, Opium Madrid ha sido testigo de fiestas multitudinarias, sesiones exclusivas y eventos privados de primer nivel. El local, que incluso adaptó su horario para ofrecer también sesiones de tarde y eventos corporativos, contaba con zonas VIP que garantizaban privacidad total a sus clientes más conocidos. Se dice que futbolistas de élite como Cristiano Ronaldo, y otros jugadores del Real Madrid y Atlético, eran habituales en sus reservados. Uno de ellos, incluso, tenía acceso directo desde un aparcamiento privado, ideal para evitar la exposición mediática.
Sin embargo, la exclusividad no ha sido suficiente para sortear los problemas. Las denuncias por exceso de ruido, las quejas vecinales y las inspecciones municipales por temas de seguridad y regulación han sido constantes. Además, la discoteca ha estado envuelta en varios escándalos judiciales. El más grave, el caso de explotación laboral de las llamadas «chicas imagen», por el cual el dueño fue detenido como presunto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores. Estos hechos mancharon profundamente la imagen del local, que nunca llegó a recuperar del todo el prestigio perdido.
Los precios, cada vez más elevados, también alejaron a parte del público habitual. Aunque la discoteca seguía atrayendo a un perfil económicamente potente, la sensación generalizada era que Opium había perdido el encanto que la caracterizó en sus mejores tiempos. La falta de renovación en la oferta musical, una atención al cliente cada vez más impersonal y una competencia feroz por parte de otros locales emergentes en Madrid terminaron por minar su posición.
Éste no sería el primer cambio de identidad que sufre el local. Antes de llamarse Opium, el establecimiento era conocido como MOMA, otra discoteca emblemática de la capital que fue cerrada por el Ayuntamiento en 2015 debido a graves problemas de seguridad. Tras una profunda reforma, reabrió bajo su nuevo nombre con la intención de dejar atrás el pasado y comenzar una nueva etapa. Una etapa que, pese al esfuerzo inicial, también ha estado salpicada de problemas.
La intención ahora es que el local pase a manos de un nuevo operador que pueda revivirlo con una propuesta diferente. No se trata necesariamente de una despedida definitiva, sino más bien de un punto y aparte. Las nuevas gestoras tendrán que enfrentar el desafío de reconectar con el público, ofrecer una experiencia única y sobre todo, garantizar que el nuevo proyecto se ajuste a las normativas y exigencias municipales. Tarea nada sencilla si se tiene en cuenta el historial del lugar.
Para muchos, la caída de la discoteca más famosa de Madrid simboliza un cambio de ciclo en la noche de la capital. El ocio nocturno, golpeado por las restricciones de los últimos años y la evolución de las costumbres, ya no es lo que era. Hoy el público busca experiencias distintas, más integradas con la gastronomía, el diseño y la música en vivo. Los espacios que sobreviven son aquellos capaces de reinventarse sin perder su esencia.
Opium Madrid, tal como lo conocimos, parece estar llegando al final de su camino. Quizá con el tiempo vuelva a abrir bajo otro nombre, con otro concepto, con otra filosofía.
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