Seis consejeras feministas de Puig y una ministra valenciana de Sánchez callan ante la vileza de Oltra

Mónica Oltra
Ximo Puig y Mónica Oltra en una manifestación del 8M en Valencia.
Manuel Cerdán

Seis consejeras del Gobierno de la Generalitat valenciana, presidido por el socialista Ximo Puig, y la ministra valenciana, Diana Morant, del Gobierno de Pedro Sánchez, todas ellas autodefinidas como feministas, se han mantenido en silencio ante el oprobio y la vileza de Mónica Oltra. La vicepresidenta de Puig permaneció hasta ayer como número dos de la comunidad autónoma pese a haber sido imputada judicialmente tras encubrir a su ex marido en un caso de abusos sexuales de una menor que estaba tutelada por un organismo de la Generalitat dependiente de su departamento, entre 2016 y 2017.

La líder de Compromís, que se aferraba a su cargo de vicepresidenta y consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas, ha sido citada como investigada para el próximo 6 de julio por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma. Por otros casos similares y de menor calado del Partido Popular la propia Mónica Oltra y las ocho integrantes de los gobiernos socialistas exigieron de manera brusca la dimisión inmediata de los afectados.

En el caso valenciano se da la circunstancia de que todas ellas, de perfil feminista o que se han jactado públicamente de la condición de “feminista” de los gobiernos de Sánchez y Puig, han permanecido mudas frente a la resistencia de Oltra a presentar su dimisión y durante el escándalo del encubrimiento a su ex marido.

El Gobierno de la Generalitat valenciana, tras su composición en mayo de 2022, fue presentado por sus propias consejeras como el que más iba a luchar por la igualdad y la dignidad de las mujeres, pero se olvidaban de la joven de 14 años que había recibido abusos sexuales de Luis Eduardo Ramírez, el ya ex marido de la líder de Compromís. Maite sufrió todo un calvario por parte de quien entonces era su educador en un centro de menores. El sistema de protección pública lo tapó. La adolescente declaró a OKDIARIO que todos sabían que el abusador “era el esposo de alguien importante”. Por eso la Justicia investiga si Oltra llegó a conocer las prácticas sexuales de su pareja y decidió ocultarlas o entorpecer las pesquisas.

La ministra valenciana de Ciencia e Innovación, Diana Morant Ripoll, lleva poco tiempo en el Gobierno de Pedro Sánchez, pero ha tenido la oportunidad de demostrar desde su tribuna feminista su solidaridad con la joven agraviada, pero ha preferido permanecer en silencio para no entorpecer los acuerdos del Botánico. La ex alcaldesa de Gandía tampoco ha censurado el comportamiento de Mónica Oltra ni la ha forzado a presentar su dimisión, como cuando su partido se cebó en Valencia contra Rita Barberá por un asunto de corrupción tan insignificante, que de por sí se conocía como “pitufeo”. Aquel acoso llevó a la ex alcaldesa de Valencia a perder la vida.

Las consejeras del silencio

Las seis consejeras del Gobierno de Ximo Puig, que se han mantenido en silencio sobre la actitud indecorosa de Oltra, son: Gabriela Bravo (Justicia, Interior y Administración Pública); Raquel Tamarit (Educación, Cultura y Deporte, de Compromís y ex alcaldesa de Sueca como Joan Baldoví); Josefina Bueno (Universidad e Innovación, de PSPV-PSOE); Mireia Mollà (Transición Ecológica, de Compromís); Rebeca Torró (Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, de PSPV-PSOE); y Rosa Pérez Garijo (Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, de Esquerra Unida).

La realidad es que la Audiencia Provincial de Valencia confirmó la sentencia de cinco años de prisión y 6.000 euros de indemnización por responsabilidad civil por un delito de abusos sexuales a Luis Eduardo Ramírez, el ya ex marido de la vicepresidenta primera de la Comunidad de Valencia, Mónica Oltra. Ahora falta por conocer cuál fue el comportamiento de la líder de Compromís, que otrora se presentaba en las Cortes valencianas con una camiseta con la imagen de Francisco Camps y la leyenda: “Wanted” (Se busca).

De todas las consejeras, destaca el comportamiento de la actual pareja sentimental del presidente Ximo Puig, la fiscal Gabriela Bravo, que fue miembro del Consejo General del Poder Judicial y que siempre ha demostrado durante su trayectoria profesional la lucha por los derechos de la mujer.

La consejera Bravo exponía durante una entrevista en la revista de Registradores de la Propiedad sus convicciones feministas: “El 8M es un símbolo para la acción y la reflexión colectiva. Para dejar muy claro que no se puede consentir que haya un porcentaje tan alto de mujeres que siguen sufriendo acoso sexual… La batalla, librada por tantas generaciones de mujeres valientes, aún está lejos de ser un éxito total”. Las palabras pronunciadas por Bravo podían ajustarse al caso de la adolescente Maite.

Pero sus declaraciones se acercaban aún más al perfil de la joven agraviada cuando afirmaba: “En nuestro país más del 80% del maltrato sigue oculto. Son mujeres que nunca han denunciado ni han pedido ayuda a nadie. El sistema debe de estar preparado para prevenir y detectar las situaciones de maltrato. Desde la Conselleria de Justicia hemos puesto en marcha un plan basado en tres ejes: más recursos para ayudar y proteger a las víctimas, formación de las plantillas que atienden de manera integral a las víctimas y coordinación con todos los agentes y servicios públicos implicados”.

La adolescente que sufrió los abusos del ex marido de Mónica Oltra y que, luego, se esforzaron por encubrirlos sí pidió ayuda, pero se encontró con la ley mafiosa de la omertá, del silencio. Jamás fue protegida por el sistema ni por los parámetros defendidos por la consejera de Justicia valenciana.

Montero y el “sí es sí”

Si al ex de Oltra le tuvieran que aplicar la ley del “sólo sí es sí” la tipología penal sería muy distinta: en lugar de un delito de abusos se le aplicaría el de agresión sexual. Irene Montero, la ministra de Igualdad, cuando el Congreso aprobó la ley escribió el siguiente tuit: “Las mujeres tendrán por fin una ley que garantiza su libertad sexual. El Gobierno y la mayoría feminista del Congreso estamos aquí para que nuestro país sea un lugar más libre para las mujeres”.

Su mensaje era categórico y contundente, pero en todo este tiempo jamás han salido de su boca unas palabras de apoyo y solidaridad hacia la adolescente ultrajada y, mucho menos, sobre el comportamiento de Oltra. “Una vez más salió victorioso el cinismo de las mujeres feministas que se dedican a la política”, manifestó a OKDIARIO una persona que sí ha ayudado a la joven Miriam.

Cuando Puig nombró su Gobierno destacó su condición feminista: seis consejeras más la vicepresidenta, Mónica Oltra, que está bajo el foco de la indignidad. El Gobierno del 2ª Botánico se jactaba de la presencia mayoritaria de la mujer en el nuevo ejecutivo. El diario Levante, el líder de la prensa valenciana, destacaba entonces en una de sus informaciones uno de los eslóganes de la coalición socialista con Compromís: “La mayor presencia de mujeres permitiría también al Consell incidir en uno de los puntos de los que ha hecho bandera y ha señalado como prioritarios durante los siete años de gestión: el feminismo”.

Sin consuelo

Sin embargo, ninguna de sus consejeras ha tenido una señal de consuelo hacia la adolescente ultrajada. Las integrantes del Gobierno de Puig siguen enrocadas en la versión de la campaña ultraderechista, pero la dimisión de Oltra ha demostrado que ya no valen las excusas propagandísticas.

Con el caso Oltra las consejeras han tenido la oportunidad de demostrarlo después de varios meses de escándalo y de las declaraciones de la adolescente mancillada, pero no se han atrevido: “Una vicepresidenta feminista, como ella misma se ha calificado en más de una ocasión, encubre a su marido por abusar de una menor, según la acusación judicial, y no pasa nada. El mutismo es general en el Gobierno, supuestamente, más feminista de España”, asegura a OKDIARIO una ex dirigente socialista.

El pasado 8 de marzo, las asociaciones feministas de la Comunidad Valenciana recorrieron las calles de Valencia con el lema “Les dones fem la revolució feminista” (“Las mujeres hacen la revolución feminista”). Participaban más de 200 organizaciones y la manifestación iba presidida por el presidente Ximo Puig y la ya ex vicepresidenta, Mónica Oltra. Durante la marcha nadie tuvo un gesto de recuerdo hacia una adolescente de 14 años que había sufrido abusos en un centro tutelado de la Generalitat por el esposo de la mujer más poderosa de la Comunidad.

Entre las asistentes se encontraban también las consejeras Gabriela Bravo, Mireia Mollà y Rosa Pérez Garijo. En un día tan señalado para el feminismo, una vez más todas ellas pasaron de puntillas sobre el oprobio de Oltra, que seguía con el mantra de que todo se debía a una persecución de la extrema derecha.

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