SEIS MESES EN LA PRESIDENCIA

Sánchez convierte la Internacional Socialista en una plataforma de autobombo para su proyección personal

Ya no habla de los retrocesos en Iberoamérica y en los dos únicos momentos que lo ha hecho ha llegado tarde o ha sido para la autopromoción 'sanchista'

Sánchez acumula su segunda derrota electoral como presidente de la Internacional Socialista en seis meses

La Internacional Socialista de Sánchez gobierna en 11 países con dictadura y sólo en 8 democracias

Pedro Sánchez el día que fue nombrado presidente de la Internacional Socialista
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Esta semana se cumplen los primeros seis meses desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se convirtiera en el rey de los socialistas del mundo a través de la presidencia de la Internacional Socialista (IS) y el balance no es nada halagüeño. En todo este tiempo, la IS ha quedado reducida en un trampolín para la promoción personal de Sánchez en vista de una posible derrota electoral que le permita dar el salto algún puesto de responsabilidad en alguna organización de carácter internacional.

Por ejemplo, los dos últimos comunicados de la Internacional Socialista tienen a Sánchez como protagonista de sus videos. Se trata de una grabación del 1 de mayo sobre el Día del Trabajador donde el jefe del Ejecutivo habla de la «defensa de todos los trabajadores del mundo». El comunicado anterior es del 29 de abril y provocó casi un incidente diplomático entre el gobierno de España e Israel, a cuenta del apoyo que el español ofreció a los manifestantes de izquierda israelíes que llevan manifestándose desde hace unos meses en aquel país precisamente por una reforma judicial que el Gobierno español quiso acometer también hasta que el Tribunal Constitucional la detuvo.

Desde que Sánchez se convirtió en monarca de los socialistas del mundo el posicionamiento de la organización ha quedado expuesta a sus propios intereses. La Internacional Socialista ya no habla apenas de los retrocesos democráticos en Iberoamérica y en los dos únicos momentos que lo ha hecho ha llegado tarde o ha sido para el autobombo sanchista.

El 10 de febrero se hizo la ola a sí mismo desde la organización que preside cuando declaró en un comunicado oficial respecto a la situación en Nicaragua donde el régimen comunista de Daniel Ortega viene sembrando el terror desde hace años: «aplaudimos la iniciativa del gobierno español encabezado por el presidente de la Internacional Socialista, Pedro Sánchez, de ofrecer la ciudadanía española a los 222 presos liberados hasta ahora y a todos los demás presos políticos en Nicaragua declarados apátridas».

Conviene recordar que, de hecho, el partido político del tirano Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional fue miembro de la Internacional Socialista hasta hace cuatro años cuando fue expulsado de su seno por las constantes violaciones de derechos humanos cometidas en el país. Pese a ello, en la Internacional Socialista desde que Sánchez se hizo cargo de su dirección no ha habido críticas a Venezuela o a Cuba, dos de los países con las dictaduras más represoras del mundo. Incluso en el caso de Venezuela el Gobierno español está inmerso en una operación de blanqueamiento del régimen de Nicolás Maduro para el levantamiento de las sanciones internacionales a pesar de que no ha habido ningún tipo de avance democrático ni se ha dejado de perseguir o acosar a los opositores políticos.

Respecto a Cuba, a pesar de que en un año los presos políticos han aumentado en 256 y superan actualmente el millar en una flagrante violación de la ley internacional y de los derechos humanos, el presidente del Gobierno como dirigente de la Internacional Socialista permanece mudo.

Otro caso significativo concierne al golpe de Estado fracasado del ex presidente peruano, Pedro Castillo, del pasado 7 de diciembre. Pues bien, hasta pasado un mes, el 13 de enero, la Internacional Socialista no reaccionó condenando lo ocurrido.

Si en los primeros cinco meses del pasado año la Internacional Socialista entró de lleno en 12 cuestiones de relevancia internacional, este año con Sánchez al frente sólo lo ha hecho sobre siete temas espinosos. Los temas principales que han centrado los posicionamientos de los socialistas del mundo han sido Israel y Sudán, pero nada que decir sobre Rusia, Ucrania, Taiwán o China.

Turquía es otro de los países sobre los que se ha dejado de hablar este año con la dirección de Sánchez. Hace un año que se lanzó un duro comunicado contra el régimen de Recep Tayyip Erdogan a quien la Internacional Socialista acusó de «querer silenciar a la oposición a través de la fabricación de cargos penales». Se referían los socialistas a la sentencia de diez años contra Canan Kaftancioglu, una de las arquitectas de la victoria socialdemócrata en Estambul, presidenta provincial en Estambul del Partido Republicano del Pueblo (CHP).

A día de hoy, Sánchez no quiere entrar en conflicto con Turquía por su cercanía y vínculos con el presidente turco. No ha apoyado aún a Kemal Kiliçdaroglu, su compañero de filas del Partido Republicano del Pueblo que se enfrentará Erdogan el próximo domingo en segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

En Grecia tiene otro frente abierto, donde el líder de los socialistas griegos, Nikos Androulakis, ya le acusó hace dos años por el acuerdo de venta de armamento con Turquía, y con los miembros del Frente Polisario, que tienen el estatus de observadores dentro de la Internacional Socialista, no se habla desde el giro radical que dio Sánchez en la política española respecto al Sáhara en 2022.

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