Sánchez abre una crisis diplomática con Israel al darle lecciones de democracia a Netanyahu
El ministro de Exteriores israelí advierte al presidente del Gobierno español que no tolerarán presiones desde el exterior
La Internacional Socialista de Sánchez gobierna en 11 países con dictadura y sólo en 8 democracias
Las protestas en Israel contra la reforma judicial del Gobierno cuentan desde ayer con un nuevo actor en escena: Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno español sacó a relucir la tarde de este sábado la obsesión histórica de la izquierda con Israel y fue reprendido minutos después por las autoridades israelíes.
Sánchez trató de quitarse la toga de primer ministro español por un momento y hablar como presidente de la Internacional Socialista para apoyar las manifestaciones que tratan de desestabilizar en los últimos tiempos el Gobierno de Benjamin Netanyahu.
El problema es que Sánchez no deja de ser el presidente del Ejecutivo español aunque hable en nombre de los socialistas de todo el mundo, por lo que la torpeza de sus palabras no sólo encontró respuesta en el Gobierno israelí, sino que prendió la mecha de un incidente diplomático.
«Queridos amigos israelíes, nosotros, como miembro de la Internacional Socialista, siempre hemos luchado por la libertad, igualdad, justicia y democracia. Sin embargo, como muchos sabéis, se trata de valores que no podemos dar por sentado y que tenemos que promover y defender a diario. Por ello, ahora como siempre, la Internacional Socialista se solidariza con el pueblo de Israel. Queridos amigos, siempre nos encontraréis en la lucha por la democracia», dijo Sánchez a la multitud congregada en Tel Aviv a través de una pantalla gigante.
Sin embargo, su mensaje, único remitido por un líder político en activo de todo el mundo contra Netanyahu, encontró contestación inmediata por parte del ministro de Asuntos Exteriores del país, Eli Cohen: «Para los negacionistas de las reformas, no hay líneas rojas, incluyendo su intento de comprometer la posición internacional de Israel». Añadió que, «ninguna organización o entidad internacional decidirá en nombre del pueblo israelí y estoy seguro que la intención de Sánchez no es esa. Como alguien que apoya las reformas, no me cabe duda de que fortalecerán la democracia y el equilibrio del gobierno».
Las redes sociales en Israel empezaron a arder también contra el presidente español: «deben ser las altas temperaturas de España, pero los dirigentes israelíes lo ignorarán», «España ya no es una democracia», «Sánchez el líder de los socialistas y de la extrema izquierda en América Latina», etc.
Antecedentes de España
Llama la atención que sea Sánchez quien se atreva de dar lecciones de democracia e independencia judicial a un país como Israel con un gobierno democrático, cuando hace tan sólo tres meses fue Sánchez quien impulsó la reforma de Código Penal para eliminar la mayoría de tres quintos del Parlamento para la elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial por mayoría simple. Un cambio normativo que ya paró Europa en su momento y por el que Polonia fue sancionada desde Bruselas con una multa que superó el millón de euros.
La modificación de ley sirvió para que el Gobierno español consumara el asalto al Tribunal Constitucional. Posteriormente, en enero, un grupo de vocales del Consejo General del Poder Judicial, remitió una carta al comisario de justicia de la UE, Didier Reynders, y a la vicepresidenta de la Comisión Europea, Vera Jourová, denunciando con detalle el asalto de Sánchez a la justicia española.
Por otro lado, la Internacional Socialista, de la que Sánchez se vanagloria en presidir ha sido históricamente el refugio ideológico internacional de sátrapas como el socialista Slobodan Milosevic en Serbia, condenado por el Tribunal Penal Internacional por genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en Croacia, Bosnia y Kosovo en la década de los 90. Otra de las figuras de dudosa reputación que fue de la Internacional Socialista es el dictador nicaragüense, Daniel Ortega, acusado también por la ONU de crímenes de lesa humanidad en el país centroamericano.
Tampoco se ha escuchado a Pedro Sánchez decir nada en favor de la democracia y contra la represión en otros países en manos socialistas y comunistas como Cuba o Venezuela. Es más, sobre Venezuela, el Gobierno español suscribió esta semana su conformidad con el levantamiento de las sanciones internacionales contra el régimen del presidente del país, Nicolás Maduro, a pesar de que la ola de represión y persecución política no ha cesado.
Lo mismo pasa con China o Irán, donde tanto Sánchez como los miembros de su gabinete han estado ausentes ante la ausencia de derechos y libertades que se viven en dichos países. Sin ir más lejos, cientos de mujeres iraníes han protestado en varias ocasiones frente al Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid ante el mutismo de España por el asesinato indiscriminado y encarcelamiento de mujeres iraníes que se negaban a llevar el velo.
La Internacional Socialista que preside Pedro Sánchez ha quedado convertida en un reducto marginal cuyos partidos afiliados gobiernan en 12 países con dictaduras y sólo en 8 democracias. Por ejemplo, uno de los afiliados es el partido del líder palestino, Mahmud Abás, quien lleva en el poder una década y que se niega a convocar elecciones pese a la presión internacional, excepto la de Pedro Sánchez.
Las manifestaciones que se producen desde hace meses en Israel cuentan con el apoyo de las fuerzas de extrema izquierda en el país y algunas fuentes apuntan a elementos vinculados con Irán y la Autoridad Palestina que buscarían con la excusa de las reformas judiciales una caída del Gobierno Netanyahu.