Netanyahu vence a Gantz muy por la mínima y opta a gobernar con el apoyo de partidos de derecha

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El primer ministro israelí Netanyahu celebrando los resultados del escrutinio. Foto: AFP

Benjamin Netanyahu y su partido, el Likud, han vencido por un escasísimo
margen las elecciones legislativas más apretadas de Israel de los últimos
tiempos. Tras prácticamente el escrutinio total de los votos, la formación del actual primer ministro israelí ha obtenido casi el 26,5% de los sufragios y el partido de centro Azul y Blanco algo más del 26%, todo después de una
carrera electoral apretadísima. Aunque esta pequeña diferencia deja a las dos formaciones políticas en un empate técnico con el mismo número de diputados.

La participación electoral ha sido baja, en torno al 67% de personas con opción a sufragio (6,3 millones de electores censados), casi cuatro puntos por debajo de los anteriores comicios legislativos de 2015, que llegaron al 71% de participación.

Netanyahu se mostró exultante ante sus seguidores por la pírrica victoria nada más terminar la jornada electoral, sobre todo después de una apretadísima pugna electoral con su rival Benny Gantz. El líder conservador manifestó haber obtenido una “victoria increíble”; un triunfo electoral que para el primer ministro ha supuesto “un logro inimaginable” y “casi inconcebible”. “El bloque conservador ha obtenido una gran victoria”, afirmó el primer ministro.

Por su parte, Gantz también remarcó que su formación había ganado los
comicios tras conocerse los primeros resultados oficiales. “Hemos ganados, los ciudadanos han dicho la última palabra. Reclamo el derecho a gobernar”, aseveró el dirigente centrista.

A pesar de haber tenido un ligerísimo margen a favor tras el recuento electoral, el Likud ha obtenido 35 escaños, los mismos que la formación Azul y Blanco, y además el Parlamento hebreo (Kneset) queda muy fragmentado por la división del voto. Aunque, con todo y con ello, Netanyahu aspira a formar Ejecutivo gracias, en principio, al apoyo que tendrá de partidos de derecha.

Benjamin Netanyahu, en el poder de forma ininterrumpida desde 2009, intentó movilizar a su electorado agitando el ‘fantasma’ de la llegada de los
izquierdistas al poder si lograba vencer la formación de Gantz. Todo ello a
pesar de que éste, ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas hebreas,
es considerado un político de centro partidario de una negociación con los
palestinos, pero sin alterar prácticamente la situación actual de asentamientos israelíes, y concienciado con políticas económicas con cierto tinte social, que no llegan al neoliberalismo cercano un capitalismo más ‘libre’ que representa el movimiento conservador del Likud.

Con un Parlamento muy fragmentado, el abanico de opciones para regir los
designios políticos israelíes en los próximos años favorece a Netanyahu, que puede llegar a los 65 años para gobernar gracias al apoyo de otras formaciones de derecha que pueden prestarle el soporte necesario.

Mientras, el rival centrista está lejos de poder formar Ejecutivo porque sus
principales aliados naturales de izquierda serían los laboristas, partido muy a la baja en los últimos años (la formación de Avi Gabbay se queda tras estas
últimas elecciones con la cuarta parte de los escaños que obtuvo en los
comicios de 2015), y el bloque más minoritario de Meretz, que con cuatro
escaños queda con un margen de maniobra muy pequeño.

Caída de formaciones árabes

Los partidos árabes, Haddas-Taal y Raam-Balad (con diez diputados entre los dos), han caído respecto a las elecciones de 2015 debido a la baja
movilización del voto árabe en estos comicios. En aquel año sí hubo una mayor agitación y participación en el mundo árabe. De hecho, en aquellas elecciones Netanyahu alentó el voto conservador para ganarlas utilizando en esa ocasión durante la campaña electoral el ‘miedo’ a la mayor acumulación de poder parlamentario por parte de formaciones abiertamente ‘propalestinas’.

Tras conocerse los resultados electorales, la Organización para la Liberación
de Palestina (OLP) adelantó que la mayoría política ahora es nociva para los
intereses palestinos. “Los israelíes han dicho no a la paz y sí a la ocupación”, ha expresado Saeb Erekat, secretario general de la OLP, teniendo en cuenta que de los 120 escaños que forman la Kneset solamente una decena ve favorablemente la solución de establecer dos Estados, con la creación de un Estado palestino independiente.

Hanan Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la OLP, ha manifestado
que en estos comicios «Israel ha elegido el racismo y el conflicto permanente». «Los votantes israelíes han elegido a sus representantes. Desafortunadamente, han elegido mayoritariamente candidatos que están claramente comprometidos con mantener el statu quo de opresión, ocupación, anexión y desposesión en Palestina, y aumentar el asalto en los derechos humanos y nacionales palestinos», ha expresado en un comunicado.

En contraposición a este bando, los partidos ultrarreligiosos israelíes sí han tenido una mayor movilización de sus bases, tanto Unión por la Torá y el Judaísmo como Shas han logrado buenos resultados electorales. Lo que puede pesar a la hora de pedir contraprestaciones a Netanyahu por su apoyo parlamentario, contrapartidas que obviamente en nada beneficiarán al mundo palestino y sí potenciarán el ámbito hebreo más ortodoxo, tanto políticamente como económicamente, a través de la obtención, por ejemplo, de fondos públicos provenientes de presupuestos.

Ante este escenario, Netanyahu ha reconocido el plan de gobernar apoyado
por el resto de los partidos de derecha. «Espero acabar pronto para formar un gobierno nacional estable. Será un gobierno de derechas, pero yo pienso ser primer ministro de todos los israelíes, derecha e izquierda, judío y no judío», ha asegurado el primer ministro israelí.

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