Israel desoye a la Casa Blanca al decir que va a atacar a Irán y coloca a EEUU en una peligrosa tesitura

Biden lleva días intentando apaciguar a Netanyahu para frenar la escalada bélica

Israel Irán
Antony Blinken, secretario de Estado de Biden (EFE).
Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

El Gobierno de Israel de atacar a Irán, se ha desmarcado de EEUU al anunciar a primera hora de la noche de este lunes (hora española) que ha decidido contraatacar a Irán. Desoye a la Aministración de Joe Biden: desde que el sábado por la noche se produjo el ataque de Irán contra Israel con más de 300 misiles, drones explosivos y cohetes, la Casa Blanca ha desplegado una intensa acción diplomática para apaciguar al presidente israelí, Benjamin Netanyahu, intentar que no contraataque al régimen de los ayatolás y evitar así una peligrosa escalada bélica que hace temer con una guerra a gran escala en Oriente Medio.

Netanyahu ha optado por desmarcarse de la posición defendida por Washington y, de esa forma, coloca a Estados Unidos ante una arriesgada tesitura en caso de guerra entre Israel e Irán: o participar en la estrategia militar del Gobierno hebreo o mantenerse en un segundo plano, limitando su acción a prestar únicamente apoyo defensivo a Israel, no ofensivo.

Esta última es la posición que la Casa Blanca había anunciado este fin de semana. En pleno intento por disuadir a Israel de responder militarmente contra Irán, desde el gabinete de Biden se apuntó a que EEUU iba a apostar únicamente por mantener su apoyo defensivo al suelo hebreo.

Los equilibrios de EEUU

Este lunes por la tarde, el Gobierno de Netanyahu ha dicho que tiene todo listo para contraatacar a Irán. Es decir, que ha decidido responder militarmente a Irán –está por ver el cuándo y el cómo–. Eso sí, pocas horas después, medios informativos israelíes han indicado que el Gabinete de Guerra de Netanyahu se va a reunir este martes para decidir los detalles de esta respuesta contra el régimen iraní.

Eso da todavía un margen a la diplomacia internacional que lidera Estados Unidos, que –en coincidencia con la UE- sigue presionando a Israel para que no dé el paso que ha anunciado. Pero si Israel activa finalmente su contraataque, éste va a obligar a la Casa Blanca a rediseñar su estrategia ante el horizonte de enfrentamiento agravado que se asoma en Oriente Medio.

En tal caso, la posición que acabe adoptando EEUU dependerá no sólo de cómo calibre su red de alianzas geopolíticas en la zona, que incluye no sólo a Israel sino también a Arabia Saudí y Jordania. También dependerá de los riesgos a mayor escala: Rusia no sólo no ha condenado el ataque de Irán contra Israel del pasado sábado por la noche sino que el ministro de Asuntos de Asuntos Exteriores de Putin, Sergei Lavrov, ha dicho públicamente que el régimen de los ayatolás no hizo más que hacer uso de su derecho a la «legítima defensa».

Rusia y China

Las palabras de Lavrov evidencian un claro alineamiento de Putin con Irán en este conflicto, aunque está por ver hasta qué punto estaría dispuesto a participar en una eventual escalada bélica. China, por su parte, ha hecho un llamamiento a la desescalada. De momento, es la única posición pública expresada por el gigante chino. Y a todo eso se suman los espinosos equilibrios que se dan entre los propios países islámicos de Oriente Medio.

Otro aspecto crítico es la capacidad nuclear tanto de Israel como de Irán. El régimen hebreo, el único Estado democrático de la región, cuenta con una avanzada capacidad militar que incluyen una considerable potencia atómica. Irán, por su parte, es en gran parte una incógnita en este sentido, dada la opacidad del régimen de los ayatolás y sus persistentes negativas a colaborar con las autoridades internacionales que llevan años exigiéndole que se someta a controles sobre sus reservas nucleares, que se teme que excedan los límites que se le han marcado.

Fuerza nuclear de Irán

En este sentido, es revelador lo que indicó el pasado febrero el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi: Irán –dijo– «no es completamente transparente» sobre su programa nuclear.

La diplomática crítica de Grossi la explicitó pocos días después de que el Ejército iraní exhibiera misiles coincidiendo con las celebraciones del 45 aniversario de la República Islámica, y después de que un ex alto cargo del régimen de los ayatolás dijera que este país tiene «en sus manos» todas las piezas necesarias para fabricar un arma.

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