La fragmentación política en Turquía divide aún más a la oposición

Recep Tayip Erdogan Turquía
Recep Tayip Erdogan

Hace un año, el candidato centrista de la oposición, Ekrem Imamoglu (CHP), ganaba las elecciones a la alcaldía de Estambul, apenas mes y medio después de que la Comisión electoral ordenase repetir los comicios municipales en la capital económica del país, donde la oposición se había impuesto sobre el partido del presidente Recep Tayyip Erdogan. Más allá de las dos ciudades más grandes de Turquía, la coalición de la oposición logró una gran representación en amplias zonas de la costa mediterránea como en Antalya o Mersin. Así, la oposición socialdemócrata llego a Estambul poniendo fin a 25 años de gobierno de partidos islamistas, iniciados por el actual presidente.

Esta victoria fue posible por que, por primera vez, los partidos nacionalistas, liberales y las distintas minorías lograron trabajar juntos de manera eficaz. Sin embargo, la pandemia del coronavirus y la crisis económica derivada de la misma ha abierto nuevas fisuras en la oposición turca, al mismo tiempo que la represión gubernamental contra el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) continúa aumentando.  El HDP, un partido pro kurdo fundado el 15 de octubre de 2012, aglutina distintas organizaciones progresistas y partidos de izquierdas. Este fin de semana, la Marcha por la Justicia y la Democracia, impulsada en parte por el HDP acabó convirtiéndose en una manifestación violenta  junto a un edificio del Parlamento en Ankara.

“Participé en la marcha en algunas ciudades. El nivel de violencia durante la manifestación fue peor que nunca: soldados, policía, helicópteros, armas por todas partes. Tratamos de caminar en paz, pero el Estado ni siquiera lo permite”, ha dicho dijo Garo Paylan, parlamentario del HDP para Diyarbakır, una ciudad de mayoría kurda en el sudeste de Turquía, al diario británico The Guardian. Según este periódico, al menos 45 alcaldes de los 65 municipios en los que ganó el HDP hace un año han sido destituidos o arrestados por presuntos vínculos terroristas. En este escenario, la sociedad turca considera que el Partido Republicano del Pueblo (CHP) debería ayudar al HDP.

Las elecciones de 2015 marcaron el fin de una era, ya que trece años después de llegar al poder en 2002, el  partido islamista de Justicia y Desarrollo (AKP) perdía su mayoría absoluta en las elecciones parlamentarias celebradas en el país. El HDP fue responsable de esta sangría de escaños al AKP al superar el umbral electoral del 10 % y conseguir entrar en el Parlamento por primera vez como partido con lista única, en vez de con candidatos independientes como había ocurrido en otras ocasiones. En respuesta, el mandatario turco canceló el proceso de paz iniciado en 2013 con los kurdos alegando que no era posible “mantener el proceso de paz con quienes amenazan la unidad nacional y la hermandad” e inició una purga contra los políticos y partidarios de este partido por sus supuestos vínculos con este grupo.

Sin embargo, Erdogan ha llegado a la conclusión de que mantener al HDP en el espectro político puede ayudarle a sacar provecho de las diferencias ente los diversos partidos de la oposición, frustrando los intentos de crear un frente unido, de acuerdo con el diario The Guardian. “Nos encontramos en un punto de inflexión crítico en Turquía. Toda la oposición debe reunirse en un terreno común para formar una alianza democrática contra el gobierno de un solo hombre. No debemos caer en las trampas divisorias y aislantes establecidas por el partido gobernante”, ha señalado Filiz Kerestecioğlu, representante del HDP en Estambul.

A principios del mes de junio, al menos 79 asociaciones y colegios de abogados de Turquía emitieron una declaración conjunta, pidiendo al Ejecutivo que revocase un proyecto de ley que podría poner en peligro la efectividad y la independencia de estas instituciones. El líder del principal partido de la oposición de Turquía (CHP), Kemal Kilicdaroglu,  se ha opuesto este martes a esta reforma legal, incidiendo en que los colegios de abogados eran considerados legalmente como entidades públicas según la constitución del país. “Un país no tiene dos bancos centrales. No habría dos gobernadores en una sola provincia. No habría dos gobernadores en un solo municipio. No habría dos ministros de finanzas”, ha asegurado Kemal Kilicdaroglu.

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