Caza de espías en Berlín: condenado a 13 años por revelar secretos británicos a Putin

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Vladímir Putin, presidente de Rusia (Foto: Europa Press - Ilya Pitalev).

Un guardia de seguridad de la embajada británica en Berlín ha sido condenado este viernes a más de 13 años de cárcel por espiar para Rusia. David Ballantyne Smith, de 58 años, se ha declarado culpable de ocho cargos en virtud de la Ley de Secretos Oficiales de 1911 y 1920, aunque ha afirmado que no ha causado ningún daño de forma intencionada. Esta condena se produce después de la detención de un segundo espía ruso en Berlín, que colaboraba con Carsten Linke, detectado hace semanas, dentro de una operación que ha enfrentado a las agencias de inteligencia europeas. No saben en quién confiar después del éxito de las últimas maniobras del presidente de Rusia, Vladímir Putin, ex agente de la KGB en Berlín.

David Ballantyne Smith ha reconocido que filtró información sobre negociaciones comerciales internacionales de Reino Unido y el número de tropas en la frontera con Ucrania. Este caso se une al de un último detenido en la ciudad alemana, que ha actuado como correo de Carsten Linke, anteriormente citado, descubierto hace semanas, ex soldado alemán que trabajaba para el Servicio Federal de Inteligencia de Alemania, como director de reconocimiento técnico, la unidad responsable de ciberseguridad y vigilancia de comunicaciones electrónicas, la cual aporta la mitad del volumen diario de inteligencia de la agencia.

Las autoridades alemanas en público han jaleado las detenciones. Sin embargo, tres funcionarios familiarizados con la investigación han manifestado su preocupación por el material que puede haber llegado a Rusia. Como topo ruso, ha tenido acceso a información crítica recopilada desde que Moscú invadió Ucrania el año pasado y ha conseguido información de espías alemanes, europeos y estadounidenses de la CIA. Un problema recurrente, ya que la inteligencia alemana tiene una larga historia de infiltración rusa, que se remonta a décadas atrás.

El último caso amenaza ahora con sacudir la confianza, a veces vacilante, de las agencias de inteligencia occidentales en Alemania, en un momento crítico en el que la invasión rusa de Ucrania ha planteado a Europa su mayor amenaza para la seguridad desde la Segunda Guerra Mundial, y en el que Moscú está intensificando sus esfuerzos de espionaje en todo el continente.

Precisamente, Alemania fue informada de los topos por otra agencia occidental. Un caso que ha puesto de manifiesto otras graves vulnerabilidades -sobre la falta de vigilancia de Alemania respecto al espionaje ruso y su falta de preparación para montar operaciones de contrainteligencia- sobre las que aliados como Washington y Londres han advertido durante mucho tiempo.

Durante años, a medida que los políticos alemanes han impulsado los lazos económicos con Moscú, en particular, comprando su gas, han cerrado muchas unidades de inteligencia centradas en Rusia. Mientras, Putin ha hecho de Alemania, el motor económico de Europa, su principal objetivo a derribar.

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