Estados Unidos

Caos en Los Ángeles: 40 detenidos en tres días de violentas protestas contra las redadas de Trump

La izquierda radical siembra el terror en las calles californianas por las operaciones de deportación de inmigrantes ilegales

Donald Trump ha enviado 2.000 soldados de la Guardia Nacional a Los Ángeles

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Rodrigo Villar

Los Ángeles se ha convertido en un campo batalla donde la extrema izquierda ha declarado la guerra a las autoridades federales por cumplir con las políticas anti inmigración de Donald Trump. Las cifras no mienten: casi 40 arrestados en tan sólo 48 horas, coches incendiados, barricadas improvisadas y ataques directos contra los agentes que están arriesgando su propia vida para intentar mantener el orden en la ciudad.

El Departamento de Policía de Los Ángeles se ha visto obligado a tomar medidas contundentes tras dos días consecutivos de disturbios promovidos por radicales que pretenden impedir que Estados Unidos ejerza su soberanía migratoria. Diez nuevas detenciones este lunes elevan la cifra de arrestados a casi cuatro decenas, una escalada que refleja la gravedad de unos altercados que han puesto en jaque a toda una ciudad.

Jim McDonnell, jefe de la Policía angelina, ha tenido que salir al paso de las críticas intentando equilibrar una situación que ha provocado la intervención del Gobierno federal a través del despliegue de 2.000 soldados de la Guardia Nacional. McDonnell ha asegurado que su «labor no es dividir a las comunidades», cuando lo cierto es que son precisamente estos grupos radicales quienes están sembrando la división y el caos en las calles.

La situación ha llegado a tal extremo que el propio presidente Donald Trump ha tenido que intervenir públicamente, enviando un mensaje claro y contundente a través de Truth Social. Dirigiéndose a McDonnell como «muy respetado», Trump ha sido categórico: debe considerar el despliegue de tropas «ya mismo» para que «estos matones no se salgan con la suya».

Las palabras del presidente estadounidense llegan en el momento justo, cuando Los Ángeles vive horas de auténtico terror urbano. El centro de la ciudad ha sido declarado «asamblea ilegal», una medida excepcional que refleja hasta qué punto la izquierda radical ha conseguido desestabilizar una de las principales metrópolis del país.

Los hechos hablan por sí solos: dos agentes heridos, seis vehículos incendiados, barricadas construidas con mobiliario urbano y pintadas vandálicas contra el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). La violencia ha alcanzado tal nivel que la Policía montada ha tenido que enfrentarse a fuegos artificiales lanzados directamente contra los agentes.

A través de las redes sociales, el Departamento de Policía ha advertido que «el uso de dispositivos incendiarios contra agentes de la policía montada será respondido con la fuerza adecuada», autorizando el uso de municiones «menos letales» que pueden «causar dolor y malestar».

Una advertencia que llega tarde, cuando ya se han producido heridos y destrozos millonarios en una ciudad que se desangra por la permisividad de unas autoridades locales que han perdido el control de la situación.

Los disturbios de Los Ángeles no son un hecho aislado. El «estado santuario» se ha convertido en el epicentro de la resistencia contra las políticas migratorias de Trump, políticas que cuentan con el respaldo de millones de estadounidenses que votaron precisamente por recuperar el control de sus fronteras.

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