Cameron se muda este miércoles, pero el gato Larry se queda en Downing Street

Downing Street
Downing Street.

Ya en las últimas elecciones tuvo que preparar su maleta, con el cuenco, los sacos de comida, los lazos con la bandera británica que de vez en cuando le ponen al cuello, su canastillo y su cepillo. El gato Larry se las vio perras cuando las encuestas daban como posible la victoria de David Milliband, el candidato laborista, alérgico a sus pelos. Finalmente, ganó David Cameron las elecciones del 7 de mayo de 2015, y con una aplastante mayoría absoluta. Aunque ahora abandona el 10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro que este miércoles ocupará Theresa May. ¿Se quedará Larry, el ‘primer gato’ de Reino Unido? Parece que sí.

Larry frecuenta las antecámaras del poder desde 2011, fecha en que fue enrolado para dar caza a las ratas y ratones que merodeaban por la residencia, no tan lejana al Támesis y cuyos cimientos son tan húmedos como el clima eterno de Londres.

El gato Larry fue ‘contratado’ por la Administración Cameron y, en un primer momento, se especuló con que sería despedido y debería buscarse o un nuevo trabajo o un hueco en la residencia de la familia… pero, además de que Theresa May no parece ser alérgica, se han dado dos graves circunstancias que desaconsejan su salida.

La primera, que David Cameron no tiene adónde ir, pues su casa está alquilada. El ya (casi) ex líder conservador no tenía previsto dejar la residencia oficial tan pronto (su mayoría absolutísima en el Parlamento de Westminster no lo anticipaba), de modo que el primer ministro saliente, su señora y los tres hijos de la pareja se irán a un hotel unas semanas y sus enseres a un guardamuebles. Y la segunda, que sigue habiendo roedores que cazar, por mucho que Larry no tenga muy buena fama en su trabajo.

«Es el gato de un funcionario, no de los Cameron», precisó un portavoz de Downing Street. «¡Se queda!», remató a las agencias de prensa.

Larry fue adoptado por los empleados del Gobierno en la residencia del primer ministro procedente de la Sociedad Protectora de Animales (SPA), cuando fue llevado a Downing Street después de que se advirtiera, en imágenes grabadas por las cámaras de los servicios informativos televisivos, la presencia de una rata fisgoneando ante la célebre puerta negra de la residencia del primer ministro.

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El gato Larry, con su lazo de la bandera de reino Unido. (Getty)

No obstante, la eficacia de Larry ha sido puesta en tela de juicio. Recibe numerosos obsequios y golosinas de sus admiradores y pasa la mayor parte del tiempo «probando la calidad (y confort) de los muebles antiguos en sus siestas» cotidianas, según un portavoz.

Siempre hubo un ‘Cazador de ratones en jefe’

Downing Street siempre contó con un felino cazador de ratas desde 1920. Según algunos, han gozado del título de ‘Cazador de ratones en jefe de la sede del gobierno’, e inclusive reciben un salario por sus servicios.

Humphrey, un gato de alcantarillas que se domicilió allí en pleno gobierno de Margaret Thatcher y sobrevivió a la gestión de John Major, fue jubilado en 1997 por Tony Blair –presionado por su mujer Cherie, según rumores de la época–. Éste recibía una pensión anual de 100 libras (120 euros).

Sin embargo, Larry es víctima de las políticas de austeridad y trabaja gratuitamente, en tanto el personal de Downing Street se encarga de alimentarlo.

Larry ha estado en varias ocasiones a punto de enzarzarse en peleas con Palmerston, el gato del vecino Ministerio de Relaciones Exteriores. Además, mantendría relaciones bastante difíciles con Freya, la gata de la familia de George Osborne, ministro de Hacienda, quien vive en la casa vecina, o sea, en el número 11… Aunque Freya pronto podría tener que mudarse si su amo no mantiene su cargo.

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