El relevo de la llama olímpica es una invención nazi
La llama olímpica, representada por la antorcha que llevan los atletas, es una invención nazi. Aquí te contamos más sobre ella.
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Antorcha olímpica, historia
El relevo de la antorcha olímpica se implementó por primera vez durante los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, organizados por el gobierno de Adolf Hitler. En los juegos de la antigua Grecia, existía la llama olímpica, pero esta se mantenía quieta en un brasero. Sin embargo, para el régimen nazi realizar un extenso recorrido con el relevo de la antorcha era un símbolo ideal para la propaganda.
El relevo de la llama olímpica, fue creado para un documental
Fue Joseph Gobbels, el ministro de propaganda del Tercer Reich quien explotó la idea del relevo de la llama olímpica. Contrató para ello a la cineasta Leni Reifenstahl, para que filmara un documental sobre la ruta de la llama, desde Atenas hasta Berlín.
El viaje de relevos de la llama, comenzó con su encendido en Olimpia y recorrió 3.187 km. En su camino, 3321 atletas, seleccionados por la pureza de su raza aria, se relevaron para llevarla hasta el estadio de Berlín, donde encendieron el pebetero olímpico durante la ceremonia de apertura.
El oficial portador era Carl Diem, un oficial alemán que fue el secretario general del comité organizador de los juegos. Después de la guerra, Diem siguió siendo un funcionario del deporte hasta su muerte en 1962.
La ironía de este relevo fue que, en 1940, cuatro años después de la celebración de los Juegos Olímpicos de Berlín, los alemanes habían invadido todos los países por los que había atravesado la llama.
El significado la llama olímpica
La llama conmemora un evento muy antiguo: el robo del fuego de los dioses por parte de Prometeo y su posterior entrega a los hombres. El origen se remonta a la antigua Grecia, donde se mantenía una llama eterna encendida en los templos.
Esta práctica pasó a la celebración de los juegos en Olimpia, en los templos de Zeus, Hera o Hestia, donde también se realizaban sacrificios de animales. Sin embargo, este fuego debía ser puro, por lo cual los antiguos usaban un skaphia, una especie de espejo parabólico.
En este disco, se concentraban los rayos solares y por ello alcanzaba grandes temperaturas, por lo cual, al acercar la llama, se encendía inmediatamente.
Fue en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, en 1928, que la llama olímpica volvió a utilizarse y desde entonces, es una tradición fundamental de los Juegos Olímpicos. Después de 1936, lo precedió el relevo de la antorcha, una costumbre que inventaron los nazis, pero que llegó hasta nuestros días.
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