Las claves del escorpión de mar gigante, un depredador insaciable
La heterogeneidad es una de las claves que más sorprenden de la naturaleza. La fauna mundial puede definirse como un sinfín de especies que van apareciendo con el paso de los años. Cada semana se produce un nuevo descubrimiento que deja a la comunidad científica sin palabras, y no solo valen los animales vivos en la actualidad sino también los prehistóricos. En este caso hablamos del escorpión de mar, un depredador que surcó los mares hace 450 millones de años.
El escorpión gigante
Los animales prehistóricos solían ser muy diferentes a los que conocemos en la actualidad. Unos organismos de unas dimensiones mucho mayores que basaban su estatus en su capacidad para cazar y defenderse. En este caso, el escorpión de mar puede definirse como uno de los depredadores más feroces de la prehistoria. Un animal de 1,5 metros de largo que dominaba los océanos en la etapa prehistórica y que se enmarca como la especie de euriptéridos más antigua de jamás encontrada.
Para determinar todos estos datos, los investigadores de la Universidad e Yale encabezados por James Lamsdell basan sus estudios en un fósil encontrado en Iowa (Estados Unidos). Un hallazgo en perfectas condiciones de un depredador extinto estrechamente relacionado con los arácnidos modernos. La investigación publicada en la revista BMC Evolutionary Biology asegura que es una de las especies más extrañas de la historia. Un animal que incluye una peculiar forma de paleta en la cabeza y en una de las piernas que utilizaba para desplazarse por el agua.
Un animal desconocido
El hallazgo del escorpión de mar ha generado una gran confusión entre unos científicos que nunca habían hallado algo similar. Un organismo que utilizaba unas extrañas paletas para nadar y excavar y el segundo y tercer par de extremidades para capturar a sus presas. Sí, este arácnido solo contaba con seis patas a diferencia de los actuales que cuentan con un total de ocho extremidades. Sin olvidarnos de que esta curiosa especia incluía una anatomía basada en las escamas, los folículos y unos enormes pelos de una densidad fuera de lo común. Un vello que utilizaban como una especie de radar sensorial con el que poder ubicarse en el fondo del océano. Sin duda, un auténtico monstruo prehistórico.
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