Gastronomía
Embutidos

Ni lomo ni jamón: el atípico embutido que sólo existe en una comarca malagueña y no conocen en el resto de España

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En España, pocos embutidos tienen el nivel de reconocimiento del lomo embuchado. Su sabor característico, su textura firme y ese equilibrio entre grasa y magro lo han convertido en un fijo en la despensa de muchos hogares. Es un clásico que no necesita presentación.

Pero en Málaga, concretamente en la Serranía de Ronda, se hace un embutido que por fuera parece lomo, pero es muy distinto. Se cura, se embucha y también se corta en lonchas, pero su sabor y textura lo ponen en otra categoría. Su nombre es tan poco conocido como su receta: bondiola. Y fuera de esta comarca, casi nadie sabe que existe.

Este es el embutido que parece lomo, pero se hace con el cuello del cerdo

La bondiola es un embutido tradicional y sabroso que todavía se prepara en algunos pueblos de Málaga. Ibéricos Aro, una empresa familiar de Cortes de la Frontera, es una de las pocas que la mantiene viva. La suya se elabora con cerdo ibérico de bellota y sigue una receta que ha pasado por generaciones.

Este embutido destaca por el corte que se utiliza: no se usa la caña de lomo, sino el cabecero, la parte del cuello del cerdo. Es una zona con más grasa infiltrada, lo que le da un sabor más profundo y una textura jugosa, muy distinta a la del lomo embuchado.

La pieza se limpia con cuidado y se adoba con sal, pimienta, pimentón y otras especias. Tras varios días de maceración, pasa por un secadero artificial donde pierde parte de su humedad.

Luego se embute en tripa natural, se ahúma ligeramente con leña de encina y plantas aromáticas, y comienza el secado natural, que puede prolongarse hasta cuatro meses. Es un proceso lento y exigente, que marca la diferencia en el sabor y la textura.

En total, la bondiola necesita entre seis y nueve meses para estar lista. No es un producto industrial. Cada pieza requiere atención, conocimiento y tiempo. Por eso, no lo encontrarás en grandes superficies ni en los catálogos habituales. Hay que ir a buscarlo, o pedirlo directamente a quienes lo hacen.

El resultado es un embutido de aroma potente y textura suave que sorprende a todo el que lo prueba.

¿Cuáles son las diferencias entre la bondiola y el lomo embuchado?

Lo que hay que tener en cuenta es que la diferencia clave está en el sabor y la textura. La bondiola es más jugosa, más grasa, y tiene un punto ahumado que deja huella. El lomo embuchado, en cambio, es más seco, más limpio al paladar, y algo más suave.

Ambos se elaboran a partir del cerdo, sí, pero no se parecen en nada una vez están curados. Por eso, a simple vista pueden confundirse, pero basta con probarlos para notar la distancia.

No se trata de competir. Son dos formas de entender la charcutería, dos sabores distintos para paladares diferentes. La bondiola tiene ese punto rústico que sólo se encuentra en productos que no se hacen en masa.

Cualquiera de los dos sería un acierto en una tabla de embutidos, acompañado de buen pan, algo de queso curado o, incluso, solo.