Vicente Gil: «Sánchez ofrece al Rey y a Leonor una lealtad que no conoce»
Cuando uno asiste a actos realmente históricos como el de hoy, se da cuenta de lo difícil que van a tenerlo quienes quieren destruir España. La Corona representa, como ninguna otra institución, la historia de España y la grandeza de nuestra nación. La jura de la princesa Leonor garantiza la continuidad de la Corona como eje esencial de nuestro sistema constitucional y democrático y la unidad y permanencia de España. Por eso, la extrema izquierda y los independentistas van a por la Monarquía. Porque saben que mientras haya Rey o Reina, habrá España.
Lo tienen difícil. Lo comprobaron el 1 de octubre de 2017 en Cataluña. Y lo comprobaron ETA y el nacionalismo vasco. España es mucho más de lo que creían en sus ensoñaciones provincianas. Aquí está España, todavía, pese a ellos. Y lo está gracias a la Corona en muy buena medida. Gracias a Don Juan Carlos (con sus errores particulares) y gracias a Don Felipe, cuyo reinado está siendo intachable.
Por eso, han encontrado en el narcisismo patológico, la bajeza moral y la debilidad política de Pedro Sánchez una oportunidad de oro de asaltar al Estado. Escuchar hoy al presidente del Gobierno ofrecer «lealtad» a la Corona al día siguiente de la foto con Puigdemont muestra la calaña del personaje y el nivel de rebaño adocenado en el que está el PSOE. ¿Puede un inmoral y un mentiroso profesional como él conocer lo que es la lealtad? ¿Un tipo que confunde su interés personal para seguir en el Gobierno con el interés de España y lo dice públicamente como el sábado en el Comité Federal sin la menor vergüenza? Eso es un dictador.
Le han preguntado a Felipe González si él se hubiera hecho la foto con Puigdemont. Felipe le ha contestado al periodista: «¿Por quién me tomas?». Más claro, agua. Escogieron, además, para rendir pleitesía al prófugo, cobardemente, el día de ayer -antes del gran acontecimiento de hoy- para tratar de tapar mediáticamente la indignidad de ese encuentro. No les queda un ápice de moral.
Los de Sumar, tres ministras y los socios de Sánchez no han ido al acto del Congreso y han llenado las redes sociales de su demencia habitual. Es la muestra de la distopía en la que vivimos. Mucho mejor. Su ausencia ha dignificado más el acto si cabe. Nadie les ha echado de menos. Sobraban. Sobraban ellos y su odio. Gracias a su ausencia hemos asistido, emocionados, a los casi cinco minutos de ovación de las Cortes Generales, que representan la soberanía nacional, a la princesa.
Pili y Mili, o sea, Irene Montero e Ione Belarra, han sacado hoy una publicación prometiendo hacer todo lo posible para que Leonor no reine y hablando del feminismo. Ya lo hizo Irene Montero con su padre el Rey Felipe. «Felipe No Reinarás», decían. Proponía Irene Montero (como Yolanda Díaz) que lo decapitaran en una guillotina. Otro detalle que les acerca a sus amigos terroristas de Hamás. Esta es la basura política y moral que nos gobierna. Pero aquí están el Rey y la Corona, que seguirán mientras ellas (Montero, Belarra…) pasarán a la parte más insignificante de la historia.
En este mes, la orincesa Leonor ha hecho más por las mujeres de hoy, del siglo XXI, por el feminismo y la igualdad que Montero, Belarra y todo ese grupo de señoritingas, burguesitas, antiguas, sectarias, acomplejadas, envidiosas y obsesas sexuales que puebla el ministerio de Igualdad. Muchas de ellas están ahí, simplemente, empezando por Irene Montero, por sus relaciones personales y sentimentales. Es un hecho objetivo conocido por todos. Lo más próximo, hoy, en España, a las viejas monarquías absolutistas son los casposos de Podemos y Sumar con sus machos alfas. Gracias a Dios no dan, intelectualmente, más de sí y solo sirven para verter su odio en una red social y escribir con faltas de ortografía.
Sánchez, el ególatra, ha vuelto a alejar al pueblo del Rey en el acto de hoy para evitar que su Yo enfermizo quedara herido con gritos de protesta. Da igual. Allí han estado Ayuso y Almeida para engalanar Madrid y llenarla de banderas y ciudadanos deseosos de vitorear al Rey y a la Princesa. La ‘Leonormanía’ ha comenzado y es la mejor vacuna contra Sánchez, su amnistía, Puigdemont, los ultras violentos del Gobierno y los independentistas.
Luego, en el Palacio Real, el Rey, en su discurso, le ha recordado a Leonor que «el sometimiento a la ley y la observancia del Derecho son una exigencia que obliga a todas las instituciones del estado». Un bofetón, con sonrisa real, en el careto del felón de la Moncloa que andaba por allí sentado. Un zasca que aún resuena por el Palacio Real y llega hasta Waterloo pasando por Moncloa y Ferraz.
El Rey Felipe, en estos años, ha rescatado la Monarquía del ‘Juancarlismo’ y a la Corona como institución ejemplar. «Leonor, no estarás sola en tu camino», le ha dicho el Rey a la Princesa, el padre orgulloso a su hija. Nos tendrá con ella, desde luego, a todos los que creemos en la libertad, la democracia, el estado de derecho y el progreso para nuestra nación que es España en torno a la institución que mejor la ha representado y la representa: la Corona.
De manera que… ¡Viva el Rey! y «larga vida y aciertos» para la Princesa de Asturias, como le ha deseado Don Felipe a Leonor en el brindis. Irán a por ellos, pero lo tendrán difícil.
Mientras haya Rey o Reina, habrá España. Pero guárdense, Majestad y Alteza. Porque lo tendrán difícil, sin duda, pero lo van a intentar pese a los cantos de sirena de una «lealtad» que no conocen.