Vicente Gil: «Sánchez y la copa de Navidad en Moncloa que este año iba a ser de Feijóo»

Una comisión del Parlamento Europeo está visitando Cataluña para evaluar el respeto al español en las escuelas catalanas. La componen una estonia, un alemán, un francés y dos polacos. Parece el inicio de un chiste, pero ni Cataluña ni España están para chistes. Por supuesto, la Generalitat está boicoteando su trabajo todo lo que puede.
Sus euroseñorías llevan 24 horas en Cataluña y están alucinando con la naturalidad con la que los representantes institucionales (empezando por el presidente de la Generalitat) o los sindicatos de la educación les dicen que ellos se pasan por el forro la sentencia del Supremo sobre el 25% de castellano en las aulas. La representante del sindicato Ustec, mayoritario en la educación catalana, les ha dicho literalmente: «Lo que piensa la mayoría está por encima de las sentencias». Ni Mussolini, el que colgaron por los pies, hubiera superado la frase.
«Esto es impensable en mi país», ha dicho boquiabierta la presidenta de la comisión, Yana Toom, de Estonia. Pero ha añadido: «Todo esto nos está dejando muy claro lo que pasa en Cataluña». A estos eurodiputados, que vienen de países realmente democráticos, les ha impactado especialmente la historia de Javier Pulido, el padre del niño de Canet. La historia de acoso brutal y social instigado por el propio consejero catalán de Educación contra esta familia por reclamar que se cumpliera, cuanto menos, ese 25% ínfimo de educación en español que establece el Supremo.
La masa votante puede, aún, pasar estas fiestas tirando de créditos y tarjetas revolving hasta la inanición financiera y la cola del hambre en la parroquia del barrio. En la Copa de Navidad de Moncloa, sin micros, por supuesto, Pedro Sánchez ha contado que no habrá una, sino varias reuniones si es necesario con el prófugo y con el curilla de Junqueras. Mientras, los del partido del prófugo siguen señalando con nombres y apellidos a jueces y fiscales sin que nadie los denuncie en el juzgado o vayan a detenerlos.
El grupo de estonios, franceses, polacos y alemanes del Parlamento Europeo no entiende nada. Porque es difícil entender el sinsentido al que hemos llegado en España. Nos conformamos con mendigar el 25% del español en la escuela mientras al independentismo se la bufa todo: el 25% y el Tribunal Supremo. El independentismo catalán y vasco son como esos niños malcriados a los que se les permite todo y que cuando intentan meterlos en vereda ya es imposible, escupen a la cara y pegan a sus padres.
Sólo se acojonaron, realmente, cuando les aplicamos el 155 y vieron reaparecer por allí a la Policía y la Guardia Civil poniendo orden. Se pusieron gallitos, pero salieron como ratas con el rabo entre las piernas de sus despachos de Sant Jaume. Su tontería se acabó cuando jueces y fiscales les aplicaron la ley y el Supremo les metió 12 años de cárcel y les embargó la pasta.
Luego, vino, como siempre, el PSOE y Pedro Sánchez a librarles de la cárcel y las multas. Como con los terroristas de ETA que veremos en breve sueltos por la calle, amnistiados, riéndose de todos nosotros, ocupando cargos y cobrando sueldos públicos mientras deben millones de euros a sus víctimas sin haber pagado la indemnización a la que fueron condenados.
Sánchez va cumpliendo, paso a paso, el calendario de su pacto con Bildu-ETA y el independentismo catalán. Se trata de que todo nos vaya pareciendo normal empezando por la mayoría totalitaria que nos gobierna, mientras arrinconan a Feijóo y a la oposición. Y mientras asaltan el Estado. Léase, Telefónica.
Por eso, señor Feijóo. Cuídese de visitas a Moncloa y del rollo ese de que usted es un facha porque no va a dialogar con el presidente del Gobierno. Ni falta que hace, por ahora, que vaya aunque sea inteligente ir y hacer el paripé. Haga lo que haga, el Gobierno seguirá acosándole. Y, desde luego, mantenga al Consejo del Poder Judicial libre de las sucias manos de Sánchez.
Sánchez quiere verle en Moncloa para hacerse la foto con la que ilustrar su tumba política y hacer su obituario. Mientras usted resiste, Sánchez va a buscar fotos con sus barones, consejeros autonómicos y alcaldes del PP para tratar de sembrar la discordia en el partido. Para hacerle pasar por un intransigente bunkerizado con Vox en Génova.
Sánchez va a tratar de comprar a sus barones y alcaldes del PP con condonaciones de deuda o ampliaciones de puertos para debilitarle. Dígale, señor Feijóo, a sus alcaldes y barones que no cedan a la tentación. Que la mano tendida con Sánchez o el cafre de Óscar Puente siempre tiene truco.
Y sea firme, señor Feijóo, con sus barones. Para que no pase como en la campaña del 23J y los pactos con Vox. Que con aquel criterio tan gallego de «respetar lo que decidan en cada territorio sobre los pactos con Vox» cada uno fue a su puñetera bola y resolvió lo suyo. Y así nos fue a todos.
Sánchez comerá el turrón en Moncloa. Hoy debería haber sido allí, señor Feijóo, su primera copita de Navidad para la prensa. Pero allí sigue el felón. Y no sabe, señor Feijóo, lo crecidito que está. Se lo habrán contado.