Vicente Gil: «Las actas del Comité de Crisis del DSN en Moncloa durante el covid esconden la verdad»

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«El caso Koldo duerme en La Moncloa», decía este fin de semana Miguel Tellado en OKDIARIO en referencia a Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez. Tellado recordaba que si Sánchez conocía los trapicheos de la trama cuando cesó a Ábalos, Sánchez cometió un delito al no denunciarlo. Sus posibles responsabilidades penales o, en su caso, las de su mujer, explicarían -al margen de su narcisismo enfermizo- su imperiosa necesidad de seguir en el poder a cualquier precio, aunque sea la amnistía de Puigdemont.

El caso Koldo cerca a Pedro Sánchez política y personalmente. Sánchez participó, deliberó y votó, sin inhibirse, en Consejos de Ministros donde pudo incurrir en un claro conflicto de intereses. La Ley de los Altos Cargos de la Administración General del Estado lo castiga con el inmediato apartamiento de su puesto.

Moncloa y el PSOE, mientras, siguen en shock, echando balones fuera y erráticos ante el tsunami que se les viene encima. El equipo de Propaganda Sincronizada y Tertulianos del Régimen se aferra hoy a tres elementos de gran altura política e intelectual para intentar distraer la atención: Yolanda Díaz, Esther Peña y la amnistía que quieren aprobar este jueves. En esto ha quedado España.

Hoy han puesto a Yoli de nuevo a decir chorradas para ver si, con sus tonterías del Libro Gordo de Petete, nos olvidamos de Koldo y Ábalos. Yoli ha dicho que no tiene sentido que haya bares abiertos en España a la una de la madrugada. La vena totalitaria comunista les sale a estos a la mínima.

Francina Armengol está achicharrada como presidenta del Congreso, pero todo apunta a que -a diferencia de Ábalos, que es un tipo fuerte, bregado y con mucha cara- a Armengol van a tener que sostenerla porque es psicológicamente vulnerable y la presión va pudiendo con ella poco a poco. No vaya a ser que una noche de estas por Madrid termine cantando.

En Ferraz, mientras, han sacado hoy otra vez a esa actriz secundaria del PSOE, Esther Peña, cuya designación como portavoz ya muestra el estado de deterioro del partido. Peña ha dicho que Armengol no tiene que dimitir porque no aparece en el sumario y que fue víctima de la trama. Las carcajadas se han oído hasta en la sede del Zamora Club de Fútbol. Armengol compró las mascarillas sabiendo que eran fake y ordenó el pago habiéndolas recibido ya y habiendo comprobado que eran una estafa. El argumentario del PSOE es de Tercera División, aunque a estas alturas de la película ya no cuela.

El problema es mayúsculo para Pedro Sánchez. Armengol es diputada. Si dimite de la presidencia del Congreso, cae la tercera autoridad del estado. ¿Dónde iría, además, Armengol? ¿Qué hacer con ella? ¿Al Grupo Mixto, con Ábalos, para seguir aforada? Cantaría mucho el paripé. ¿O a su casa, sin aforamiento, que es lo que Ábalos no ha hecho? Este lunes, por lo pronto, la han protegido y han cancelado dos actos donde era inevitable que Armengol se cruzase con la prensa.

Peor lo tiene Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial y Memoria Democrática. Es la memoria que ahora le falta para acordarse de la compra por 12 millones de euros de mascarillas a la trama Koldo con las mordidas incluidas sabiendo, como en Baleares, que las mascarillas eran una estafa. Es la Canarias del caso Tito Berni, que también salpica al Gobierno que Torres presidía. Torres no es diputado. Si Sánchez lo abandona y le hace dimitir, se queda en la calle, a merced de la Audiencia Nacional y de la UCO de la Guardia Civil.

Hoy sabemos, también, que Txiqui Montero conocía las irregularidades desde 2022 por una auditoría a Puertos del Estado que destapó la trama radicada en Transportes. Pero ella, por supuesto, que empujó a Ábalos a dimitir, no lo hará. Ya tiene experiencia en encubrir políticamente la corrupción estructural del PSOE de Andalucía. La caradura y el desparpajo con la que habla esta mujer es impresionante. Muestra su escaso nivel moral. Le da todo igual. Y sigue pensando que habla para los tontos que les votaban en Andalucía.

Luego está Marlaska que, como publica OKDIARIO, fue el más generoso pagando un sobreprecio a la trama Koldo por las mascarillas: un 30%. Marlaska, además, condecoró al principal comisionista y colega de Koldo y Ábalos, Víctor de Aldama, presidente del Zamora. Éste es el ministro del Interior que tenemos. Condecorando comisionistas ligados al PSOE mientras sus guardias civiles mueren, abandonados y sin medios, en el Estrecho.

Marlaska suma ya cuatro reprobaciones del Congreso y el Senado. Es el ministro más reprobado de la historia. Pero ahí lo mantiene Sánchez. ¿Cuántos secretos sabrá? ¿Es Marlaska otro tonto útil del sanchismo a cambio de un carguete o es que siendo juez sabe a qué se enfrenta?

Salvador Illa sigue agazapado en Cataluña, pero le llegará su hora. Él sabe lo que se contrató en su ministerio durante la pandemia.

Por cierto. Las decisiones se tomaban, en virtud del Estado de Alarma, en el Comité de Crisis del Departamento de Seguridad Nacional. En el búnker de La Moncloa. Tenía plenos poderes. Las actas deben hacerse públicas.

Y de paso. Pregunta para Illa: ¿Qué dos cargos femeninos suyos de aquella época (marzo-abril-mayo de 2020), firmantes por obligación de los contratos de compra de material, salieron llorando de más de una reunión en el DSN y gritando que ellas no firmaban más contratos?

Fuentes del Departamento de Seguridad Nacional contaban, entonces, al describir la escena, que la presión sobre ellas para que firmaran las compras de material era tal que no descartaban, en concreto de una, decían, según mis notas de entonces, «que termine suicidándose». Afortunadamente no ocurrió.

Que alguien investigue qué ocurría a diario en el Comité de Crisis del Departamento de Seguridad Nacional en el búnker de La Moncloa. Encontrarán muchas claves.

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