Vicente Gil: «Ábalos desafía a Sánchez. ¿Pulsará el botón nuclear del sanchismo?»

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El sanchismo empieza a devorarse. Ábalos ha desafiado a Sánchez, se queda en el Congreso y se pasa al Grupo Mixto. Ábalos no piensa ser la cabeza de turco de su ex jefe. La guerra es total en el PSOE. Siente que le han abandonado.

No es la primera vez que Sánchez se muestra como un desleal con quienes le ayudaron a estar donde están él y su mujer, Begoña Gómez: viviendo en el Palacio de La Moncloa. Sánchez está acostumbrado a cortar cabezas y a usar cortafuegos para salvarse siempre de las crisis, pero con Ábalos ha pinchado en hueso.

En su comparecencia en el Congreso, Ábalos ha lamentado que le abandonen todos en su partido («con la de favores y cargos que me deben», le ha faltado añadir), ha acusado a Sánchez de falta de compañerismo y ha enseñado la patita insinuando que hubo corrupción en varios ministerios y autonomías.

En el PSOE tienen claro que la exagerada escenificación teatral del repudio a Ábalos forzada por la dirección socialista no es el fin de este asunto, sino el comienzo. Una torpeza que puede complicar las cosas. Pocos dudan de que, tras Ábalos, llegarán Illa y Armengol, como mínimo.

Porque, para salvarse, Sánchez ha agitado el avispero en vez de calmarlo y Ábalos ha dejado claro estos días que este marrón no se lo va a comer él solo. A quien ha querido escucharle le ha dicho que tiene «muchas cosas que contar». Que vaya al juez si es así.

Ábalos defiende, cómo no, su inocencia. El ex ministro ha probado la propia medicina del sanchismo que él mismo ayudó a construir. Está compuesta por la mentira, la deslealtad, el egoísmo, la ambición personal desmedida, el todo vale, la mediocridad… y, en palabras del propio Ábalos hoy, «la miseria humana». El retrato perfecto de Sánchez, de su jefe, que, ahora, le abandona y lo tira al cubo de la basura, como antes hizo con otros.

Sánchez es un ingrato y un cobarde. Fue Ábalos, junto a la ambiciosa Begoña Gómez y su suegro, quienes levantaron al Sánchez hundido tras ser expulsado de la secretaría general con aquel pucherazo de la urna de cartón detrás una cortina que ya nos permitía vislumbrar al personaje. El primer acto de Sánchez para recuperar la secretaría general fue en Chirivella, en Valencia, donde Ábalos era el capo absoluto del partido. Sánchez iba entonces en un Peugeot. Ahora le ha cogido el gusto al Falcon y deja tirada a la gente que le ayudó.

Fue Ábalos a quien Sánchez encargó, al modo mamporrero de Óscar Puente, la defensa de su moción de censura contra Rajoy en la tribuna del Congreso en 2018. Fue en Ábalos en quien Sánchez delegó las compras urgentes de material covid centralizándolas en su ministerio. La orden de 20 de marzo de 2020 la firma Ábalos como autoridad delegada por el Estado de Alarma, pero una decisión así, por su enorme dimensión, sólo podía tomarse, como mínimo, con el visto bueno del presidente del Gobierno. ¿Por qué Sánchez centralizó la compra de mascarillas en el Ministerio de Transportes de Ábalos y no en el de Sanidad? Que lo explique.

Sánchez va a tener que explicar esto y muchas otras cosas, aquí y en Europa. Porque si su prestigio ya estaba tocado por la amnistía y sus desvaríos en la tribuna del parlamento europeo, ahora sabemos que casi todos los contratos de la trama Koldo fueron pagados con fondos europeos. La Comisión Europea ha pedido a la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude que investigue.

El descaro de la trama en el uso de los fondos es enorme. El actual ministro Ángel Víctor Torres, ex presidente de Canarias, modificó los contratos con la trama Koldo para imputar el gasto a los fondos. Es decir, primero firmó el contrato, recibió el material y ordenó el pago con cargo al presupuesto autonómico. Y cuando le dijeron que podía pagarlo con los fondos Feder, anuló el contrato y lo rehizo.

Las trampas contables del sanchismo empiezan, también, a salir a la luz. Si usted es empresario o autónomo y no le han llegado los fondos, ya puede intuir dónde se quedaron.

La guerra en el PSOE es total y nadie duda de que esto no acaba aquí. Mandando a Ábalos a sentarse junto a los de Bildu en el gallinero del Congreso no hacen, sino, enfurecer al león herido, que es, siempre, el más peligroso en sus últimos zarpazos. Ábalos sabe que está políticamente muerto y a lo único que aspira es a limpiar su nombre y no terminar en la cárcel.

El nivel de caradura en el PSOE es estratosférico. Escuchar a Francina Armengol esta mañana decir que está «indignadísima» produce una mezcla de rechazo y de vergüenza ajena. Ha llegado a mentar a los muertos para hacerse la sorprendida. ¡Qué nivel tan bajo para una señora que, según se publicó, se iba de copas por las noches en Palma hasta agotar las botellas mientras todos estábamos confinados en nuestras casas!

Patxi López ha hecho también su teatrillo. Con cara de compungido ha dicho que «hoy es un día muy triste». La guerra narrativa y teatral de los capos de esa banda llamada PSOE y de su equipo televisivo de tertulianos ya ha empezado a ver si cuela que ellos no sabían nada y que lo del PP es peor. Probablemente convenzan a ese votante borrego medio del partido con nivel cultural a la altura de Koldo que se traga lo que le echen.

Ábalos no sale mal parado de este primer round pese a su apurada situación. Temía ser imputado al minuto siguiente que dejara el Congreso y perdiera el aforamiento. Por eso se pega al escaño.

La UCO de la Guardia Civil no ha entrado todavía en el ex ministro por su condición de aforado, pero entrará tarde o temprano, apuntan fuentes de la investigación, en cuanto termine de revisar el numeroso material y ordenadores confiscados a los detenidos.

Ábalos no sale mal parado, además, porque en el Grupo Mixto va a cobrar más de lo que cobraba hasta ahora y va a tener, incluso, despacho propio, asesor y un tiempo individual para hablar en la tribuna. Un chollazo. Que nombre a Koldo de asesor, «el último aizkolari socialista» que le llamó Sánchez.

Todo en esta España del sanchismo es esperpéntico. No puede haber más degradación política.

Ábalos, que es perro viejo y conoce perfectamente a su partido, se ha situado en una posición inmejorable para seguir chantajeando a Sánchez si quiere. Su voto puede ser decisivo en el Congreso y más si Puigdemont sigue distanciándose de Sánchez. Es difícil que el ex ministro juegue a esto, pero está en posición de hacerlo y tumbar votaciones esenciales del Gobierno.

Sánchez está en manos de Ábalos. El sanchismo, en manos de quien ayudó a crear el monstruo y lo sabe todo de él ¿y su mujer? Ábalos ha puesto el dedo en el botón nuclear del sanchismo. ¿Apretará?

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