Sanidad aconseja ahora a los ancianos hacer ejercicio en casa para enfrentarse mejor al Covid
El Ministerio de Sanidad ha publicado una nueva guía con recomendaciones frente a la pandemia del Covid. El informe se centra en la «fragilidad» de los ancianos como «factor de riesgo» para una enfermedad grave que conlleva incluso el fallecimiento. Se trata «de un estado previo a la discapacidad, que conlleva una mayor vulnerabilidad y aumenta el riesgo de resultados sanitarios adversos». «Se puede prevenir, detectar y revertir», destaca Sanidad a continuación.
Así, propone una serie de consejos «de vida saludable» para evitar esa «fragilidad» y, en consecuencia, favorecer que los ancianos se enfrenten en mejores condiciones a la pandemia. Entre ellos «la realización de actividad física dentro de las actividades de la vida diaria y ejercicio físico en el domicilio».
El informe pide «fomentar los programas de ejercicio físico a través de la televisión nacional y autonómica, ya que es un medio comprensible y habitual para las personas mayores». O disponer de «vídeos de fácil acceso para pacientes, familiares y personas cuidadoras a través de páginas web o plataformas de intercambio de vídeo». Otras recomendaciones son seguir una alimentación saludable y evitar el consumo de tabaco y alcohol.
En aquellos casos en los que ya se haya detectado la fragilidad del anciano «se les prescribirá un programa de ejercicio físico multi-componente». Esto es «resistencia aeróbica, flexibilidad, equilibrio y fuerza muscular». También se asegurará la ingesta adecuada de proteínas y vitamina D. Además, se apoyará con una «evaluación del bienestar emocional» para «identificar y paliar las consecuencias de la soledad no elegida o el distanciamiento social».
Factor de riesgo
Sanidad avisa de que «la fragilidad se asocia a peor pronóstico con mayor riesgo de infección severa con necesidad de ingreso hospitalario o muerte».
«Sobre este grupo de población han recaído las consecuencias más duras de la pandemia», destaca el informe.
Según los datos recogidos, el porcentaje de hospitalización es del 30% entre mayores de 70 y 80 años y la letalidad del 20% a partir de esa edad.
Pero Sanidad avisa de que «estos datos sólo son la punta del iceberg, ya que muchas más personas han sufrido tanto las consecuencias directas de la enfermedad». Se trata de «aislamiento, pérdida de seres queridos, disminución de la actividad diaria, ansiedad, dificultad en el seguimiento de patologías crónicas, etc». Apunta, asimismo, que el Covid-19 «ha puesto en evidencia la disfunción y fragilidad de algunos sistemas de cuidado, suponiendo un reto, pero también una oportunidad para reorganizarlos».
Residencias
El impacto de la crisis del Covid ha sido dramático entre los ancianos y, especialmente, en las residencias. La cuestionada gestión del Gobierno -Pablo Iglesias se puso en marzo al frente de los servicios sociales- se refleja en cifras demoledoras, como que casi 30.000 personas fallecieron en estos centros. Pese a ello, el hasta ahora vicepresidente segundo evitó reunirse con sus representantes y tardó meses en incorporar sus medidas al protocolo de actuación contra el virus.
Sanidad señala en su nuevo informe que «es fundamental comprender el envejecimiento como una etapa más de la vida». y pide «contrarrestar los conceptos negativos y estereotipados de las personas mayores con el reconocimiento de la diversidad en la vejez y fomentar su participación informada en la toma de decisiones».
«Edadismo»
En este contexto, destaca que «durante las primeras fases de la pandemia las personas mayores se han visto como un grupo social diferenciado por la alta repercusión de la Covid, con una afectación más grave y mayor mortalidad». Y «esto incrementa el riesgo de edadismo o discriminación por edad, que tiene graves consecuencias tanto para las personas mayores como para la sociedad en general».
El departamento que dirige Carolina Darias avisa del riesgo de «invisibilización por la sociedad», y pide actuar sobre «los efectos del edadismo en la atención sociosanitaria».
Cree que «se pueden generar actitudes negativas en la prestación de cuidados a largo plazo, no destinando recursos suficientes u orientados a la patología crónica y perpetuando en modelo de atención a la enfermedad aguda».