Sánchez «en contacto» hoy con su núcleo duro por «el preocupante aumento de la tensión en la calle»
En el Gobierno reconocen haber perdido el control de la calle, aunque no prevén actuar de inmediato
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Lo que el campo español exige a Sánchez: centros de salud, apoyo a los jóvenes y electricidad más barata


La preocupación en el Gobierno es evidente. Ya ni siquiera tratan de disimular en privado. Por primera vez en mucho tiempo Pedro Sánchez no duerme tranquilo por las noches. Y no es por la presencia de Podemos en su gabinete, de los que se ríe a diario con cada una de sus decisiones, lo que pone nervioso al Ejecutivo es el aumento de la tensión que se vive en las calles. Transportistas, agricultores… «puede ser el principio de un estallido social si no actuamos» refieren en Moncloa.
De ahí que este sábado el presidente haya cancelado su presencia en el congreso de la Federación Asturiana del PSOE para quedarse en el despacho «en contacto permanente» con su núcleo duro. No se esperan anuncios ni medidas, pero tampoco se descartan. La petición de Sánchez es transmitir imagen «de normalidad, de que nada grave altera el rumbo del país». Aunque no sea así. El gran despliegue policial para contener a los transportistas es prueba de ello.
El PSOE asume que ha perdido el control de la calle. Por mucho que quieran estigmatizar las protestas, señalando a movimientos de extrema derecha, saben que el malestar es generalizado. Y acusar a esa «ultraderecha» de estar detrás de todo es la única idea que se les ha ocurrido para tratar de evitar que salgan a la calle personas sin un marcado perfil ideológico o incluso de izquierdas.
En Ferraz reconocen que «hay trabajadores que no pueden más». Estigmatizar es su solución. Fue la portavoz, Isabel Rodríguez, la primera en vincular la huelga de los transportistas con la ultraderecha. No gustó. Tras ella la vicepresidenta Nadia Calviño y las ministras María Jesús Montero y Raquel Sánchez Jiménez han salido en tromba. Sus palabras encendieron más a camioneros y agricultores -también en pie de guerra-.
Por el momento, Sánchez intentará aguantar hasta los días 24 y 25 de marzo cuando, en Bruselas, el Consejo Europeo debatirá las medidas económicas para dar respuesta a la subida de precios provocada por la invasión de Ucrania. Si no hay acuerdo, algo que parece complicado a día de hoy, la siguiente fecha marcada en el calendario es el 29 de marzo. Ese día el Gobierno prevé aprobar una serie de medidas propias. Pero en el complejo presidencial hay quién avanza medidas inmediatas: «No sé si llegaremos a ese día sin actuar». A algunos les recuerda a otras crisis recientes que han afectado a todos los países. Pero en España, más allá del encarecimiento de los suministros básicos, se suma una huelga de transportistas casi inédita. Y que está provocando ya el cierre de los primeros supermercados.
Podemos, callado
La respuesta a la tensión que se vive en la calle la lidera el PSOE. De hecho los ministros de Podemos se han quedado callados ante la reivindicaciones de unos trabajadores que siempre han dicho defender. De ahí que ningún dirigente podemita se haya sumado a las feroces críticas lanzadas desde el Gobierno. En la organización morada hay cierto malestar con la posición adoptada por sus socios al generalizar y culpabilizar a todos los trabajadores.