Rosell declara ante el juez que los presuntos pagos en B a su empleada del hogar «eran un regalo»

Victoria Rosell
Victoria Rosell y su ex empleada del hogar, Simona Chambi.

La delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Victoria Rosell, y su pareja, el periodista Carlos Sosa, han defendido la legalidad en la relación laboral que mantuvieron con la empleada de hogar que trabajó en su vivienda entre 2012 y 2014 y, posteriormente, entre 2015 y 2020. Según el abogado de la empleada del hogar, Rosell le ha dicho al juez que los supuestos pagos en B «eran un regalo». Simona Chambi, la empleada boliviana, ha dicho a la salida del juicio que «jamás me ofrecieron un café en su casa y me van a regalar dinero…».

En el juicio que se ha celebrado este lunes en el Juzgado de lo Social número 7 de Las Palmas de Gran Canaria contra Rosell y Sosa por, presuntamente, despedir en julio de 2020 de manera irregular a la empleada de hogar Simona Chambi, la letrada de la pareja ha solicitado que se desestime la demanda por haber caducado el plazo de presentación de 20 días.

Al margen de sostener que esta acción por parte de la demandante se produjo fuera de plazo, la abogada de Rosell y Sosa ha defendido la legalidad del despido del que fue objeto el 16 de julio de 2020 por desestimiento y con el abono de la liquidación que le correspondía y que ascendió a 834 euros.

La abogada ha recalcado que no se ha vulnerado ningún derecho de la trabajadora ni ha sido sometida a discriminación alguna, sino todo lo contrario, en los dos periodos en los que estuvo empleada en la vivienda de Rosell y su compañero quedó «acreditado que el trato fue exquisito», ha dicho.

El letrado de la empleada de hogar, Federico Vicente Marín, sin embargo, considera nulo e improcedente el despido del que fue objeto Simona Chambi, que se produjo cuando la trabajadora estaba de baja laboral por enfermedad porque le habían operado de cataratas, y que la demanda por despido se ajusta al plazo legal, por lo que ha pedido a la jueza que estime su petición.

Marín sostiene que Chambi trabajó 13 meses en casa de Rosell sin cotizar a la Seguridad Social y que en ese periodo recibió su sueldo en metálico durante nueve meses y los otros cuatro mediante transferencia bancaria y que la indeminización que le corresponde por el despido es de 8 años de antigüedad.

«Rosell mantiene que ya no era la empleadora, que era su pareja, sin embargo, la casa era propiedad de Victoria Rosell, le pagaba Rosell, le daba las órdenes Rosell…», según el abogado de la empleada.

Rosell y Sosa han mantenido la misma versión y es que, cuando Simona Chambi regresó a España en 2015 se le contrató de nuevo pero como ella estaba en plena campaña electoral e iba a trasladarse a vivir a Madrid, fue su pareja quien actuó como empleador esta segunda vez, cuando volvió a darle de alta en la Seguridad Social, de cuyo abono se hizo cargo Sosa, aunque su salario se le pagaba a través de la cuenta bancaria de Rosell, confirman desde la defensa de la juez podemita.

La defensa de Chambi ha mencionado que cuando se le ha pedido a Rosell que acreditara que los pagos a su defendido correspondían a «un regalo», ésta no ha podido presentar la declaración de donación para regalos2.

Dar de comer al conejo

Simona Chambi explicó en una entrevista exclusiva a OKDIARIO que, durante sus períodos de vacaciones, la podemita Victoria Rosell y su pareja, Carlos Sosa, le obligaban a acudir todos los días a la vivienda familiar para dar de comer al conejo de la familia y regar las plantas. La actual delegada del Gobierno contra la Violencia de Género se mostró “poco respetuosa»” con los derechos laborales de su empleada del hogar: ni siquiera la dejaba descansar durante sus vacaciones de la época estival.

Este extremo ha sido confirmado por la propia Rosell, que ha justificado la presencia de la empleada porque era la única empleadora que le tenía dada de alta en la Seguridad Social y ha explicado que durante las vacaciones, como vivía cerca de su casa, iba a regar las plantas y en una ocasión también se hizo cargo de una mascota.

A la salida del juicio, Chambí ha mostrado su indignación por lo que consideraba una falsedad por parte de Rosell y añadió que estaba «muy molesta» por ello. Quiso poner como ejemplo que si

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