Pablo Iglesias exigió entrar en el CNI tras la visita de Delcy Rodríguez a España
Pedro Sánchez no tenía problema en abrir una comisión delegada a Pablo Iglesias: es vicepresidente y, por lo tanto, estaba en disposición de reclamarlo. Pero fue el líder de Podemos el que eligió la de Inteligencia. Lo hizo tras la visita de Delcy Rodríguez a España y se le concedió tras verse las primeras grandes cesiones del Gobierno de Sánchez a Venezuela: negarse a recibir a Juan Guaidó con los honores propios de presidente y aceptar que la mano derecha de Nicolás Maduro pisara suelo español pese a la prohibición europea.
Iglesias tenía un empeño personal en la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia. Y ese empeño tiene sentido porque la posición de Podemos puede ser compleja en breve si las investigaciones internacionales sobre su financiación prosiguen a buen ritmo.
La petición de Iglesias -que le permitirá acceder a información y decisiones claves para España en materia de alianzas e investigaciones estratégicas- surge justo cuando la DEA norteamericana avanza en sus investigaciones sobre los vínculos del chavismo venezolano, cuando la Fiscalía de Bolivia estrecha el cerco sobre los pagos de Evo Morales a los fundadores de Podemos, y cuando el Tribunal Supremo de Venezuela en el exilio aglutina a Ecuador y Brasil en las investigaciones por la financiación del partido morado.
Y precisamente en ese momento es cuando Iglesias pide entrar en la Comisión que controla las líneas clave del CNI. Y justo cuando Sánchez ha decidido alterar la ley de formación de la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia, que coordina los servicios de información del Estado, para dar entrada al líder de Podemos y vicepresidente del Gobierno.
La entrada de Iglesias en esta comisión supone que el líder morado conocerá de primera mano los secretos de Estado, las operaciones realizadas o por realizar en materia de inteligencia estratégica y las peticiones de colaboración que realicen en este aspecto otros países.
La petición de Iglesias fue concretada después de la visita de Delcy Rodríguez a España. Sánchez aceptaba su entrada en una comisión delegada, pero no se había hablado de la concreción de esta posibilidad en la mesa que controla las directrices clave en materia de inteligencia nacional.
Hay que recordar que Delcy Rodríguez, tal y como publicó OKDIARIO, vino a España con un mensaje: el de que sus intereses no pueden ser puestos en duda bajo el mandato de Sánchez. Y menos, por parte de aquellos que pactan con sus tradicionales aliados: con Podemos. La vicepresidenta de Venezuela y mano derecha de Maduro hizo saber en su visita que la cercanía y confianza de su régimen con el partido de Iglesias es tal y como parece. Y que, por lo tanto, si el PSOE pretende utilizar parte de la información que está aflorando sobre los pagos de Venezuela, Bolivia, Ecuador o Uruguay a Podemos para beneficio propio y para acabar apartando al partido morado, la reacción por parte de Venezuela no se hará esperar.
No se trataba de un mensaje de cortesía ni mucho menos. No se trataba, tampoco, de hacer llegar ningún comunicado de buenas intenciones. Al revés, se trataba de informar de que, de igual modo que de Caracas pueden salir datos sobre ingresos de los fundadores de Podemos, también pueden salir de otras personas que en el pasado han tenido contacto con Venezuela. Datos que, quizá, a los socialistas no les sirven para su cometido.
Ahora el propio Iglesias podrá saber si las líneas de inteligencia nacional contemplan acuerdos con EEUU para seguir los pagos de Maduro. O si lo hacen con las partidas de financiación procedente de Irán.