Óscar Ruiz: «La gente que usurpa las viviendas viene adoctrinada por la izquierda»
Las «okupaciones» siguen en máximos. Cataluña se consolida como la CCAA con más casos (de hecho, concentra el 42,4% de todas las «okupaciones» que se registran en España) y Barcelona como la ciudad más azotada, pero ocurren en todas las Comunidades Autónomas.
En los últimos días se han dado a conocer numerosos casos de propietarios desesperados que ven como, pasadas 48 horas de la okupación, les resulta muy complicado (a veces casi imposible) recuperar su vivienda habitual ante unos okupas que, casi seguro, ya han hecho pedidos a domicilio para tener tiquets que simulen una residencia en el domicilio. Por eso es muy importante presentar denuncia ante la Policía o Guardia Civil en las primeras 48 horas. Según recoge el artículo 202.1 del Código Penal, «el particular que, sin habitar en ella, entrare en morada ajena o se mantuviere en la misma contra la voluntad de su morador, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años».
Más complicado es el caso de aquella vivienda que no sea morada. El Tribunal Supremo (TS) estipula que la diferencia esencial entre la ocupación y el allanamiento radica precisamente, en que sea morada o no. Pero, ¿qué es morada?, ¿queda fuera la segunda vivienda? El TS mediante Sentencia de noviembre de 2020, reconoce la segunda residencia como morada, a efectos judiciales, es decir, aquella vivienda amueblada y con los servicios y suministros dados de alta, porque pone de manifiesto que está siendo utilizada por su morador.
Todos tenemos en mente el caso de Majadahonda (Madrid) donde uno de los contratados para desokupar la casa recibió un navajazo. Edificio que este sábado el juez autorizaba su desalojo. Siguen otros casos como el del desalojo de un edificio en Carabanchel después de 18 años y el de un narcoedificio de Tetuán que se ha conseguido desalojar en gran parte (sólo quedan 2 personas de las 15 que lo okupaban de manera ilegal).
María Zabay habla con Óscar Ruiz, CEO de Brigada Desokupa, empresa dedicada a desokupar viviendas okupadas. Es el único que se ha atrevido a picar una pared de una vivienda okupada. Lo hizo con el consentimiento del propietario, aun a riesgo de lo que se pudiese encontrar al otro lado. La realidad de su día a día es que reciben ataques y amenazas. «Yo he estado amenazado muchas veces. Vivo con inseguridad siempre porque rara es la semana en la que no recibo amenazas de que me van a matar a mí y a mi familia. A mí me han apuntado con una pistola a la cabeza, me han tirado ácido, adoquines, piedras…», confiesa Óscar Ruiz.
Le cuenta a María Zabay que «el 99% de los okupas no son gente necesitada», muy al contrario, parece que «la mayor parte de las okupaciones las realizan clanes. Un 50% son de origen magrebí y casi el resto familias del Este y sudamericanos». Estas mafias okupas «tienen segundas viviendas, tienen iphones, coches jaguar y contratan alarmas para evitar que les okupen las casas que okupan».
Óscar señala dónde está la raíz: «La gente que usurpa las viviendas viene adoctrinada por la izquierda que les dice cómo tienen que hacerlo» y asegura que «la izquierda emite órdenes para que no se difundan imágenes de cómo actúan los okupas».