Nuevo lío en el Gobierno: Podemos se opone al gasoducto italiano que anunció Sánchez
El «plan B» de Pedro Sánchez para llevar gas al centro de Europa ya tiene detractores en su propio Gobierno. En Bogotá, ante el mandatario colombiano, Gustavo Petro, el presidente del Gobierno dejó caer la posibilidad de construir un gasoducto desde Cataluña hacia Italia, ante la negativa francesa a concluir el MidCat. Este jueves, el ala ecologista de Podemos ya ha dicho que se opone a esta alternativa.
Teresa Ribera fue la primera detractora en concluir el gasoducto que conectarías la Península Ibérica con el centro de Europa pasando por Francia. Pero la necesidad de Alemania, principalmente, ha puesto sobre la mesa la necesidad de finalizar la infraestructura energética. Pero la ministra de Transición Ecológica ha cambiado de parecer y, ante las presiones de Berlín, incluso valora «seriamente» la construcción de un gasoducto que atraviese el Mediterráneo y conecte España con Italia.
Entre tanto, los ecologistas podemitas ya han dicho que no quieren saber nada de la construcción de ese gasoducto por ser una obra «muy costosa económicamente» y tener «un impacto potencial grande sobre el Mar Mediterráneo». «Tanto desde el punto de vista económico, como el ambiental, es una alternativa aún peor que la del MidCat», exponen en un comunicado recogido.
El partido que lidera Juantxo López de Uralde, portavoz de Medio Ambiente de Unidas Podemos, sostiene que ese gasoducto «supone seguir apostando por los combustibles fósiles –algo que hace ya toda Europa tras el golpe de realidad que se ha llevado por su dependencia del gas ruso–, lo cual es contradictorio con la política climática española y de la propia UE.
A su juicio, debería ser Alemania, «que ha defendido durante años el gas ruso», quien construya sus propias plantas regasificadoras, y ello «reduciría enormemente el impacto de la construcción de grandes infraestructuras de transporte y minimizaría los impactos ambientales».
La formación ecologista reitera su apuesta por «redoblar los esfuerzos hacia el impulso a la transición a un modelo basado al 100% en las energías renovables, y no dedicar recursos en infraestructuras costosas, con un elevado impacto ambiental y sobre el territorio, ni para seguir dependiendo del gas.
Confrontación
De nuevo el partido socio de la coalición socialcomunista se opone a una medida anunciada por Sánchez, aunque los precedentes finalmente terminan en mucho ruido y pocas nueces.
Podemos se ha opuesto al envío de armas a Ucrania para ayudar al país frente a la ocupación rusa. El partido de Ione Belarra e Irene Montero montó un lío tremendo sobre esta cuestión, pero no sólo han tenido que tragar con la medida. Este mismo miércoles han visto –ahora sí, en silencio– cómo Defensa ha redoblado el envío de material a Kiev, después de que el embajador de Ucrania en España dejara en ridículo al Gobierno por la escasa ayuda y el mínimo compromiso de Sánchez y sus socios comunistas.
De nuevo, hubo campaña de Podemos cuando, por sorpresa, sin consultar a nadie, Pedro Sánchez anunció un giro radical en la política española sobre el Sáhara. Sánchez se echaba en brazos de Marruecos, todavía no se sabe a cambio de qué, y empujaba a Argelia a romper los lazos de amistad con España. Podemos siempre ha defendido al pueblo saharaui, sin embargo, no fue capaz de romper la coalición de Gobierno ni por una traición similar.
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