Miles de madrileños huyen de la ciudad antes de que quede cerrada por orden de Sánchez

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Numerosos madrileños han iniciado un «éxodo rural» hacia sus segundas residencias con el fin de esquivar las restricciones de movilidad que planean sobre diez municipios madrileños, incluida la capital, engrosando en muchos casos el padrón de los pequeños pueblos serranos.

Y es que hay municipios donde la llegada a las segundas residencias va acompañada de un incremento de vecinos censados, como en Pelayos de la Presa (con unos 2.475 habitantes al suroeste de la Comunidad de Madrid), donde esta semana ha habido un incremento de 25 empadronados; o del cercano Rozas de Puerto Real, donde su población habitual, con 530 habitantes, cuenta ahora con medio centenar de empadronados más.

“Es un crecimiento altísimo para una población de menos de 600 habitantes”, ha dicho a Efe su alcalde, Javier Vedía.

Guadarrama (con casi 15.800 residentes al noroeste de la comunidad) es otro de los municipios que estos días está recibiendo a madrileños que han decidido abandonar las zonas ‘confinadas’ y dar uso a sus segundas viviendas, aunque esto no se está viendo reflejado en el padrón, que, de hecho, cuenta con menos residentes que el año pasado en estas fechas.

Sin embargo, desde el Ayuntamiento cuentan a Efe que sus calles y viviendas acogen a “mucha más gente”, que ha llegado en las últimas jornadas o, directamente, no se está marchando después de la semana de fiestas patronales, que se deberían haber celebrado estos primeros días de octubre.

En otras localidades el aumento de vecinos censados lleva creciendo desde comienzos del año, como en Cercedilla (6.948 habitantes), donde habitualmente en los nueve primeros meses del año gestionan una media de 170 altas de padrón, mientras que este año la cifra ha crecido hasta los 235, según detalla a Efe su alcalde, Luis Miguel Peña Fernández.

Desde El Boalo-Cerceda-Mataelpino, con tres núcleos urbanos diferentes, también han notado un mayor flujo de llegadas a las segundas residencias, situadas a las afueras, aunque en este caso no se ha reflejado en el padrón, pero sí en las calles, en el médico, o en las cifras de recogida de basura.

Otro de los municipios donde han apreciado este goteo de “nuevos vecinos” es Garganta de los Montes, en la Sierra Norte, cuyo alcalde, Juan Carlos Carretero, cuenta a Efe que las llegadas de los últimos días son muy notables; aunque, en general, en los primeros nueve meses del año el padrón ha crecido en 64 personas, hasta un total de 414.

El primer edil reconoce que en el municipio “tienen cierto miedo de que este nuevo confinamiento” pueda desbordar a los pequeños pueblos, y pide a los recién llegados que actúen “con responsabilidad” con el fin de “evitar posibles contagios”.

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