España

El Gobierno quiere matemáticas «con perspectiva de género» porque a las niñas les provocan «más ansiedad»

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El Gobierno defiende las matemáticas «con perspectiva de género», recogidas en la nueva Ley de Educación por, entre otras razones, «la mayor ansiedad de las alumnas» ante la asignatura.

Así lo expone en una respuesta por escrito en el Senado, a la que ha tenido acceso OKDIARIO, ante la pregunta del PP sobre si se había solicitado informe al Ministerio de Igualdad, de Irene Montero, a la hora de impulsar la asignatura de matemáticas «con perspectiva de género».

En la respuesta, el Ejecutivo defiende que «la perspectiva de género constituye uno de los enfoques a partir de los que se están desarrollando los currículos de todas las áreas y materias». Para respaldar su propuesta, alega que el rendimiento de las chicas en matemáticas es «significativamente inferior» al de los chicos, «la mayor ansiedad de las alumnas ante las matemáticas», «la menor percepción de las propias posibilidades al enfrentarse» con la asignatura, el «desequilibrio entre géneros en los estudios de formación profesional y universitarios con orientación científica o técnica» o «la menor representación de chicas en diferentes competiciones, premios y concursos matemáticos y científicos».

Todo ello, concluye el Gobierno, «hace que sea necesario que el currículo deba afrontar estas dificultades». Algo que, opina, «repercutirá en el incremento de las vocaciones científicas entre los jóvenes y, en particular, entre las chicas».

El Gobierno está decidido a impulsar las matemáticas con «sentido socioemocional», según figura en el currículo que desarrollará la conocida como Ley Celaá. A la polémica se añade que, al mismo tiempo, se prescinde de otros contenidos básicos para el alumnado, como la regla de tres o los números romanos.

Según el Ejecutivo, es preciso que los alumnos sepan como «gestionar» sus sentimientos y actitudes ante las matemáticas, «erradicar ideas preconcebidas con el género» o «fomentar el bienestar del alumno y el interés por esta disciplina». También se pretende desarrollar «la resiliencia y una actitud proactiva ante nuevos retos matemáticos, al entender el error como una oportunidad de aprendizaje y la variedad de emociones como una ocasión para crecer de manera personal».

«La adquisición de destrezas emocionales dentro del aprendizaje de las Matemáticas fomenta el bienestar del alumnado y el interés por la disciplina y la motivación por las Matemáticas desde una perspectiva de género», se recoge en el currículo.

Los materiales elaborados por el Ministerio de Educación han recibido fuertes críticas por parte de comunidades autónomas, como Madrid, y las propias asociaciones educativas. También polémica es la asignatura de Educación en valores cívicos y éticos, que se implantará en el tercer ciclo de Primaria, y a través de la cual el Gobierno adoctrinará a los alumnos en cuestiones tan sensibles como el «bien»,  «las virtudes» o los «sentimientos morales» con la intención de que adquieran un «pensamiento crítico y ético».

Entre los «saberes básicos» de esta asignatura se enumera, por ejemplo, «la gestión de las emociones y los sentimientos», la «educación afectivo-sexual», «la voluntad y el juicio moral» o «la ética como guía de nuestras acciones. El debate en torno a lo valioso y a los valores». También se pretende adiestrar al alumnado en «el uso crítico» de los medios de comunicación, en «la familia, los afectos, la amistad y el amor» y «los principios y valores constitucionales y democráticos».

Además, en la asignatura de Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural se insta a «describir los cambios vividos por la humanidad incorporando la perspectiva de género», para lo que se propone «comparar los modos de vida de las sociedades hasta la Edad Antigua». Es decir, que se llama a encajar la «perspectiva de género» en el estudio de la Prehistoria.