España
'Caso Errejón'

Las feministas de Podemos eligieron a Errejón como icono de la mujer para los carteles del 8M en 2016

El partido, controlado por Pablo Iglesias, promocionó como rostro del feminismo al ahora imputado por agresión sexual

  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

El feminismo de Podemos, controlado mayoritariamente por hombres en la cúpula de este partido desde su fundación, eligió como icono del Día de la Mujer de 2016 a Íñigo Errejón, imputado ahora por un delito de agresión sexual. En aquel momento Podemos prosperaba como nueva marca de la izquierda, el partido tenía dos años de vida tras ser lanzado por sus fundadores, envueltos en la bandera de un feminismo que los hechos han destrozado con relatos incriminatorios contra Errejón y también contra otro de los fundadores de la formación, Juan Carlos Monedero. Éste anda ahora investigado por la Universidad Complutense, de la que es profesor, por la denuncia por acoso sexual presentada contra él por una alumna, y en el punto de mira por testimonios que apuntan a otros casos.

Desfondado en las urnas, ahora Podemos sufre el descrédito provocado por los casos que han salido a la luz y que ponen en evidencia a quienes hicieron de la defensa de la mujer un instrumento en busca del poder. Algunos de aquellos y aquellas andan ahora reubicados al calor de marcas fabricadas desde el redil podemita para continuar en la política asalariada. Es el caso, por ejemplo, de Pablo Bustinduy, ministro al amparo del Sumar creado por Yolanda Díaz cuando ésta decidió dar la espalda a Iglesias para esquivar el hundimiento.

El cartel con la imagen de Errejón que difundió Podemos para el 8M de 2016 ilustra ahora esa contradicción entre lo que pregonaban los dirigentes de Podemos y lo que cultivaban en su fuero interno y en sus prácticas privadas. Todo ello arropado con el silencio de las mujeres que, bajo la batuta de Pablo Iglesias, eran tuteladamente aupadas –o apartadas– de los órganos de dirección del partido.

Ese cartel del 8M de 2016 queda ahora como una amarga caricatura. «Un país con nosotras. Ni una menos», rezaba el pasquín junto a una imagen del rostro aniñado de Errejón. «Día Interenacional de la Mujer» era la leyenda que encabezaba el montaje. Al pie, la marca de Podemos.

Esa utilización de las mujeres como merchandising no pasó desapercibido entre parte de las bases del partido que, en aquel momento, al ver los carteles censuraron que para ilustrar el feminismo se eligieran los rostros, en solitario, de los hombres que marcaban el paso en la cúpula de la formación. Y es que además del cartel dedicado a mayor gloria de Errejón, se lanzó otro de igual factura con la cara de Pablo Iglesias. Eso sí, el runrún que cundió entre las bases por ese alarde de egos masculinos a cuenta del feminismo no asomó en una cúpula del partido que presumía de feminismo pero no contaba con ninguna mujer en los primeros puestos de máxima decisión.

El partido nació, creció y encaró aquellos 8M con una dirección dominada por hombres. Tras el líder, Pablo Iglesias, los dos hombres fuertes eran Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. A continuación, Carolina Bescansa, Luis Alegre, Auxiliadora Honorato, Rafa Mayoral, Tania González, Sergio Pascual, Gemma Ubasart, Miguel Bermejo, Irene Montero, el hoy ministro Pablo Bustinduy, Rita Maestre

Era el equipo diseñado por el trío Iglesias-Monedero-Errejón, un consejo ciudadano –la cúpula directiva de Podemos– que Pablo Iglesias definió con una frase que, a la vista de los hechos, ha envejecido mal y con barniz de viscoso sarcasmo: «Gente común que hará cosas extraordinarias».