LEY DE AMNISTÍA

Fabricar explosivos y planificar un atentado contra la Guardia Civil ya no es terrorismo para Sánchez

El catálogo de hechos probados por la Guardia Civil sobre el terrorismo de los CDR y el Tsunami es muy amplio

Explosivos, seguimientos a políticos, grabación de una comandancia, preparativos para asaltar un Parlamento...

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Pelayo Barro

Fabricar explosivos de gran poder con base de cloro o nitrato potásico, organizarse para asaltar un Parlamento y embridar a los mossos que lo protegen, grabar en vídeo una comandancia de la Guardia Civil para planificar un ataque o señalar las rutinas y hábitos de políticos constitucionalistas son algunos de los hechos probados sobre los que los jueces ven terrorismo en las acciones del Tsunami o los CDR. Algunas de esas tácticas, según el Servicio de Información de la Guardia Civil, eran calcos de las que usaba ETA. Pero gracias al pacto alcanzado por el Gobierno con sus socios separatistas, que reformula la definición del terrorismo, todas estas acciones se convierten en terrorismo perfectamente asumible y amnistiable.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha reinventado el significado del terrorismo. O al menos, lo ha desambiguado: hay un terrorismo malo, el que mata o tortura y lo hace a propósito, y un terrorismo bueno o digno de olvido, que no afecta a los derechos humanos y que, en caso de hacerlo, no es de forma voluntaria. Con esa definición de terrorismo en la mano, el Ejecutivo elimina el reproche penal a los actos que protagonizó la red Tsunami o los CDR que fabricaron explosivos con la intención de utilizarlos como respuesta a la sentencia del procés. Y apuntala así la amnistía, principal exigencia de Junts y ERC para investir a Sánchez.

Sin embargo, y pese a esa nueva definición creada por el Gobierno y en la que encaja los delitos del Tsunami y los CDR, un vistazo a los informes del Servicio de Información de la Guardia Civil que obran en manos de los jueces de ambas causas revela multitud de planes y tácticas que encajan en la definición clásica de terrorismo. La que estaba vigente hasta ahora. Nada de lo que sigue es terrorismo, según el Ejecutivo.

Explosivos

La principal de ella es la que tiene que ver con la fabricación de explosivos por parte de los CDR de la Operación Judas acusados de terrorismo. El día que fueron detenidos, a los CDR se les incautaron grandes cantidades de sustancias químicas, que la Científica de la Guardia Civil identificó sin dudas con precursores de explosivos. Los habían adquirido al pitufeo, comprando pequeñas cantidades de cloro o nitrato potásico para no despertar las alertas. Sabían a la perfección que este tipo de sustancias, con las que se puede fabricar potentes explosivos como el llamado la madre de Satán -utilizado por los terroristas de Las Ramblas-, estaban bajo gran vigilancia policial.

Puigdemont CDR
Material para la fabricación de explosivos hallado en un registro de la ‘Operación Judas’. (Imagen: Min. Interior)

El estrecho cerco que aplicaron los agentes sobre los investigados permitió no sólo detectar la compra, sino fotografiarles moviendo grandes bidones con las sustancias. Incluso localizaron una casa alejada donde los CDR pusieron a prueba sus creaciones. Grabaron, de madrugada, cómo detonaban lo que identificaron como termita, un potente explosivo capaz de fundir metales. Entre sus objetivos, torres de alta tensión o vías ferroviarias.

Ataque a la Guardia Civil

Entre los planes que barajaban los CDR de la Judas, la Guardia Civil detectó que el propio Cuerpo era un potencial objetivo. Entre lo incautado a los doce detenidos había abundante material audiovisual preocupante. En los vídeos, como el que reveló OKDIARIO, se ve a varios de los miembros del grupo vigilando instalaciones del cuerpo policial.

Uno de los vídeos más significativos, por su longitud y por la importancia de la localización, está grabado en el perímetro de la Comandancia de la Guardia Civil de Barcelona, situada en Sant Andreu de la Barca. La principal sede que tiene el cuerpo policial en Cataluña. Los investigadores creen que era un reconocimiento previo a un posible ataque, ya que en esa misma fecha estaban fabricando los explosivos y evaluando otros posibles objetivos, como líneas de alta tensión.

En las imágenes, que los investigadores relacionan abiertamente con una búsqueda de objetivos para cometer algún tipo de ataque, puede verse el edificio central de la Comandancia, la Jefatura y la zona de viviendas donde residen los agentes y sus familias. Eran objetivo de los CDR que ahora amnistiará Pedro Sánchez.

Asalto al Parlament

Los investigadores certificaron que los detenidos de la Operación Judas pensaban a lo grande: querían tomar al asalto el Parlament el día de la publicación de la sentencia del procés. El gran golpe que ellos denominaban Día D.

Para los preparativos, no sólo se pusieron en contacto con los entornos de Carles Puigdemont y otros líderes del separatismo, sino que incluso decían tener contactos en el gobierno catalán de Quim Torra. El objetivo era tomar el Parlament haciendo uso de todas las herramientas que tenían en su mano, encerrarse con Torra en su despacho y levantar el suspenso a la declaración de independencia.

Entre las tácticas que barajaban para acometer ese plan estaba la reducción de los agentes de seguridad y de los mossos que custodian el edificio. Planeaban embridarlos tras desarmarlos, tal y como consta en las conversaciones que les pinchó la Guardia Civil y en las transcripciones de conversaciones que mantenían en encuentros clandestinos en vehículos en los que los agentes habían instalado chivatos. Micrófonos.

Seguimientos a Vox y Cs

No sólo los CDR usaron tácticas de lo que podría considerarse terrorismo. También, al más puro estilo de los seguimientos a políticos que realizó ETA durante sus 43 años de historia criminal, los cabecillas de Tsunami compartían datos precisos sobre cómo ubicar a líderes locales de partidos políticos constitucionalistas. Sus «enemigos» en la causa separatista.

Así figura reflejado en documentos de una pieza separada declarada secreta dentro del sumario de Tsunamique investiga el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional. Se trata de una línea de investigación independiente sobre el papel que jugó el empresario Josep Campmajó, muy cercano a Carles Puigdemont, en la organización y logística de las acciones del Tsunami, acusado de un delito de terrorismo.

El chat de los seguimientos políticos del Tsunami.

Así ocurre, por ejemplo, en uno de los mensajes incorporados a la investigación, en el que una de las colaboradoras más estrechas de Campmajó aporta «dos infos» al resto. La primera, que el dirigente catalán de Vox y diputado del Parlamento Alberto Tarradas, al que llama «Albertito de Vox», «cada domingo va a misa, iglesia del Mercadal». Se refiere a la parroquia de Santa Susana de Gerona, una iglesia gótica en el centro de la ciudad.

En ese mismo mensaje, con fecha de 2019, también publican una fotografía del líder provincial de Vox acompañado de otras personas junto a un bar de la localidad. Justo en aquellas fechas, Tarradas ocupó portadas por el enfrentamiento verbal que mantuvo en Bruselas con el rapero fugado -y ahora retornado- Valtonyc.

No sólo se compartía información sobre políticos de Vox, sino también de Ciudadanos. En ese mismo mensaje se habla de «los de C’s de Girona» que, según los datos que habían obtenido los cabecillas de Tsunami, se movían por la zona de Salt. «Van a comer o cenar en el buffet El Sol», apuntaban. «El Gran Sol», recalcaban.

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