Fiscalía General del Estado

Delgado engorda la cúpula fiscal con afines: de 17 ascensos, 15 fueron de miembros de su asociación

Dolores Delgado
La Fiscal General del Estado, Dolores Delgado. Foto: EFE

El malestar de parte de la carrera fiscal con la política de nombramientos de Dolores Delgado no ha dejado de acrecentarse desde que en enero de 2020 dejara su sillón de diputada para pasar ocupar la Fiscalía General del Estado. Desde entonces, quien fuera también ministra de Justicia ha ascendido hasta el más alto escalafón, el de fiscal de Sala, a 17 profesionales, 15 de los cuales pertenecen a la asociación de la que ella misma fue afiliada.

La querencia de Delgado por los miembros de la Unión Progresista de Fiscales (UPF) es, precisamente, una de las críticas más recurrentes en su mandato. Especialmente porque desde su llegada al Ministerio Público «se ha dedicado a engordar la parte de arriba de la carrera» aseguran fuentes fiscales a OKDIARIO. En concreto, se quejan de que la ex diputada socialista promueve a fiscales de su antigua asociación a la primera categoría en lugar de escoger de entre los que ya son fiscales de Sala. Por ello, advierten, la cúpula actual es la más numerosa jamás registrada, ya que el Estatuto fiscal no contempla la degradación para los que consiguen el máximo rango dentro de la Fiscalía.

Así lo evidencian los datos. Y es que mientras en el año 2005 el número de fiscales de Sala se limitaba a 17, a 1 de enero de 2022 esta cifra crecía hasta los 26. A ellos deben sumarse, además, los últimos ascensos registrados, como el polémico nombramiento de Eduardo Esteban Rincón como fiscal de Sala jefe de la Unidad Coordinadora de Menores incluso después de que el Tribunal Supremo tumbara dicha designación por su «manifiesta falta de motivación».

Desde la Asociación de Fiscales, la mayoritaria de la carrera, explican a OKDIARIO que los dos únicos ascensos a la primera categoría de fiscales no asociados a la Unión Progresista de Fiscales hasta la fecha han sido los de Francisco Jiménez Villarejo y Jesús Tirado Estrado, en cuyo caso «se dio la circunstancia de que ninguno de los peticionarios de la plaza estaba asociado a la UPF».

Además, aclaran que, aunque a lo largo del mandato de Dolores Delgado se han producido otros nombramientos de profesionales no asociados a la que fuera su asociación, lo cierto es que «muchos de esos cargos carecen de interés estratégico y, en muchos de los casos, ni si quiera concurrían candidatos de la UPF porque, recordemos, es una asociación minoritaria», señalan.

A este respecto cabe destacar que mientras la Unión Progresista de Fiscales cuenta con 200 afiliados, la Asociación de Fiscales tiene entre sus filas a más de 600 profesionales y, pese a ello, su porcentaje en el primera categoría de la carrera es menor. «Está claro que los nombramientos deben responder a los méritos y capacidades de los candidatos y no a una cuota, pero sorprende la querencia por los miembros de una asociación de la que, además, formó parte la fiscal general del Estado», señalan fuentes de la carrera.

Lo que está claro, añaden, es que «con esta política de nombramientos, la Fiscal General del Estado se asegura una Junta de Fiscales de Sala con amplia mayoría de la que fuera su asociación y, por lo tanto, con más afines a su política».

Y es que Dolores Delgado ha demostrado ser capaz de primar la afinidad por encima de los méritos y la capacidad, un hecho que ha quedado patente con su decisión de repetir el nombramiento de Eduardo Esteban Rincón a pesar del varapalo del Tribunal Supremo. Una designación que ha argumentado en su «fidelidad» y porque «nada», a su juicio, le impide proponer al mismo candidato.

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