Ministerio de Defensa

Defensa se enfrenta a cientos de reclamaciones de soldados afectados por amianto de barcos y cuarteles

Defensa se enfrenta a cientos de reclamaciones de afectados por amianto
El ministerio tendrá que hacer frente a reclamaciones.
Luis Miguel Montero

El Ministerio de Defensa se enfrenta durante los próximos meses a cientos de reclamaciones de soldados de tropa y marinería tanto en activo como retirados por enfermedades derivadas de su exposición al amianto durante años en barcos y cuarteles de la Fuerzas Armadas. Hasta ahora Defensa sólo ha reconocido 80 casos de 113 reclamaciones presentadas por enfermedad  derivadas del contacto con este material cuando se rompe y se respiran las fibras que se desprenden y siempre a suboficiales y oficiales de los tres ejércitos, nunca entre la tropa de base, soldados, cabos y cabos primeros.

Ahora ha sido la Unión de Militares de Tropa (UMT) quien ha llegado a un acuerdo con el bufete de abogados de Román Oría Fernández de Muniaín, un letrado experto en reclamaciones de este tipo ante la Administración y que ha tenido éxito con muchas de ellas. Oría explica a OKDIARIO que «es casualidad que hasta ahora sólo hayamos representado a oficiales y suboficiales, pero yo creo que es porque hace años llevamos dos casos de viudas que reclamaron con éxito y la voz se fue corriendo, pero ahora estamos recogiendo muchos casos de interesados entre la tropa que naturalmente tienen el mismo derecho a reclamar».

La rotura de placas de amianto, componente principal de los conocidos tejados de uralita y tuberías antiguas, provocan enfermedades como fibrosis, cáncer de pulmón y de laringe, mesotelioma y un largo etcétera que en muchas ocasiones se manifiestan hasta con 15 años de retraso. La UMT, presente en el Consejo Profesional de las Fuerzas Armadas ya ha informado a todos sus socios para que presenten reclamación en caso de estar afectados, incluso las viudas de fallecidos por esta causa pueden reclamar.

La asbestosis o infección pulmonar por inhalación de fibras de amianto no es una enfermedad profesional reconocida todavía en las Fuerzas Armadas, pero sí se pueden ejercer reclamaciones si hay una enfermedad diagnosticada y una exposición demostrada al amianto en acto de servicio. «En algunos casos se trata de pedir una pensión extraordinaria de viudedad, una indemnización por haber muerto en acto de servicio», añade Oría.

El trámite normal es solicitar este reconocimiento mediante expediente administrativo y si es denegado se acude a la vía contencioso administrativa, «donde en ocasiones los jueces se acogen al principio de discrecionalidad técnica para no acceder a las demandas, pero ganamos muchas en el expediente directamente sin llegar al juzgado», explica el letrado.

A pesar de todo, de las 113 reclamaciones presentadas ante el Ministerio de Defensa se ha conseguido de momento el reconocimiento de 80 de ellas, pero como apuntan desde la UMT «no es normal que llevemos tres años pidiendo un inventario que no nos dan nunca para saber exactamente los afectados, ni que entre 80.000 soldados profesionales no haya ni un solo afectado de tropa, soldados, cabos o cabos primero. Eso estadísticamente no puede ser y por eso hemos lanzado esta iniciativa» y ponen una dirección de mail ([email protected]) para que los afectados contacten con ellos.

No sólo los propios afectados pueden reclamar sino también sus familiares en caso de fallecimiento o militares que hayan tenido que retirarse del servicio por haber recibido daños en su salud. De los 113 expedientes estudiados 33 eran suboficiales y 80 oficiales, de estos últimos 20 eran suboficiales que ascendieron a Alférez de navío o Teniente por una disposición transitoria de la Ley de Carrera Militar.

Entre los afectados reconocidos por el ministerio de Defensa el caso más llamativo es el del almirante Francisco Javier González-Huix, que falleció a finales de 2020 a consecuencia de un cáncer de pulmón. El almirante había sido Jefe del Estado Mayor Conjunto (JEMACON). Pero su enfermedad había sido provocada por el tiempo que pasó en buques de la Armada donde durante muchos años el amianto se usó como aislante en paredes, techos y tuberías.

En muchos de los casos fueron la viudas de los fallecidos, en reclamación de una pensión extraordinaria de viudedad quienes iniciaron el proceso, acogiéndose a un fallecimiento como consecuencia directa del servicio que prestaban sus maridos.

En algunos casos el Ministerio de Defensa ya está sustituyendo el amianto, un material presente en muchos acuartelamientos, como en la base aérea de Torrejón, los hangares de Gando en Canarias, Virgen del Camino, en León o el aeródromo de Villanubla, en Valladolid. Pero estos cambios son bastante caros para Defensa porque tienen que llevarse a cabo por empresas especializadas por personal cubierto con trajes y máscaras especiales y tienen que realizarse cuidadosamente para evitar roturas que lanzan al aire las fibras de asbestos.

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