El CNI facilitó las pruebas clave sobre el vínculo de Puigdemont con Putin que investiga la Justicia
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha puesto de perfil ante la ofensiva que ha emprendido el separatismo contra el Ministerio de Defensa, su ministra, Margarita Robles, y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a cuenta del informe canadiense que revela un supuesto espionaje con Pegasus a líderes del procés. Un caso que cuenta con muchas ramificaciones: las investigaciones del CNI fueron claves para obtener las pruebas documentales de que el entorno de Carles Puigdemont mantenía contactos estrechos con el Gobierno ruso de Vladimir Putin y con sus espías para conseguir el favor del Kremlin a la independencia catalana. Esas conversaciones de Whatsapp fueron posteriormente entregadas por la Guardia Civil al juez que instruye la causa, denominada Operación Vohol.
Las investigaciones que el CNI realizó sobre líderes del procés, mediante el uso de herramientas informáticas invasivas como Pegasus, no fueron infructuosas. Al menos una parte. Según fuentes de la seguridad del Estado vinculadas a las pesquisas de la conocida como Operación Vohol, el desempeño sobre el terreno de la inteligencia española fue clave para que las pruebas de la conexión entre Puigdemont y Putin llegasen a manos de un juez.
El caso, que se encuentra en fase de investigación por parte del Juzgado de Instrucción nº 1 de Barcelona, indaga en las maniobras, conversaciones y viajes secretos a Moscú para reunirse con enlaces de la inteligencia rusa que realizaron en 2019 colaboradores muy cercanos de Puigedemont.
Según desveló OKDIARIO en exclusiva el pasado mes de octubre, Josep Lluís Alay, mano derecha de Puigdemont, y Gonzalo Boye, abogado del ex presidente fugado, mantuvieron conversaciones sobre la forma en la que debían enfocar sus relaciones y negociaciones con Rusia de cara a apuntalar las simpatías del Kremlin hacia la causa secesionista.
El CNI fue clave
Ahora, según desvelan las fuentes a las que ha tenido acceso este diario, se sabe que las pruebas presentadas en la causa por la Guardia Civil, y que permitieron que el juez autorizase la detención de 21 personas implicadas, fueron entregadas por el CNI a los miembros del equipo del teniente coronel Daniel Baena. El mando policial que dirigía la investigación de Vohol desde la primavera de 2019 por encargo del juez Joaquín Aguirre.
Los agentes de la Guardia Civil y el juez conocían así, de antemano, las reveladoras conversaciones de Whatsapp que mantenían Alay y Boye sobre la estrategia a seguir en el acercamiento a los rusos. Unas conversaciones que, tras las detenciones practicadas en octubre, aparecerían en el volcado del material del teléfono móvil de Alay y que reprodujo en su momento OKDIARIO.
En ellas, por ejemplo, se hablaba de los nexos con Bielorrusia, del apoyo explícito de Puigdemont al espía Edward Snowden o de lo inoportuno de mencionar en público a Alexei Navalny, el abogado ruso opositor de Putin encarcelado en Rusia.
Reuniones con espías en Moscú
La trama rusa del procés, de la que todavía queda mucho por conocer, alcanzó su punto álgido con el viaje que realizó la mano derecha de Puigdemont (Alay) a Moscú en compañía del empresario y supuesto espía ruso Alexander Dimitrenko en 2019. Esta misma semana ha sido imputado y llamado a declarar a finales de mayo por su participación en una venta irregular de gas licuado entre una empresa rusa con otra china. El juez sospecha que las ganancias de esa operación presuntamente ilícita habrían financiado la estancia de Puigdemont y su gente en su exilio de Waterloo (Bélgica).
Poco después de aquel viaje de 2019 de Dimitrenko y Alay, la estructura operativa del grupo Tsunami Democràtic, el mismo que puso en jaque a Cataluña tras la publicación de la sentencia condenatoria a los golpistas del 1-O, echó a andar. La segunda fase de esa operación consistirá, precisamente, en confirmar ese vínculo entre el Tsunami y el soporte aportado por la inteligencia rusa.
En aquel viaje, como acreditaría una investigación del diario The New York Times, Alay se reunió con ex espías del Kremlin, empresarios y personas vinculadas en mayor o menor medida a los servicios del FSB ruso. Según el diario estadounidense, el objetivo no era otro que el de “garantizar la ayuda rusa para lograr la separación de Cataluña del resto de España”.