Interior aparta al número uno en terrorismo yihadista a una oficina burocrática en pleno nivel 4

Enrique García Castaño
El comisario Enrique García Castaño junto a su Majestad y otros mandos de Interior en una recepción tras el 11-M. (Foto: OKDIARIO)
Manuel Cerdán

El Ministerio del Interior ha decidido apartar al comisario principal Enrique García Castaño a un departamento burocrático de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. A partir del próximo viernes, el hasta ahora jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), considerado el número uno en la lucha antiterrorista, será relegado a una jefatura de Zona dedicada a la coordinación de informes policiales, cuando la alerta terrorista está clasificada en el fase 4. Ese nivel, en una escala de cinco, contempla un riesgo alto en la comisión de un atentado terrorista de corte yihadista. Tal declaración, según el protocolo de Interior, contempla «la movilización total de los agentes de la lucha antiterrorista, que extreman las tareas de vigilancia e información sobre personas de riesgo».

La decisión de postergar a un segundo plano al policía que más sabe de terrorismo internacional fundamentalista ha sido adoptada por el jefe de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía, Florentino Villabona, que lleva dos semanas en el cargo tras su nombramiento por parte del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. El nuevo dao destituyó hace una semana a García Castaño al frente del departamento que da apoyo operativo a los grupos antiterroristas, como grabaciones, seguimientos, vigilancias, intervenciones telefónicas, documentación reservada y colocación de micrófonos, entre otras actividades tuteladas con mandamientos judiciales.

La UCAO también dispone de una amplia red de colaboradores y confidentes que suministran información sobre células yihadistas. Por su eficacia policial está considerada como una de las secciones de mayor prestigio de la Policía española a escala internacional, de ahí que haya recibido decenas de condecoraciones y honores.

Villabona destituyó de manera fulminante al comisario Castaño después de que dos periodistas del diario Público le grabaran una conversación privada de manera subrepticia que, más tarde, fue publicada en ese medio sin el conocimiento del policía. El diario no sólo entrecomillaba literalmente las frases del agente sino que además reproducía la grabación en unos archivos de audio. Era la primera vez en la historia del periodismo de este país que sucedía algo parecido: que unos reporteros dejaran a descubierto al responsable de una unidad antiterrorista con el que, previamente, se habían comprometido a mantener una conversación off the record y a preservar el secreto profesional.

Malestar en la lucha antiterrorista

Un importante sector de la lucha antiterrorista de la Policía ya ha mostrado su malestar por el nuevo destino de García Castaño, alejado de la especialidad a la que se ha dedicado en los últimos treinta años. Sobre todo, porque Villabona, según se recoge en su curriculum profesional que el Ministerio del Interior facilitó a los medios de comunicación tras su nombramiento, también participó en los años ochenta en varios operaciones policiales que acabaron con la detención en Madrid y Navarra de una treintena de miembros legales y liberados de ETA. El nuevo dao, que permanecerá en su cargo hasta noviembre próximo al llegar a su edad de jubilación y que, según su biografía oficial, también participó en la desarticulación de un comando de los GRAPO, conoce de antemano lo que significa operativamente prejubilar a uno de los comisarios más respetados de la lucha antiterrorista.

El ya ex jefe de la UCAO, desde esa unidad, investigó el atentado del 11-M y, gracias a la tarjeta de un móvil que apareció en una de las mochilas de los terroristas que no estalló, pudo llegar hasta el paradero del comando que se inmoló en Leganés. Fue condecorado por esa investigación y por la desarticulación de otras células yihadistas.

A lo largo de su carrera, Castaño se ha ganado la fama de ser un profesional controvertido, pero gracias a sus métodos ha sido felicitado por todos los ministros del Interior –incluidos Rajoy y Rubalcaba– y la Policía ha conseguido la desactivación de decenas de comandos terroristas, ya fueran etarras, grapos o yihadistas. Por su hoja de servicios ha recibido más 20 condecoraciones policiales, entre ellas cuatro al Mérito Policial con distintivo rojo. Además, mantiene unas excelentes relaciones con los enlaces de las policías de otros países en España, que no salen de su asombro por su arrinconamiento en tareas burocráticas.

Su destitución y su nuevo destino decidido por el nuevo dao Villabona viene a contradecir la posición que el ministro del Interior defendió el pasado 7 de febrero en su comparecencia en el Senado. Zoido, que negó la existencia de una policía política, respondió al senador socialista Francisco González Cabaña sobre el caso García Castaño: «Si lo que usted pretende es que aparte a un policía de las funciones que tiene porque ha aparecido en un medio de comunicación, me está pidiendo usted que vulnere sus derechos… Está pidiendo que yo pudiera apartar a alguien por el mero hecho de que haya sido citado en un periódico».

Finalmente, el comisario García Castaño no sólo ha sido apartado de la jefatura de la UCAO sino que ha sido relegado a unas tareas burocráticas ajenas a su formación y a su experiencia policial. Un dirigente sindicalista ha calificado a OKDIARIO el nuevo destino de Castaño como «una humillación», «un castigo sin precedente» y «un crimen profesional».

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