¡Satisfacción = percepción – expectativas!
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¿Alguna vez has tenido que sobrevivir sabiendo que tus opciones eran malas? Yo aprendí a sobrevivir cuando era niña, el arte de la supervivencia es una historia que nunca termina. Sin duda he perfeccionado la técnica, ¿cómo? teniendo presente que la Satisfacción = percepción – expectativas.
Así fue, así es y así será. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente exacto a través de los siglos; lealtad y nobleza, dignidad y empatía, constancia y cierto risueño coraje. Siempre he mantenido que una inversión exitosa es la mezcla de mantenerTe firme sobre tu postura y observar mucho el entorno. A largo plazo el mercado refleja la valoración real de los negocios, pero a corto plazo trata sobre lo que alguien esté dispuesto a pagar por ellos. Keynes dijo en relación al mercado que elegir acciones u otros activos era como un concurso de belleza en el que; “es más importante elegir, no a la chica que te parezca más guapa, sino a la que los jueces encontrarán más guapa”.
Ello me invita hoy, como en tantas otras ocasiones, a cuestionarme el sentimiento de mercado actual para de ese modo encontrar la postura con la que me sienta más cómoda operativamente. Y últimamente me obsesiona la percepción generalizada de los inversores, ya que dicha percepción es crucial en casos extremos, porque es capaz de superar los méritos de una acción durante largos períodos de tiempo, y eso es cuanto menos peligroso ya que el mercado puede permanecer más tiempo irracional que nosotros solventes.
Actitud cortoplacista
Esta reflexión hace referencia a la actitud cortoplacista de los inversores dentro del mercado, dominados especialmente por percepción y expectativas más que por realidades, como es vitalmente habitual. Por el contrario el largo plazo es ordenado y metódico, sabe primar con precisión la realidad de las situaciones, equiparando el valor intrínseco a su valoración bursátil. Tal vez por eso el ‘value investing’ tiene tantos adeptos, ya que la simplicidad de comprender el valor intrínseco de un negocio y esperar es algo que obviamente ayuda. Sin embargo, en los mercados de hoy en día lo que prima son las expectativas y el rápido crecimiento.
Nuestros mercados se han obsesionado como nunca antes por el crecimiento y la visibilidad, y son capaces de primar expectativas sobre otros parámetros sin ningún tipo de contemplación. Me queda claro por ende, como he venido explicando pioneramente desde mi tribuna de opinión, que actualmente vivimos la burbuja de la disrupción, siempre al margen de Mr. Market y orgullosos de sus ‘private equity’. ¡Los disruptores existen! no niego que siempre serán una parte importante de la inversión, al fin y al cabo la necesidad es la madre de la invención, pero evidentemente no todo aquello que sube en bolsa es un disruptor.
El ejemplo más flagrante es Tesla, compañía que ha vuelto a la lujuria en los mercados ninguneando al monstruo industrial europeo del automóvil, y capitalizando más que Renault, Peugeot, Volkswagen, BMW y Daimler a la vez, vamos ¡una auténtica barbaridad!
Duro de roer
Créanme que este mercado es un hueso duro de roer para cualquier inversor inteligente que no comulgue con la cultura del pelotazo. Más allá de Facebook, Apple, Microsoft, Nvidia, Netflix, Tesla, Google y Amazon existe un mercado en el que prima la tecnología por encima del equipo descontrolado anteriormente citado.
Y es que de la misma manera que la percepción de los participantes del mercado equilibra las bolsas, también equilibra la economía. Las inyecciones fiscales y monetarias de los principales gobiernos del mundo chocan de facto con la expansión de un virus que más allá de la percepción actual, está en tendencia alcista acelerada. Desgraciadamente el pico global de esta pandemia aún no se ha visto y ahora la duda es comprender si cohabitamos con el virus y el confinamiento selectivo, o bien saber si la desescalada es simplemente una pequeña tregua.
El valor intrínseco de la pandemia está claramente infravalorado respecto a la realidad del pensamiento europeo y a los riesgos verdaderos que subyacen sobre un rebrote del virus en Europa. EEUU ha demostrado que con políticas liberales es capaz de recuperar el empleo a la misma velocidad que fue destruido, así como evidenciar que la riqueza de un país puesta a disposición de los ciudadanos en momentos de crisis ayuda a su desarrollo.
En España, contrariamente a lo que opina el resto de socios europeos la subida de impuestos que exponía la semana pasada parece la elección definitiva. Solamente con el tiempo seremos capaces de valorar la magnitud de este desastre económico, social y sanitario que nos ha tocado librar en batalla. Que no les quepa duda de que la determinación con la que logremos dar un empujón a esta tregua sanitaria será clave en el futuro de nuestra economía, por ello imploro liderazgo.
A corto plazo, durante la presentación de resultados del segundo trimestre del año, valoraremos con precisión el impacto de la crisis económica sobre nuestras empresas, enfrentándonos probablemente al peor trimestre fiscal de la historia de la economía moderna. El equilibrio entre razón y expectativas marcará nuestra evolución a largo plazo, antes de invertir hay que pensar muy bien lo que va a hacer el mercado una vez estemos dentro, los precios de los valores están determinados por la percepción y no por su propio valor intrínseco.
Entender esto es la mejor inversión que podrán hacer en años. Al fin y al cabo, tanto en el mercado como en la vida, hay varias maneras de marcarse un farol; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, simplemente son recipientes que tomarán la forma que los llene.
Gisela Turazzini, CEO de Blackbird Bank.