¿Qué les pasa a los bancos europeos?

¿Por qué es tan mala la racha de los bancos europeos? Esta es la pregunta que se formula The Wall Street Journal tras los desplomes bursátiles consecutivos que arrastran las entidades del Viejo Continente, en torno al 20%. Este diario advierte de que a diferencia de lo acontecido en 2008, cuando parte de la banca de inversión USA se fue al garete, ahora las circunstancias podrían ser más adversas pues existe una crisis crónica de rentabilidad que hace casi imposible que la banca obtenga capital de manera adecuada.
De hecho, el organismo dependiente del BCE y que regula la actividad bancaria ya alertó de que el riesgo para 2016 era obtener rentabilidad en el negocio bancario.
En la actualidad, nos encontramos con bajos tipos de interés, algo que daña los márgenes de los bancos y más sabiendo que esta política monetaria laxa se prolongará en el tiempo. Ya les informamos de que el presidente de la AEB, José María Roldán, observaba con preocupación que el negocio bancario tradicional se basa en pedir prestado a corto para dejar luego ese dinero a largo plazo, beneficiándose de los diferenciales de tipos. El problema surge cuando esta curva se aplana, es decir, los tipos a corto y a largo son casi iguales por la reducción del spread en los últimos meses.
Además, la tasa de depósitos negativa podría tener otro efecto perverso si los bancos comienzan a cobrar más por los préstamos moviéndose en contra de la dirección de la política del BC. Esta tasa en negativo obliga a las entidades a pagar por poner sus fondos en el banco central, pero hasta el momento no se atreven a traspasar ese coste a sus propios depositantes. Lo cual llevaría a encarecer los préstamos.
Aunque tras la crisis de 2008, los bancos europeos tienen un capital suficiente, hay quienes todavía no cumplen con los requisitos de Basilea III que entrarán en vigor en 2019. Y que difícilmente podrían cumplirlos si la recuperación económica no se consolida. Esto obligaría a los reguladores a no permitir el pago de dividendo y las otros productos financieros que cuentan como capital (bonos subordinados, CoCos y demás).
Deutsche Bank en la diana
En esta situación y tal y como han informado analistas a OKDIARIO, la situación de algunas entidades es especialmente delicada. Entre ellos podríamos destacar al principal banco germano y uno de los más grandes de Europa, Deutsche Bank.
Tras anunciar hace unas semanas que 2015 se cerró con las mayores pérdidas de su historia, sus acciones acumulan un desplome del 40% en lo que va de año, con un agujero de 6.700 millones de euros, agentes del mercado apuntan a que el gigante alemán tendría dificultades para pagar los cupones de sus bonos. De hecho, desde marzo de 2015, la prima de riesgo de Deutsche Bank prácticamente se ha cuadriplicado.
Los analistas de Saxo Bank coinciden con esta visión y, en una nota a sus clientes, desaconsejan invertir en el sector bancario europeo que está mucho más presente a la hora de financiar el resto de la economía de lo que ocurre por ejemplo en Estados Unidos. Esto podría dificultar la tan ansiada salida de la crisis.
El problema no es sólo del Deutsche Bank, desde abril de 2013, las entidades europeas han emitido 91.000 millones de euros en deuda bancaria (como AT1 o CoCos), unos títulos que pueden convertirse en capital en caso de que el banco lo necesite. El año pasado los inversores de estos productos obtenían retornos de hasta el 8%, sin parangón en el mercado, algo que en seis semanas se ha volatilizado.
Según los analistas, los bancos, al verse presionados, no pagarán los intereses comprometidos u optarán por comprar estas deudas antes de lo esperado. Así los bancos evitan el pago de intereses sin tener que hacer default, algo que podría provocar otro pánico en el mercado.
De momento, son sólo rumores de mercado pero un negro nubarrón se cierne sobre toda la banca europea y así se está reflejando en los cierres bursátiles que arrojan el miedo a lo que pueda pasar.
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