La Organización Mundial del Turismo plantea un acuerdo con Airbnb para frenar la turismofobia
El secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Taleb Rifai, considera que los problemas de saturación y turismofobia que sufren algunos destinos turísticos pueden solucionarse con acuerdos con las navieras y plataformas como Airbnb, y una gestión imaginativa del crecimiento turístico.
La llegada de las plataformas tecnológicas de servicios turísticos (es como ahora la OMT denomina a la economía colaborativa) ha generado un problema social, porque ha encarecido los centros de las ciudades, expulsando a los residentes.
Es un problema que no se puede ignorar y hay que actuar de forma imaginativa, así lo ha señalado Rifai ante los medios de comunicación con motivo de la vigésimo segunda asamblea general de la OMT, que arranca este lunes en China.
Ningún edificio podrá alquilar más del 20% de su capacidad
Para el secretario general hay que llegar, por ejemplo, a un acuerdo con Airbnb, la plataforma de software dedicada a la oferta de alojamientos a particulares y turísticos, para que ningún edificio tenga permitido alquilar más del 20 % de su capacidad para uso turístico, a fin de preservar su carácter residencial.
Para Rifai, que dejará a finales de este año su cargo, que ocupa desde 2010, el problema de turismofobia será un gran desafío al que se enfrentará el nuevo secretario general de la OMT, el georgiano Zurab Pololikashvili, cuyo nombramiento ratificará esta semana la asamblea, junto con otros retos importantes como la seguridad, la tecnología y la sostenibilidad.
Los cruceros, otro gran reto
Según el secretario general, este nuevo desafío, que no formó parte de su mandato, tendrá «el mismo grado de dificultad» que para él tuvo la crisis económica en Europa y el resto del mundo.
Al problema que supone para destinos saturados como Barcelona (nordeste español), Venecia (noreste italiano) o Dubrovnik (suroeste de Croacia) el alquiler de viviendas, se suma el de los cruceros, que desembarcan a la vez hasta 5.000 personas, que llenan el centro de la ciudad, pero prácticamente no dejan ingresos en el destino.
Los cruceristas no van a restaurantes ni cafés, ya que comen en el barco y lo único que suelen comprar son los souvenirs, aunque a menudo también se los ofrecen a bordo, ha añadido.
Acuerdos con navieras
«Si yo fuera residente de una de esas ciudades, también me sentiría molesto», ha apuntado Rifai, que ve la solución del problema en la renegociación de los acuerdos con las navieras en el sentido de que dejen a los cruceristas más tiempo en el destino y les ofrezcan bonos de restaurantes o de tiendas.
Las navieras se llevarían una comisión y los cruceristas tendrían más opciones de ocio, y, así, «todo el mundo gana», pero las ciudades «no muestran nada de imaginación al respecto», ha lamentado.
Si todos los residentes de esos destinos pudieran beneficiarse del turismo, «no tendríamos protestas en la calle», como ha ocurrido este verano en algunos lugares en España y Europa.
«Tenemos que ser imaginativos para resolver el problema»
El secretario general de la OMT ha afirmado que no ha visto en ninguna de las ciudades afectadas medidas «sensatas» para hacer frente al problema de saturación, al limitarse los políticos a intentar apaciguar a la gente.
Rifai ha subrayado que «no es un reproche hacia nadie», ya que en toda Europa, el populismo está ganando terreno, debido a la «rabia» de la gente ante la falta de solución a sus problemas.
Pese a los casos de turismofobia, Rifai sigue defendiendo el turismo que, a su juicio, es una fuerza «enormemente» positiva, pero se debe gestionar de forma sostenible, ya que un crecimiento sin control y sin limites «no es bueno para nadie».
«Tenemos que ser más imaginativos para resolver este tipo de problemas», ya que lo fácil sería frenar a los turistas, pero es un camino «muy peligroso», pues otros destinos tomarían relevo a Europa, ha advertido.
En su opinión, se debe invertir en nuevos destinos y productos que permitan quitar presión de los centros de las ciudades, lo que debe ir acompañado de incentivos fiscales a los emprendedores o medidas como un transporte gratuito para aquellos turistas que quieran visitar sitios cercanos al destino.
Los lugares de un gran atractivo turístico y muy demandados deberían ser como «imanes» para toda la región, a fin de repartir de forma justa los beneficios del turismo entre todos, ha recalcado.
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