La Ley de ‘Startups’ del Gobierno fracasa: los inversores caen un 10% en un año desde su aprobación
Las transacciones de financiamiento de 'startups' disminuyeron en 50 operaciones
La Ley de Startups de Nadia Calviño ha tenido como resultado lo opuesto a lo que el Gobierno pretendía. La normativa entró en vigor en diciembre de 2022 y, desde entonces, el número de operaciones de estos inversores ha caído el 11,74%, según el informe Presente y Futuro del Emprendimiento: Tendencias y Desafíos en el Ecosistema Startup, de OBS. En concreto, la cantidad de transacciones de financiamiento de startups disminuyeron en 50 operaciones en 2023, hasta los 376.
Además, el monto invertido en capital de riesgo en España cayó el 43%, hasta los 2.254 millones de euros. Por tanto, la Ley de Startups no ha sido capaz de promover el desarrollo de estos proyectos.
Las inversiones en capital de riesgo sirven para medir la financiación de estos emprendedores. Una startup es una empresa emergente, generalmente de base tecnológica, que está en sus etapas iniciales de desarrollo y busca ofrecer un producto o servicio innovador en el mercado. Estas empresas suelen tener un alto potencial de crecimiento y buscan escalabilidad rápida.
Por otro lado, el capital de riesgo (o venture capital en inglés) se refiere a una forma de financiamiento en la que inversionistas proporcionan fondos a startups y empresas emergentes a cambio de participación en acciones.
Estos inversionistas, conocidos como capitalistas de riesgo, asumen el riesgo de invertir en empresas que, debido a su etapa temprana o modelo de negocio innovador, pueden tener un alto riesgo pero también un alto potencial de retorno.
En resumen, el capital de riesgo es una forma específica de financiamiento utilizada por estas empresas en sus primeras etapas de desarrollo. Es decir, una caída en estas inversiones afecta de manera directa a las startups.
El fracaso de la ‘Ley de Startups’
El Gobierno de Sánchez, a través de la cartera de Economía que entonces dirigía Nadia Calviño, promulgó en diciembre de 2022 la Ley de Fomento del Ecosistema de las Empresas Emergentes, conocida como la Ley de Startups.
«La norma posiciona a España a la vanguardia de Europa en el desarrollo de un ecosistema emprendedor con vocación innovadora, así como en la creación y relocalización de empresas emergentes y en la atracción de talento y capital internacional», aseguró entonces el Ejecutivo.
En concreto, la ley buscaba «estimular la inversión y la atracción de talento, favorecer la colaboración entre pymes, grandes compañías y empresas emergentes, impulsar la I+D+i, también en la Administración, y fomentar la cooperación de las empresas emergentes y los emprendedores con las Universidades y centros de investigación». Poco más de un año después, los resultados de la normativa han sido los contrarios.
Según el informe de OBS, el cambio legislativo de Calviño adolece de varios problemas: «Hay consenso sobre la necesidad de mejoras en la ley, enfocándose en apoyo a scaleups, reducción de burocracia, fomento de la innovación, transferencia tecnológica y ampliación de incentivos fiscales para inversión y captación de talento».
Scaleups es un término utilizado para referirse a las startups que ya han superado la etapa inicial de arranque y han experimentado un crecimiento significativo en términos de ingresos o empleados. Es decir, entre el resto de problemas que presenta la ley de Calviño, la norma deja fuera a estas empresas una vez logran un ligero crecimiento económico, algo que OBS tacha de error: «La inversión en fases avanzadas cayó a menos de la mitad».
Las disposiciones de la Ley de Startups «podrían expandir su alcance y fortalecer la competitividad de España como ecosistema atractivo para inversión y talento a nivel internacional», asegura el documento.»En 2023, el ecosistema de inversión en startups en España sufrió cambios significativos. La inversión total descendió a 2.254 millones de euros, una reducción del 43%, con 376 operaciones», sentencia.
‘Startups’ españolas en 2023
Las startups españolas sufrieron algunos cambios a lo largo del 2023. Barcelona y Madrid continuaron siendo las que atraen la mayor inversión, pero otras ciudades españolas han comenzado a destacar dentro del panorama nacional. «Poco a poco, el ecosistema español muestra una tendencia a la diversificación en cuanto al destino de la inversión, tomando relevancia otras ciudades», asegura el informe de OBS.
«Con respecto a 2023, el tercer y cuarto lugar en volumen lo ocuparon La Coruña y Sevilla gracias a megarrondas como las de Denodo o Universal DX, pero muy por debajo de Valencia en cuanto a número de operaciones, que ocupó como viene siendo habitual el tercer lugar», explica el estudio.
El término megarrondas hace referencia a las grandes rondas de financiamiento para startups o empresas en crecimiento a través de la obtención de capital mediante la emisión de acciones o participaciones en la empresa. Es decir, La Coruña y Sevilla han destacado por atraer estos eventos en los que los inversores se interesan por nuevos proyectos.