Economía
Los síntomas de la desaceleración

La inversión en España crece a un ritmo seis veces inferior que hace un año

La inversión se está convirtiendo en uno de los grandes frenos de la actividad económica en España. Este miércoles se dio a conocer que el Producto Interior Bruto ya solo crece a un ritmo del 2,3%, frente al avance del 4,1% que alcanzó a finales de 2015, en la cúspide de la recuperación. Y la Formación Bruta de Capital Fijo es, sin duda, uno de los frenos del PIB.

En términos interanuales, la inversión avanzó un 1,2% en el segundo trimestre de 2019, frente al avance del 7,5% registrado en el mismo periodo de 2018. Es decir, que el ritmo de crecimiento de este motor de la actividad es seis veces más lento que hace un año.

De hecho, en términos trimestrales la inversión ha retrocedido un 0,2%, lo que confirma lo que muestra la debilidad de este indicador clave para la economía nacional. En el arranque del año este epígrafe repuntó un 1,4% y en el segundo trimestre de 2018 crecía a un ritmo del 3,2%.

Otro síntoma preocupante es la caída interanual del 1,4% del indicador «Maquinaria, bienes de equipo y sistemas de armamento», ya que los bienes de equipo es fundamental en el PIB porque sirve para avanzar el crecimiento económico futuro. La explicación es que si se invierte en maquinaria y bienes de equipo el sector industrial y las empresas son capaces de producir a menor coste (ser más competitivos) y esto hará que podamos vender más en el futuro y por tanto crecer más y generar más empleo. En cambio, la inversión en vivienda produce crecimiento cuando se ejecuta (es decir, cuando se construyen casas) pero no en el medio y largo plazo.

También es inquietante que la economía española está ‘dopada’ en la actualidad por el gasto en consumo final de las administraciones públicas. El consumo público apenas se ha ralentizado durante los últimos trimestres (en los trimestres en los que más ha avanzado lo ha hecho un 2,2% y en el segundo cuarto del año lo ha hecho un 1,9%). Los últimos datos de déficit lo certifican y puede poner en peligro el cumplimiento de los objetivos de déficit en un país que aún tiene una deuda pública cercana al 100% del PIB. Con el tamaño de la Administración y con los números rojos actuales será difícil enfrentarse a una futura crisis económica.

En términos interanuales, hay multitud de sectores en los que se vislumbran problemas. Si la agricultura ya estaba estancada (se situó en el 0% su evolución en el primer trimestre del año), ahora cae un 1,7%. A esto se suma que la industria apenas lleva repuntando un 0,1% en lo que va de año y que los servicios han pasado de crecer un 3,1% entre enero y marzo a hacerlo un 2,9% entre abril y junio.

Y todo esto repercute en un mercado laboral que sigue sin poder homologarse al del resto de los países europeos. El empleo de la economía, en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, se incrementó un 0,4% en el segundo trimestre en términos intertrimestrales, tres décimas menos que entre enero y marzo. En términos interanuales, el empleo presenta un crecimiento del 2,5%, tres décimas inferior al registrado en el trimestre precedente. De hecho, en el segundo trimestre, según la Encuesta de Población Activa del INE, el paro ya crece en términos desestacionalizados.