Cómo gestionar un trabajador conflictivo
Una de los objetivos de toda empresa es conseguir generar un contexto de trabajo positivo que facilite que todas las personas de la organización puedan desarrollar todo su potencial. Ello será posible, solamente, si se disponen de todos los recursos necesarios para ello y si existe un clima de cooperación entre todos los miembros.
Ahora bien, en una compañía conviven personas muy distintas que muestran diferentes formas de pensar, interaccionar y actuar. Es habitual, por lo tanto, que en algún grupo haya alguien que genere problemas o que su forma de trabajar no comulgue con los valores corporativos compartidos por la mayoría.
¿Cómo actuar ante un trabajador conflictivo?
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En toda organización es imprescindible actuar enseguida ante cualquier situación que se perciba que pueda provocar algún tipo de enfrentamiento o conflicto. En algunos casos, la actuación es más complicada que en otros. Si se trata, por ejemplo, de una persona con gran ascendencia en la organización o que trabaja en un puesto muy específico, el margen de actuación es menor.
Con todo, mostramos algunas acciones a continuación:
- Impedir que contagie el negativismo a los compañeros: no hay que entender conflicto como sinónimo de disputas. Existen personas que, sin mala intención ni quererlo, generan desánimo en el conjunto. Son trabajadores con aversión al cambio o que les cuesta afrontar cualquier modificación que se intente aplicar. Para evitar que tal estado se replique en otros, es imprescindible transmitir mucha información y mostrar horizontes temporales favorables para generar la motivación suficiente como para continuar con la tarea.
- Evitar el hecho que desencadena el problema antes de que ocurra: puede que el trabajador salte ante un hecho muy concreto y específico que ocurre de una forma más o menos habitual en la organización. En este caso, la solución pasa por anticiparse y advertir preventivamente de que ocurrirá aquello. De esta forma, la persona se hace la idea y tiene tiempo para procesar el problema. A la vez, es recomendable ofrecer técnicas que faciliten la gestión de este momento.
- Advertir de las consecuencias de su actitud: en caso de que el problema sea de tipo conductual hacia otros compañeros, la empresa debe de dejar muy claro que la actitud tendrá un castigo. Hay que señalar qué aspectos no se pueden permitir y avisar de las sanciones que habrá en caso de repetirse.
- Cambio de funciones: a veces, el problema de desmotivación surge porque la persona está desarrollando una serie de funciones que no le motivan. En este caso, a partir de una conversación con él, se pacta aquella fase del proceso donde se puede sentir más cómodo.
- Dar a conocer el código de conducta: toda empresa debe de tener unos estándares conocidos y reconocidos que marquen el comportamiento de sus miembros. Para facilitar la adhesión de toda la organización, es recomendable permitir que todas las personas puedan realizar aportaciones para conseguir el mayor consenso posible.
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