`
Economía
MERCADOS FINANCIEROS

La estanflación pone en peligro la economía de guerra de Rusia

El Kremlin empieza a dar síntomas de tensión financiera tras cerca de cuatro años de guerra con Ucrania

La guerra de Rusia en Ucrania empieza a pasar factura a la economía del Kremlin. En 2022, pocos meses antes del comienzo de la guerra, Moscú era cosmopolita, bulliciosa y había adoptado la versión del capitalismo de Putin: los oligarcas mandaban, pero la indulgencia estaba en su apogeo. Los moscovitas disfrutaban de un Big Mac en el McDonald’s de Tverskaya Ulitsa, la calle principal de Moscú. Mientras tanto, en GUM, el mayor almacén de Rusia ubicado en plena Plaza Roja, los compradores salían con las manos llenas de compras de diseñadores como Max Mara o Armani.

El panorama es algo distinto hoy en día: con un sistema bancario al borde de una crisis crediticia, la tasa de inflación más alta del mundo y una escasez de mano de obra debida a la guerra, el gasto ya no es lo que era. Además, casi todas esas marcas han abandonado el país, en un éxodo masivo de marcas occidentales que incluía a Inditex y otros gigantes del comercio minorista.

La economía de Rusia, al igual que la de Arabia Saudí, depende en gran medida de los petrodólares: alrededor de la mitad del presupuesto federal depende de las exportaciones de productos energéticos al extranjero, unos flujos que se han reducido en torno al 27% desde que Moscú invadió Ucrania en 2022. Esta falta de flujos de salida, debida a las estrictas sanciones internacionales tanto de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) como de la Unión Europea (UE), ha limitado el presupuesto federal ruso a lo largo de la guerra.

Esto sólo ha intensificado tras el abaratamiento de los precios del petróleo en los últimos meses, con el barril de Brent a 66,47 dólares y el West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Norteamérica, a 63,82 dólares, respectivamente, muy por debajo de lo estimado por la Duma Estatal (la Cámara Baja del Parlamento ruso) al elaborar su presupuesto.

Sin embargo, los gastos militares son sólo una cara de la moneda. Como informó este periódico la semana pasada, el sistema bancario ruso está al borde de una crisis sobre la que muchos organismos de control ya han venido advirtiendo a lo largo del verano. Los consumidores rusos han estado liquidando sus activos de los principales bancos en los últimos meses a una velocidad récord y se han retrasado en los pagos a medida que la inflación se disparaba.

Esta semana, Bloomberg informó que VTB Bank, uno de los principales prestamistas del país, estaba al borde del colapso. Si bien esto supone malas noticias para los rusos, también lo es para la guerra de Putin: los principales prestamistas también han estado entre los principales financieros de la economía de guerra. En este sentido, todos estos efectos secundarios diferentes sugieren que el presidente ruso, Vladímir Putin, podría buscar un posible acuerdo de paz con Donald Trump tras la cumbre en Alaska, según el consenso de los analistas.