POLÍTICA MONETARIA

La escalada del petróleo refuerza al ala dura del BCE para mantener congelados los tipos de interés

La subida de las materias primas infunde dudas sobre cuándo se producirá el giro de la política monetaria

Petróleo, BCE, Tipos
Luis de Guindos y Christine Lagarde

La escalada del precio del petróleo durante los últimos días como consecuencia de la complicación del escenario geopolítico ha reforzado la posición de la llamada ala dura del Banco Central Europeo (BCE) -conocida como los ‘halcones’- para seguir con los tipos de interés congelados en el 4,5%. La institución con sede en Fráncfort se reúne este jueves 11 de marzo para analizar los últimos datos de la coyuntura económica y decidir sobre la evolución del precio del dinero.

Aunque los mensajes lanzados de manera reiterada por el BCE es que el próximo giro en la política monetaria debería esperar al menos hasta junio, se han producido en las últimas fechas una serie de circunstancias que habían llevado a algunos analistas a considerar que tal decisión incluso podría adelantarse. El más importante es la debilidad que muestra la economía del Continente. El crecimiento del PIB de la zona euro está prácticamente estancado -sólo España e Italia siguen empujando hasta la fecha-, y esta debilidad es mucho más notoria en Alemania, que atraviesa una situación crítica influida de manera determinante por la guerra de Ucrania y los síntomas de desaceleración de China, país con el que mantiene un alto volumen de intercambios comerciales.

Por eso, los argumentos que justifican una bajada de los tipos de interés son mucho más claros en la UE que en Estados Unidos. En los últimos días, la presidenta Lagarde ha reconocido que «quizá el endurecimiento de la política monetaria había ocasionado una contracción económica superior tanto a la que podría haberse estimado como a la deseable». Adicionalmente, la inflación de la zona en su conjunto ha caído en abril al 2,4%, desde el 2,6% de febrero, según los últimos datos de Eurostat, un recorte que confirma el éxito del rigor monetario en su lucha contra el aumento desordenado de los precios iniciada hace más de un año.

Pero es precisamente en esta situación relativamente favorable cuando han hecho su aparición otros indicadores inquietantes como la escalada del coste del petróleo, así como la evolución de los salarios -por encima del 4%- y del conjunto de los costes laborales, cotas que superan los estándares deseados por el BCE  y que representan un contratiempo importante de cara a una relajación monetaria. Los halcones de la autoridad monetaria sostienen la opinión de que estas circunstancias anuncian que recorrer «la última milla hasta consolidar la inflación en el objetivo fundacional del 2% va a ser ardua y que anticipar una bajada de las tasas de interés podría arrumbar con todos los esfuerzos realizados hasta la fecha».

A su juicio, los salarios podrían ser más controlables, pues al fin y al cabo dependen de las negociaciones entre empresarios y trabajadores -o de los sindicatos que los representan-, así como de los mensajes que lance el gobierno de turno, «pero el coste del petróleo está fuera de nuestro control, dada la generalizada dependencia exterior, bien de los países que forman parte del cártel de la OPEP, bien de las importaciones de Estados Unidos o de México.

Los medios del BCE consultados por OKDIARIO insisten en que «el principal nubarrón en el horizonte» es el petróleo. El crudo ligero americano (WTI) ha subido un 4,5% en última semana, tocando en algún momento los 87 dólares por barril, antes de cerrar el viernes en 86,91 dólares, lo que supone una subida del 21% en el año, y ha llevado a la gasolina en Estados Unidos al máximo nivel desde octubre, según datos de la American Automobile Association.

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Yacimiento de petróleo y gas de Repsol en Noruega.

Por su parte, el Brent, que es la principal referencia para los países desarrollados -al margen del mercado americano- se ha incrementado un 18% desde el uno de enero -un poco menos-, pero la semana pasada experimentó el mismo tirón, de manera que el precio del barril que opera como indicador clave en Europa superó el pasado viernes el nivel de 91 dólares, alcanzando así máximos desde octubre del año pasado.

Esa subida del petróleo ha sido coincidente con la del oro, que el viernes marcó un nuevo récord histórico, cerrando los futuros de junio a 2.345,4 dólares la onza, tras haberse acercado a los 2.350 en la sesión. Hay pocas dudas de que tanto en el empuje experimentado por la cotización del oro como la del petróleo ha sido trascendental el redimensionamiento del conflicto de Oriente Medio provocada por el ataque israelí al consulado de Irán en Damasco, y la eventual respuesta por parte del régimen de los ayatolás, que podría provocar más tensiones al alza, aseguran los miembros más ortodoxos del BCE.

Por otra parte, el Comité Ministerial Conjunto de Seguimiento (JMMC) de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados liderados por Rusia, conocidos conjuntamente como OPEP+ y reunidos por videoconferencia el pasado miércoles, mantuvieron sin cambios la postura del cartel, impulsando las subidas del precio del crudo hasta máximos del pasado mes de octubre.

La OPEP+ ha destacado la «alta conformidad» de los participantes con la Declaración de Cooperación (DoC), añadiendo que continuará monitorizando la producción de acuerdo con lo pactado en junio de 2023, cuando se comprometieron a ajustar el nivel de oferta de petróleo a 40,46 mb/d desde el 1 de enero de 2024 y hasta el 31 de diciembre de 2024, además de los ajustes de producción voluntarios decididos de manera extra por algunos países.

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