Perjudicará a las pymes y desatará los efectos de segunda ronda

Los economistas ponen pegas al acuerdo salarial y creen que complicará la lucha contra la inflación

Yolanda Díaz, funcionarios
Garamendi recordó este viernes por la mañana las consecuencias de no indexar la subida del salario mínimo a la contratación pública.

Los economistas ven rozando el límite el acuerdo salarial firmado entre la CEOE y los sindicatos pero están igualmente convencidos de que complicará la lucha contra la inflación en España, que aunque ha descendido en comparación con los últimos meses sigue estando muy por encima del objetivo del 2%, y en lo que respecta al índice subyacente -que despeja los elementos más volátiles como la energía y los alimentos- es la más alta de la zona euro.

De hecho, la tasa de inflación subió un 0,6% en abril en relación al mes anterior y elevó ocho décimas su crecimiento interanual, hasta el 4,1%, volviendo así a los ascensos después de la bajada de más de dos puntos que experimentó en marzo, según los datos avanzados publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística. El INE incorpora en el avance de datos del IPC una estimación de la inflación subyacente, que en abril bajó nueve décimas, hasta el 6,6%, situándose 2,5 puntos por encima de la general.

Manuel Balmaseda, economista jefe de Cemex, cree que los aumentos del 4% para este año, y del 3% para 2024 y 2025 rozan ya los niveles en los que se va a situar el crecimiento de los precios, no son abusivos y podrían ser considerados incluso razonables, pero «hay que tener en cuenta que estamos hablando de un suelo, es decir, que en las futuras negociaciones entre empresarios y sindicatos, estos últimos presionarán para incrementos mayores de los fijados a título orientativo, de manera que podemos estar induciendo una espiral de precios salarios, que es lo que hay que evitar a toda costa».

El economista José Luis Feito, miembro de la Junta Directiva de la patronal española, considera aceptables los aumentos, y aunque no es partidario de las cláusulas de revisión, opina que la que se ha establecido en el acuerdo, que limita a un 1% un posible aumento adicional en caso de que se desvíe la inflación de las previsiones, frena los eventuales riesgos. En todo caso, él es de la opinión de que cualquier incremento salarial está de más en un país que tiene una tasa de paro del 13%, la más alta de Europa, un indicador que advierte sobre las rigideces del mercado laboral y la necesidad de promover reformas liberalizadoras.

Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de la consultora Freemarket, se declara contrario a cualquier acuerdo salarial centralizado y menos a tres años vista, sobre todo en ausencia de un compromiso o contrapartida en relación con la productividad, que está actualmente estancada. También cree que una subida lineal de por ejemplo un 4% este años complicará la marcha de muchas empresas, que pasan por situaciones muy diferentes y será muy perjudicial para las pymes. Bernaldo de Quirós recuerda que, según los últimos datos del Banco de España, más de la mitad de las compañías no tiene beneficios todavía, de manera que «estás induciendo una subida de salarios en unas compañías que ya están asfixiadas por el aumento de las cotizaciones sociales, el encarecimiento de la financiación por la subida de los tipos de interés y el incremento del Impuesto de Sociedades».

Balmaseda coincide en el sentido de que la situación ideal sería que las empresas pudieran pactar libremente con sus trabajadores las eventuales subidas salariales en caso de que éstas sean posibles, atendiendo a las condiciones y la marcha del negocio. Y también piensa que el acuerdo es contraproducente para el objetivo de luchar contra la inflación porque marca una referencia no sólo para las empresas privadas para el sector público. «Ahora, por ejemplo, los funcionarios se han quedado por debajo de las expectativas salariales del sector privado y no cabe duda de que intentarán igualarlas».  De hecho, esto es lo que está sucediendo en la Administración de Justicia, donde varios de los cuerpos pugnan por mayores aumentos de sueldos de los recogidos con carácter general.

En estas circunstancias, y de acuerdo con la opinión unánime de los analistas consultados, está claro que se van a producir los temidos efectos de segunda ronda, y que esto va a ser muy negativo de cara el control de la inflación, que debería bajar hasta el entorno del 2% tal y como persigue el BCE con su política de subidas del precio del dinero. En esas condiciones, lo normal es que las empresas, primero intenten subir sus bienes y servicios, y que luego reduzcan plantilla porque no pueden sostener la que tienen en estos momentos a un coste salarial tan elevado.

 

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