¿Cuándo se recuperará la economía española?
La pasada semana analizamos el comportamiento de la economía española a lo largo del 2022, a la vez que repasamos las principales previsiones con las que trabajan los expertos de cara a 2023 que no pretende poner las cosas fáciles a la economía. La inercia de la intensa demanda que se originó como consecuencia de la recuperación ha estado alimentando a la economía durante los primeros meses del año, pero llegando los últimos trimestres, la intensa desaceleración económica que vive el planeta como consecuencia de las políticas aplicadas para combatir la inflación está poniendo contra las cuerdas a muchas economías en el mundo.
En el caso de España, la intensa recuperación a la que sigue sometido el planeta, especialmente en los primeros meses del año, nos ha llevado a registrar una tasa de crecimiento para el ejercicio pasado que, según la AIReF, podría situarse por encima del 5%. Con este dato en la mano, no es un mal dato si tenemos en cuenta los problemas a los que nos hemos tenido que enfrentar a lo largo del pasado año. Pero hemos de señalar que este dato no pretende repetirse en el nuevo año, como ya muestran todos los organismos en sus proyecciones para el 2023.
Pese a que la economía española será la economía que liderará el crecimiento en la región, la expansión de la economía española que prevén todos los organismos para el próximo ejercicio se sitúa en el 1,3%. Y sí, es cierto que será la mayor tasa de crecimiento registrada en la eurozona, pero ello no quita que esta se ha moderado sustancialmente frente a un 2022 que cierra con un 5,4%. Y a esto debemos sumarle otras cuestiones, como el punto de partida, que tampoco validan esa comparación engañosa en la que decimos ser la locomotora del conjunto de economías de la zona del euro.
En este sentido, y como dije en la pasada columna, no debemos olvidar que, hasta la fecha, España es la única economía del euro que no ha recuperado su nivel de PIB previo a la pandemia. La economía peninsular, como sabemos, es la economía que lidera el desempleo, tanto general como juvenil, en Europa.
En lo que a deuda se refiere, con una deuda que asciende por encima del 115% del PIB, España ya se ha consolidado como el cuarto país europeo con mayor nivel de deuda. Y pese a todo esto, decimos liderar a una economía como Alemania, que recuperó su nivel de PIB previo a principios de 2022 con una deuda del 70% del PIB, o como Holanda, que también se encuentra plenamente recuperada y con un nivel de deuda del 52%.
Por todas estas cuestiones, podemos decir que hemos atravesado un buen 2022, pero no podemos autocomplacernos con un ranking que nos sitúa a la cabeza de un conjunto de economías, cuando en el auténtico ranking vamos los últimos. La economía española, atendiendo a las últimas previsiones del Banco de España, siendo esto lo que iba a tratar en este artículo e iba a comunicar con él, podría volver al nivel de PIB previo a la pandemia, con suerte y si las cosas van bien, en primavera. Entre abril y junio, atendiendo a las previsiones que ofrece el banco central español, España podría volver a ese nivel de PIB previo a la pandemia, desde el cual iniciaremos el auténtico crecimiento.
Hasta ahora, el crecimiento que decimos registrar, en realidad, no es más que un rebote. El nivel de PIB de la economía española, pese al crecimiento del 2021 y al del pasado año, sigue por debajo del que poseía la economía peninsular antes del hundimiento pandémico. Y con las nuevas previsiones que ha publicado el banco central, en las que el organismo revisó al alza las previsiones de crecimiento del PIB para el 2022, y a la baja las de 2023 y 2024, España comenzaría a crecer y a salir del bache del que estamos rebotando en primavera, cuando el crecimiento del primer trimestre nos lleve a recuperar ese nivel de PIB que, hasta la fecha, nos mantiene a la cola de los europeos.
En este sentido, poco más me queda que decir. Con estos datos en la mano, podemos seguir autocomplaciéndonos, centrando el debate en batallitas absurdas que tratan de polarizar a la sociedad. Sin embargo, no hay mayor ciego que el que no quiere ver. La mejoría es real, pero el camino para la economía española, lejos de haber acabado, es el más largo de entre las economías que conforman la unión monetaria. Y si no trabajamos por dinamizar una economía que precisa crecimiento, nos quedaremos estancados y debilitados para un último asalto en el que nos lo jugaremos todo. Los datos están encima de la mesa, ahora es momento de trabajar.
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