Cuando las flechas del amor vuelan por la oficina
Las relaciones sentimentales y affaires en el trabajo están a la orden del día. Los expertos, sin embargo, advierten de sus peligros y aconsejan la mejor manera de llevarlas para que no afecten al rendimiento laboral
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Hay quien se enamora de su trabajo… y hay quien se enamora en el trabajo. Un dicho español muy gráfico –que incluye una referencia a un tipo de recipiente culinario de base redonda habitualmente usado para hervir agua o guisar alimentos– desaconseja encarecidamente mezclar los asuntos profesionales con los sentimentales. Una recomendación que, a tenor de las cifras que arrojan distintos estudios sobre la incidencia de Cupido en los entornos laborales, no demasiadas personas siguen. Según la encuesta sobre Relaciones Personales en el Trabajo, elaborada por InfoJobs, el 14% de los trabajadores declara tener o haber tenido una relación sentimental con una persona de su entorno laboral en el último año.
“Pasamos muchas horas en nuestro puesto de trabajo, así que no es de extrañar que muchas parejas se formen en ahí”, razona Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs. Otro estudio, Amor y trabajo: una relación cada vez más frecuente, elaborado por Amazon, concluye que el 16% de los españoles ha conocido a su pareja en el trabajo, un porcentaje que se eleva hasta el 26% en el caso de los profesionales menores de 25 años. Y es que, desde Barack y Michelle Obama, hasta André Agassi y Steffi Graf, pasando por Penélope Cruz y Javier Bardem, los ejemplos de parejas estables que se conocieron en un contexto profesional son incontables.
El roce hace el cariño
Sobre el papel, la oficina no parece el lugar más apropiado para que dos personas se emparejen, pero lo cierto es que la gente se conoce donde se conoce, y se estima que una persona pasa de media cuatro veces más tiempo con sus compañeros de trabajo que con sus amigos. “El trabajo es uno de los lugares donde más tiempo estamos, por lo que es normal encontrar afinidad o conexión con alguien”, comenta Sandra Rodríguez, HR en Amazon.
Los entornos laborales reúnen, además, unas características muy especiales que propician una cierta atmósfera de acercamiento íntimo entre compañeros. Se comparten intereses y problemas; se intercambian confidencias, tanto laborales como personales, y es relativamente fácil que esa familiaridad acabe derivando en algo más.
“Muchas personas encuentran un refugio psicológico en el hecho de tener un compañero que las escuche y las comprenda. Además, de dos personas que trabajan en la misma empresa cabe suponer que tienen una cierta afinidad porque se dedican a lo mismo y que no les va a faltar temas de conversación”, explica la sicóloga Lara Ferreiro.
¿En qué momento se cruza esa frontera entre lo profesional y lo personal? Las ocasiones lúdicas y de desinhibición, como las fiestas de empresa o los afterwork, son especialmente propicios. Un 38% de los encuestados por Amazon considera que es durante las cañas después trabajar donde surge el amor.
Política de empresa
La postura de las empresas respecto a las parejas entre trabajadores es tan diversa como las propias culturas organizativas. Algunas las prohíben taxativamente, otras las toleran o incluso hay quien las incentiva, como la compañía tecnológica india Sri Mookambika Infosolutions, que llegó a ofrecer un aumento de sueldo a aquellos empleados que encontraran pareja en la oficina.
En el caso de Amazon, la posición es claramente favorable. “Apostamos por que las personas se muestren tal y como son, y esto incluye las relaciones sentimentales. En la compañía existen muchas parejas y todas ellas coinciden en lo beneficioso que es compartir amor y trabajo”, asegura Sandra Rodrigo.
Una de esas parejas que hace equipo tanto en el trabajo como en casa es la formada por Miriam y Mario. Ambos trabajan juntos en el centro logístico que Amazon tiene en Illescas. “Cuando comenzamos estábamos los dos en el mismo departamento y no sabíamos cómo iban a reaccionar los compañeros, pero todo fue muy bien y ya llevamos juntos casi dos años”, dice Miriam. Sobre si el hecho de que su pareja sea un compañero de trabajo dificulta la desconexión, ya que se incrementa el riesgo de acabar llevándose el trabajo a casa, Mario no cree que se trate de un problema: “Hablamos del trabajo en casa, pero no lo consideramos algo malo, al revés. Pasamos muchas horas de nuestro día en el trabajo y parte de tener una buena comunicación es poder hablar con tu pareja, contarle cómo ha ido tu día, etc. Al trabajar en el mismo entorno conocemos todo y a todos, por lo que podemos entender más cómo se siente el otro”.
Poner puertas al campo
Que lo personal acabe afectando negativamente al trabajo es el principal miedo que las empresas tienen a las relaciones sentimentales entre empleados. “Las hormonas que se acumulan con la nube del enamoramiento distraen, hay demasiadas visitas a la máquina del café para intercambiar confidencias o incluso, en un momento de altas temperaturas, hay quien llega a encerrarse en el baño para besarse apasionadamente”, advierte Lara Ferreiro.
Sin embargo, en general las posibilidades que tiene la empresa de impedir este tipo de interacciones son limitadas. “El hecho de establecer una relación sentimental con un compañero o compañera de trabajo es algo que forma parte de la intimidad de cada persona; en este caso, del profesional”, recuerda Mónica Pérez. Esta experta aclara que “el Estatuto de los Trabajadores recoge en su artículo 17 la prohibición de cualquier tipo de discriminación al trabajador en lo que se refiere a este tema, aunque es cierto que permite a la empresa intervenir sin vulnerar la ley, de manera que se puedan cambiar puestos si una relación acaba perjudicando a la productividad”.
Mala idea
Puede que mantener relaciones sentimentales en el trabajo sea hasta cierto punto inevitable, pero lo que ya no esta tan claro es que sea una buena idea. “Lo primero que habría que intentar saber antes de lanzarse a la piscina es si se trata únicamente de una atracción física o si es algo más. Porque si es una cuestión de sexo o de un encaprichamiento pasajero, seguramente no valga la pena y haya otras opciones mucho más seguras, como una aplicación de Internet , para buscar eso mismo”, recomienda la psicología Lara Ferreiro.
Esta experta avisa de que un affaire con alguien de la oficina puede tener un efecto boomerang. “Una persona puede quedar desacreditada por liarse con alguien del trabajo y transmitir una imagen de poco profesional”. Escenas de celos en la oficina, enfados, favoritismos en el caso de relaciones entre jefe y subordinado, situaciones incómodas con el resto de compañeros o acabar convirtiéndose en la comidilla de toda la empresa son otros riesgos asociados a la figura de los novios-colegas.
Otra cuestión que provoca debate es la conveniencia o no de hacer pública la historia de amor. El estudio de Amazon revela que solo 1 de cada 3 españoles compartiría abiertamente esta relación, mientras que un 53% solo lo contaría a las personas de más confianza. Al respecto, Ferreira aconseja que transcurran “al menos seis meses antes de hacerlo público, para ver si se trata de una relación estable o si era simplemente de un affaire”. Estar perfectamente alineados en cuanto a cómo se afronta esa relación es otro de sus consejos.
Ahora bien, si el amor se abre camino… “Las personas nos enamoramos unas tres veces a lo largo de la vida. Y si una de esas veces te pilla en el trabajo, pues qué le vamos a hacer”, reflexiona Ferreiro. Y añade: “Siempre que se trate de un amor sano, si ese enamoramiento te mejora el carácter, te hace sentirte más confiado, más feliz y la cultura empresarial lo permite… pues ¿por qué no?”.