Economía

Credit Suisse puede ser intervenido por el Estado suizo y agravar el temor a una nueva crisis financiera

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

En la banca suiza corre como la pólvora el rumor de que el Gobierno de ese país no va a tener más remedio que intervenir (nacionalizar) Credit Suisse ante la espiral en que ha entrado la entidad y que le costó un desplome del 24% en Bolsa el miércoles. La duda es si esta intervención serviría para calmar el pánico bursátil actual o si lo agravaría todavía más. De momento, anoche el Banco Nacional de Suiza y el regulador de su mercado, Finma, anunciaron que inyectarán liquidez si es necesario para estabilizar la entidad

El temor a una salida de liquidez que le obligue a sufrir pérdidas en bonos, como le ocurrió al Silicon Valley Bank y acabe con su solvencia es demasiado grande como para permitir un derrumbe desordenado de un banco tan importante. De ahí que el Ejecutivo helvético prefiera intervenirlo antes de que sea demasiado tarde, según fuentes al tanto de la situación.

De hecho, los propios gestores de Credit Suisse pidieron ayer al Banco Nacional de Suiza que adoptara alguna medida de apoyo, aunque fuera meramente verbal, para detener la sangría. El banco central y el regulador del mercado accedieron por la noche a facilitar liquidez, pero puede no ser suficiente para detener el desastre. Además del hundimiento bursátil, los CDS (credit default swaps, seguros contra el riesgo de impago) de la entidad se dispararon en el mercado hasta descontar su quiebra.

En todo caso, el mercado da por hecho que el Gobierno y el banco central suizos tienen que hacer lo necesario para evitar una catástrofe: «Son muy conscientes de que la caída de Credit Suisse o la posibilidad de que los depositantes sufran pérdidas destruiría la reputación de Suiza como centro financiero», señala Octavio Marenzi, analista de la firma Opimas al Financial Times.

La cuestión es si esta posible intervención serviría para tranquilizar los ánimos o puede agravar todavía más el pánico en los mercados. Lehman Brothers no fue intervenido en 2008, sino que se le dejó quebrar, y eso fue lo que provocó la gran crisis financiera. Luego se rescató al grueso de la banca norteamericana y europea, y eso tampoco calmó los ánimos. En el caso del Banco Popular, su resolución provocó pánico a corto plazo (la CNMV prohibió las posiciones bajistas en Liberbank para evitar el contagio), pero después se vio que era un caso aislado y que su compra por el Santander garantizaba los depósitos, por lo que el mercado remontó.

Crisis de Credit Suisse

La crisis de Credit Suisse viene de antiguo, al haberse visto envuelto en numerosos escándalos financieros que le han costado fuertes multas y una pérdida importante de reputación, que se ha traducido en grandes pérdidas en los últimos años. También tuvo que asumir grandes pérdidas por la quiebra del hedge fund Archegos Capital y el colapso de la firma financiera Greensill.

En 2022, sufrió un quebranto de 7.400 millones y alertó de que los resultados de 2023 también serían malos. De hecho, en verano de 2021 se planteó una fusión con UBS, el otro gigante suizo, pero al final no cuajó.

Ahora, la caída del norteamericano Silicon Valley Bank lo ha vuelto a poner en el disparadero: el lunes ya se hundió el 9,6%. El desplome de ayer tuvo dos detonantes. Primero, la SEC (la CNMV de Estados Unidos) le exigió aclaraciones sobre sus cuentas después de que su auditor, PwC, detectara algunos errores en las mismas. Y después,  su principal accionista, el Saudi National Bank, se negó a inyectar más capital alegando que no es necesario y que no puede superar el 10% que actualmente posee en el accionariado.

La capitalización de Credit Suisse se situó ayer por debajo de 7.000 millones de francos suizos (7.125 millones de euros), cuando hace unos meses realizó una ampliación de capital de 4.000 millones para cubrir las pérdidas acumuladas. Acumula una caída del 39% en Bolsa sólo en lo que va de año y ha perdido el 85% de su valor en los dos últimos años.