El coronavirus fuerza a WeWork a adaptar su modelo de negocio mientras batalla con Softbank

El coronavirus se ha convertido en la nueva amenaza de WeWork, la compañía de espacios de trabajo compartido, que afronta un futuro incierto tras el plantón de Softbank. La empresa japonesa de telecomunicaciones renunció a comprar acciones de WeWork por valor de 3.000 millones de dólares alegando que algunas condiciones de la oferta no se habían cumplido.
Ese plantón amenaza con convertirse en una larga batalla judicial y llega en un momento especialmente delicado para WeWork, que ha tendido que adaptar sus centros de trabajo flexible a las restricciones que cada país ha impuesto por el coronavirus. En líneas generales, las oficinas siguen abiertas, pero las reuniones y los eventos se han cancelado o reducido drásticamente.
La compañía estadounidense -con presencia en 37 países- contrarresta la falta de afluencia a los centros ofreciendo sus espacios a empresas y organizaciones relacionadas directamente con la lucha contra el Covid-19. La iniciativa está en marcha desde abril bajo el nombre de «WeWork for Good» y ya ha dado cobijo a varias asociaciones estadounidenses, inglesas o francesas.
Aunque el modelo de negocio de WeWork ya estaba en entredicho antes incluso de la pandemia, la falta de ingresos ha llevado a la compañía a dejar de pagar el alquiler de varios centros en Estados Unidos, según adelanta The Wall Street Journal. Además, también está renegociando el alquiler de sus espacios a nivel global. La medida forma parte del plan para recortar costes a largo plazo anunciado el pasado otoño tras la fallida salida a Bolsa.
Demanda a Softbank
The We Company, matriz de WeWork, presentó una demanda contra el conglomerado japonés SoftBank a principios de abril por retirar su oferta de compra de acciones valorada en 3.000 millones de dólares, lo que habría elevado la participación del inversor japonés en el accionariado hasta el 80%.
«La decisión de SoftBank de no completar la oferta de compra es un claro incumplimiento de sus obligaciones contractuales bajo el acuerdo, así como un incumplimiento de sus obligaciones fiduciarias con los accionistas minoritarios de WeWork, incluyendo cientos de empleados», explicaba la firma.
De otro lado, Softbank dejaba claro que su decisión no tendría impacto ni en las operaciones, ni en los clientes, ni en el plan de negocios de WeWork.