Economía
EMPRESAS

Banco Santander desconfía de Konecta y rompe varios contratos en pleno ERE

  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

El Banco Santander está rompiendo contratos con la empresa de telecomunicaciones Konecta dado que desconfía de sus servicios, según desvelan a OKDIARIO fuentes cercanas a la compañía. En principio, la entidad financiera ha prescindido de los servicios relacionados con la redacción de contenidos o aquellos trabajos más relacionados con la administración. Es decir, hasta el momento, el banco mantiene algunos contratos asociados a la asistencia telefónica, aunque su persistencia en el tiempo se encuentra en el aire.

Las mismas fuentes explican a este periódico que el Banco Santander desconfía del buen hacer de Konecta. La entidad tenía servicios contratados asociados con la comunicación interna y la gestión de las redes sociales, entre otros cometidos similares.

Sin embargo, el banco ha decidido prescindir de esos servicios de la teleco, algo que, dada la crisis interna que vive la compañía, ha sido un duro golpe para Konecta.

Banco Santander prescinde de Konecta

Por ello, uno de los grandes retos que ha tenido que sufrir el call center ha sido reubicar a todos los trabajadores que se encontraban asociados a estos contratos, tanto de Banco Santander como otros que también se han perdido. Para ello, Konecta ha llegado a colocar a muchos empleados haciendo cursos.

Según han explicado trabajadores de la empresa, lo que la compañía llama «formación global» es, en realidad, «un corredor de la muerte». Estos cursos que utiliza conecta para momentos en los que las personas no están asociadas a ninguna campaña son algo temido dentro de la compañía.

«Es a donde llevan a los que no tienen campaña», explican fuentes cercanas a Konecta. El objetivo de estos trabajadores es «hacer cursos», pero «hay quienes llevan años» en esa situación, muchos de ellos discapacitados.

«Konecta tiene un sitio que llaman formación global. Detrás de esas bonitas palabras hay otra realidad. Es un pozo donde si te mandan es, por lo visto, para no volver a salir, ni por buena conducta. Es el corredor de la muerte. Allí pasan sus días más de 300 personas», explica la Unión General de Trabajadores (UGT).

Así, uno de los grandes retos de la empresa está siendo reubicar a los trabajadores, algo que preocupa a los empleados y a los representantes sindicales y que, además, ha sido una de las causas del ERE.

El ERE de Konecta

En términos generales, el ERE de Konecta va a afectar a unas zonas más que a otras. Ahora, los sindicatos y la empresa realizarán una serie de reuniones para negociar las condiciones. Estos encuentros se alargarán hasta, por lo menos, el próximo 9 de julio. En ese tiempo, los representantes lucharán para que no se sobrepasen algunos límites, como despedir a aquellos que tienen más de 55 años.

La situación que está viviendo Konecta viene de lejos. La compañía tuvo la intención de despedir a la parte de su plantilla que trabajaba para la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) «sin indemnización y sin posibilidad de solicitar la prestación de desempleo», según afirmaron las mismas fuentes en octubre.

José Luis Escrivá, ex ministro de Seguridad Social, junto a su sucesora, Elma Sáiz.

Los empleados ofrecieron sus servicios durante 10 años a la TGSS. El departamento de Konecta sirvió como contact center a la institución. Sin embargo, el organismo dependiente del Ministerio de InclusiónSeguridad Social y Migraciones decidió internalizar la asistencia telefónica y prescindir de la empresa desde el pasado 6 de octubre.

Konecta interpretó que los empleados eran responsabilidad de la TGSS, según las fuentes. La empresa, «amparándose en el artículo 20 del convenio colectivo», sostuvo que la Tesorería debía haber asumido a esos trabajadores al haber contraído el servicio que ellos prestaban hasta ese momento a través de una contrata. Es decir, que la TGSS se debería haber subrogado como empleador.

Los empleados afectados se concentraron, con un 84% de seguimiento, a las puertas del organismo que dirigía entonces José Luis Escrivá. Tras las protestas, la compañía accedió a negociar un ERTE para los indefinidos, 146 personas. En cambio, los 51 empleados con un contrato fijo-discontinuo fueron suspendidos.

Ahora, cinco meses después, la empresa va a aplicar un ERE que va a afectar a muchos más trabajadores, algo que deja el ERTE de octubre en una anécdota. 585 trabajadores pueden acabar en la calle en los próximos meses, mientras Konecta amplía su plantilla en el extranjero.