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El aviso de una experta al comprar sandía o melón del supermercado: «Si lo ves así, no lo compres»

La advertencia para todas aquellas personas que compran los melones o sandías ya cortados

Con la llegada del verano, pocas cosas apetecen más que una buena rodaja de melón o una tajada fresca de sandía. Dos frutas que son jugosas, refrescantes y llenas de agua, por lo que se convierten en las aliadas perfectas para combatir el calor y mantenernos hidratados. No es raro, por tanto, que en los supermercados encontremos cada vez más opciones ya cortadas y listas para llevar, pensadas para quienes sólo  quieren una porción sin necesidad de cargar con la fruta entera.

Sin embargo, lo que parece una opción cómoda y rápida puede esconder un riesgo para la salud que muchas veces pasa desapercibido. Detrás del envoltorio de plástico o del recipiente de bandeja, se esconde una realidad que no todos los consumidores conocen: al estar abiertas, tanto la sandía como el melón pierden su principal defensa natural contra la contaminación, y que no es otra que su propia piel, y se vuelven vulnerables a bacterias peligrosas como la Listeria, la Salmonella o la E. coli. Así lo advierte la dietista-nutricionista Duna Nicolau, quien ha querido lanzar un aviso muy claro en uno de sus vídeos de TikTok.

El aviso de una experta al comprar sandía o melón

La sandía y el melón tienen en común una característica fundamental: su gruesa corteza actúa como una especie de escudo natural frente a agentes contaminantes. Esa piel no sólo protege la pulpa jugosa del interior de golpes y daños físicos durante el transporte o la manipulación, sino que también sirve como una barrera eficaz contra bacterias que puedan estar presentes en el ambiente, tanto en el campo como en el punto de venta.

Según explica Nicolau, «en el momento en que se corta la fruta, esta protección desaparece y se abre la puerta a la proliferación de microorganismos». Aunque a simple vista no lo notemos, esa superficie expuesta (el interior del melón o la sandía) se convierte en terreno fértil para bacterias si no se manipula con la higiene y las condiciones adecuadas. Y si encima esa pieza cortada permanece varias horas en una estantería sin refrigeración, el riesgo aumenta notablemente.

¿Qué pasa si está a temperatura ambiente?

Aquí entra en juego un factor decisivo: la temperatura. Muchos consumidores se sienten seguros al ver las frutas cortadas en bandejas, envueltas en plástico, en la sección de frutería del supermercado. Pero no siempre se fijan en si están refrigeradas o no. «En el supermercado no nos estamos asegurando de que se esté llevando a cabo una buena manipulación del alimento», advierte la experta. Y lo cierto es que, en muchos casos, estas frutas se encuentran a temperatura ambiente, rompiendo la conocida «cadena del frío», que resulta esencial para mantener alejadas a las bacterias.

Debemos saber que desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), se explica que las frutas cortadas deben conservarse en frío desde el momento en que se preparan hasta que se consume. Pero en el caso de los supermercados, se permite que estén expuestas hasta tres horas fuera del refrigerador, siempre y cuando estén en un entorno fresco, ventilado y lejos del sol. Sin embargo esto no siempre se cumple en el día a día o a veces es imposible cumplirlo.

Las bacterias que pueden hacerte enfermar

Lo más preocupante no es solo que la fruta esté fuera de la nevera, sino lo que puede crecer en ella si no se ha manipulado bien. La experta alerta especialmente sobre la presencia de Listeria monocytogenes, una bacteria peligrosa que tiene la capacidad de desarrollarse incluso en temperaturas de refrigeración. Su presencia puede ser especialmente grave para personas con sistemas inmunitarios debilitados, mujeres embarazadas y personas mayores.

Pero no es la única. También hay riesgo de encontrar Salmonella spp., Escherichia coli o incluso Norovirus, todos ellos conocidos por causar problemas gastrointestinales severos. La Salmonella, por ejemplo, puede provocar diarreas fuertes, fiebre y dolor abdominal, mientras que la E. coli, además de los síntomas digestivos, puede derivar en complicaciones más serias si no se trata adecuadamente. Por su parte, el Norovirus es muy contagioso y puede causar vómitos intensos y malestar general en cuestión de horas.

Consejos para comprar fruta cortada con seguridad

Entonces, ¿qué podemos hacer si sólo necesitamos una porción de melón o sandía y no queremos renunciar a esta fruta en verano? La clave está en observar bien las condiciones en las que se vende. Para ello, será bueno evitar siempre las piezas cortadas que estén fuera de la nevera, incluso si parecen bien empaquetadas. Además, debemos asegurarnos de que estén almacenadas en vitrinas refrigeradas y que no lleven mucho tiempo expuestas. También es aconsejable consumirlas lo antes posible tras la compra y conservarlas en casa siempre en frío.

Y si puedes, opta por comprar la fruta entera y cortarla tú misma en casa, asegurándote de lavar bien la corteza antes de manipularla. Esto puede parecer un poco más laborioso, pero garantiza mayor seguridad alimentaria. Además, cortar una sandía o un melón recién sacado del frigorífico tiene un sabor mucho más refrescante y natural que una pieza que lleva horas envuelta en plástico a temperatura ambiente.

@comiendoconduna Cuidado con la fruta cortada en el supermercado 🦠#seguridadalimentaria #nutricion #supermercado #melon #sandia #hablandodeloquecomes #fruta ♬ sonido original – Duna Nicolau