El auge de Hungría deja en evidencia las recetas socialistas con un IRPF fijo del 15% y Sociedades al 9%

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Viktor Orban.
Carlos Cuesta

La Hungría de Viktor Orban ha dejado en evidencia las falsas recetas socialistas. Con una deuda pública casi 30 puntos inferior a la española, ha bajado los principales impuestos de forma tajante. Y ni su crecimiento se ha hundido: oscila entre el 4% y el 5% interanual, ni su recaudación ha caído y avanza a ritmos superiores al 15%. Todo ello con un tipo fijo en el IRPF del 15% y en Sociedades del 9%.

Lo cierto es que el nuevo esquema tributario húngaro no ha impactado de forma negativa en los ingresos fiscales. Más bien, y como defienden las tesis liberales, esa baja tributación se ha convertido en todo un catalizador de los ingresos recaudatorios. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha constatado ya este avance en los ingresos fiscales en su revisión de las cuentas públicas del país que gobierna Viktor Orbán.

En los últimos años, Hungría ha dejado atrás el tan defendido modelo de Impuesto de la Renta progresivo que tanto defiende el socialismo. Y lo ha sustituido por un esquema de tarifa plana o flat tax.

El cambio ha sido drástico. Frente a un impuesto personal que oscilaba entre el 17% y el 32%, el nuevo sistema de tipo fijo se implantó con un único tramo común para todos los contribuyentes del 16%. Su buena acogida y el crecimiento de los ingresos recaudatorios permitió, de hecho, una nueva reducción aún más potente: hasta el actual 15%.

En el Impuesto de Sociedades, Hungría ha adoptado una senda similar de fuerte rebaja del tipo fiscal. Su ejemplo a seguir ha sido el de Irlanda, donde el Impuesto de Sociedades opera a un tipo del 12,5%. El tipo general aplicado por Orban se situó inicialmente en el 19% frente al tipo medio del 25% de la OCDE y el 22% de la UE. Pero Hungría quiso ir más allá y bajó el impuesto que castiga los beneficios empresariales hasta dejarlo en el 9%, el nivel más bajo de todas las economías occidentales.

Este esquema ha liberado impuestos sobre el empleo y el crecimiento para centrarse en otra recaudación: sobre el consumo. Así, mientras que los tipos aplicados en el Impuesto sobre la Renta y el Impuesto de Sociedades han pasado a estar entre los más reducidos de todo el panorama internacional, Hungría ha fijado el Impuesto sobre el Valor Añadido en el 27%, lo que supone un aumento de dos puntos porcentuales.

Es decir, que su esquema fiscal ha sido justo el contrario del promulgado y aplicado por los socialistas de todo el mundo. Y el resultado es visible: los ingresos impositivos registrados en 2018 fueron un 17% mayores que los registrados en 2016. En cuanto al peso de la recaudación impositiva sobre el PIB, ha crecido levemente, del 44,9% al 45,5%.

Es más, el superávit fiscal sigue marcando su economía: entre el 0,1% y el 0,2% con una reducción de la deuda desde el 76% del PIB en 2016 al 71% de 2018.

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